Radiohead en México

jueves, 12 de marzo de 2009

De la Utopía al Desencanto

Nunca antes alguna banda había despertado tanta expectación y ansiedad previa al concierto que ofrecerían en nuestro país como ocurre actualmente con Radiohead, que se presentará en esta ciudad los póximos domingo y lunes (15 y 16 de marzo de 2009).


La expectativa simplemente se deja sentir en la sangre y hace hervir los nervios como si un lobo estuviera esperándonos a la puerta de nuestra casa. Una expectativa para condensar la utopía y el desencanto en un mismo instante.


Arcoiris en la oscuridad


Utopía y desencanto es la historia de Radiohead, que ha ido de experimento en experimento para aproximarse a una realidad que les preocupa y los remueve por dentro. Una realidad que es oscura pero en la que un arcoiris puede refulgir de encontrar el prisma perfecto, como en su tiempo lo hizo Pink Floyd.


De esas exploraciones, Thom Yorke es botón de muestra con sus diversos cortes de cabello a lo largo de su carrera, su paso como DJ y su período de adicción al éxtasis.


A lo largo de su historia, Radiohead ha variado la estructura de las canciones pasando de formas muy básicas, tradicionales, estrofa-coro-estrofa, hasta la conjunción de melodías varias con las que crean una concatenación de atmósferas sonoras especie Sigur Ross.


En lo externo renovaron por completo las relaciones entre el producto y el consumidor con la venta en línea de su último disco In Rainbows (2007). Marx se volvería loco de contento y sería fanático de este quinteto oxfordiano.


Para ese grupo de jóvenes que a finales de los 80 asistía a la cafetería Georgina’s mientras eran estudiantes para hablar “de Bauhaus con los góticos”, aquel período fue el más importante para todos: “The happy Mondays, The Stone Roses. Hacia el final, Nirvana. Fue una época de transición realmente interesante: la escena electrónica, la enorme cantidad de bandas independientes, y lo mejor era que estaba permitido mezclarlo todo”, dijo Yorke en 2007. Hablaba de inicios de los 90, cuando eran unos jóvenes con todo un mundo por delante. Jóvenes que escribirían frases poderosas como “I wanna be in a band when i get to heaven” o “this is our new song, just like the last one, a total waste of time”. Jóvenes más bien entusiastas e impetuosos que sólo bordeaban los límites de la nostalgia y todavía no se sumergían en ella.

Más tarde vendría el paso previo al crepúsculo, es decir la confusión que vino acompañada de la fama tal vez porque sean parientes cercanas, y en ese paso escribirían frases como “we hope that you choke, that you choke” o “yesterday I woke up sucking a lemon”.


Así ocurrió con “The Gloaming”, el subtítulo de uno de sus discos más logrados y lleno de imágenes, Hail to the Thief (2003), que “hace referencia a una antigua palabra que designa al melancólico momento del crepúsculo, cuando las luces dejan el paso a las sombras. Entonces comprendí que ‘The Gloaming’ define el estado emocional del mundo en la actualidad”, un mundo que tiene miedo y ese miedo “es el ladrón”, explicó Thom Yorke. He ahí el desencanto pero también la claridad, el desencanto que es la mirada de aquel que se ha percatado de las cosas tal y como son realmente para escribir frases como “just cause you feel it doesn’t mean is there” o “you’ll go to the hell for what your dirty mind is thinking”.


Hoy, los integrantes de Radiohead rondan los 40 años, están casados, tienen un par de hijos por lo menos y dicen que son cada vez oscuros, más sombríos. Se aproximan a su crepúsculo. El reino de las Tinieblas les pertenece y les regala arcoiris en la oscuridad.


Son espíritus que quisieron llevar al límite la experiencia estética y que conducen al espectador a un estado de éxtasis en el que puede alcanzar por un instante la claridad de verse a sí mismo como si se reflejara en un espejo. ¿Y qué vemos? A Wolf at the Mirror, podríamos decir, siguiendo la máxima del filósofo Thomas Hobbes: el “hombre es el lobo del hombre”. El lobo que está al acecho. El lobo dócil y hostil que llevamos dentro.

En México brindarán dos conciertos nocturnos a la luz de la luna en honor de los lobos, un ritual humano de lobos que aúllan para encontrar una luz o una arcoiris en su interior, un concierto cuyo escenario será una especie de cueva luminosa de la que penden estalagmitas que permitirán el reflejo y la creación del arcoiris. Una noche plagada de arcoiris de melancolía e infinita tristeza, haciéndole caso a Billy Corgan, o más lejos al Vizconde de Chateaubriand, quien a finales del siglo XVIII decía que el canto en todas partes del mundo es triste.


No rehuya la tristeza, al contrario déle cauce sustancial a esa noche; prepárese, según los últimos conciertos es muy probable que abran con “15 step” y finalicen con “Fake Plastic Thress” o “Bodysnatchers”. Después harán uno o dos encores en donde interpretarán las esperadas “Videotape”, “Paranoid Android” y “Everything In Its Right Place”, entre otras. Tome en cuenta que Radiohead toca un promedio de 24 canciones por concierto.


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