El teatro del 2011

jueves, 29 de diciembre de 2011

Mi humilde opinión sobre lo que vimos en escena este año que termina

En un presente caracterizado por la aceleración y las tecnologías aplicadas a las artes, parecería que el teatro es uno de los pocos ejercicios artísticos que se mantiene a salvo de la contingencia y la compulsividad y parece ser (aunque ciertamente no lo es) el único espacio en donde la lentitud, la pausa, la naturalidad vencen a la velocidad, el uso excesivo del close-up o el artificio y los efectos especiales. La ciudad de México, siendo una megalópolis del todavía nuevo siglo, ofrece una cantidad impresionante de montajes teatrales, de muy diversos estilos y estéticas, con las más equidistantes propuestas y posturas, ya sea para afianzar el imperio de la entretención o por defender algún tipo de ética o política. Nos encanta el cine pero ignoramos que en México se hace teatro de primera. Ciertamente hay que encontrarlo (o buscarlo) y luego distinguirlo. Como un reconocimiento a lo más sobresaliente del último año presentamos las alternativas que nos han parecido las más integrales, rompedoras y necesarias del 2011.

LOS MEJORES MONTAJES por Título / Autor / Director

1. El dragón dorado/ Roland Schimmelpfenning / Daniel Giménez Cacho

Todo parecía muy cercano: la cocina de un restaurante de comida china en una ciudad alemana se convierte en manifestación palpable de la poética de la convergencia: vivimos realidades empalmadas, experimentamos los sueños y los relatos de otros, mientras unos mueren y otros esperan. Schimmelpefenning es de esos autores imprescindibles que saben usar el lenguaje para sugerir imágenes icónicas de una época con un genio total y sin pretensiones excesivas. Giménez Cacho tradujo con tino y elegancia las preocupaciones del autor: nos robó un instante que se transforma en un infinito delirante muy parecido a la contemplación del espejo. La pieza dramática más importante del año por la perfección a la hora de integrar, texto, actores, movimientos. Un montaje pertinente con nuestra contemporaneidad.

2. Bosques /Wajdi Mouawad / Hugo Arrevillaga

La historia de siete generaciones de mujeres que abarcan desde el periodo de entreguerras hasta la actualidad con saltos entre un continente y otro. La familia Keller arraiga el estatuto de leyenda en una historia que refulge por su horadación en el dolor. La obra es la tercera parte de la tetralogía de nombre sublime y desgarrador, La sangre de las promesas, de Wajdi Mouawad, y el montaje en manos de Arrevillaga, todo un conocedor de la dramaturgia de Mouawad, sencillamente fue sublime, rompió con todos los esquemas conocidos. Nos quebró en cada imagen. Los actores son uno con nosotros: son cálidos y respiran: un éxito que continuará completo (La sangre de las promesas) el año que viene.

3. Desierto bajo escenografía lunar / Alberto Villarreal

Obra de autor sustentada en el lenguaje (diálogo o monólogo), la poesía (proverbial o aforística) y la danza. Pieza independiente que atrajo una atención minoritaria y que contó con pocas funciones. Para quien no lo ha conocido, Alberto Villarreal es uno de los dramaturgos mexicanos más auténticos y capaces de componer una poética personal que religa al ser con la esencia, es decir, al fragmento fenoménico de la escena con el espectador. Su propuesta en esta obra teatral es tan intensa y tan digna que obliga al espectador a repensarse y a repensar lo artístico en el teatro. La ironía, el humor y la interferencia se agolpan (a veces se amontonan) en una obra teatral muy sonora cuya historia propone la búsqueda de la inspiración perdida: un poema: una epifanía: una quimera. Todo se agota en sí mismo. Los jóvenes actores son la inspiración más grande.

4. La Pequeña habitación al final de la escalera / Carole Fréchette / Mauricio García Lozano

Una pregunta sintetiza el sentido complejo de esta obra: ¿cómo son las lágrimas de verdad? Escuchamos esa pregunta por segunda vez y ya es tiempo de aplaudir, entonces, ese pequeño vacío de oscuridad que antecede al aplauso es un refilón que sacude la entraña y que nos hizo estallar hacia adentro o hacia afuera, eso dependía del carácter. Pero nos remonta al principio, no de la obra, sino de nuestras más venéreas emociones, de nuestras más dolorosas pérdidas. Esa pequeña habitación es a un mismo tiempo la curiosidad, el misterio y la culpa. Nuestros deseos y nuestra muerte. Imposible no salir transformado de alguna de esas funciones. Mauricio García Lozano comprobó, nuevamente, su elegancia para trazar, dirigir y exigir hasta lo más sucio y oscuro. La mancuerna con Ballina es una de las más felices coincidencias en la escena del nuevo siglo.

5. Ternura Suite / Edgar Chías / Richard Viqueira

Hay que tener agallas para escribir esta obra, para querer dirigirla, para conseguir montarla, para decidir actuar en ella y, también, para verla. Ninguna pieza ha sido más exigente que Ternura suite en el pasado reciente. El riesgo era grande: el vilipendio, la crítica vehemente, el ninguneo, el rumor y el chisme. No se salvó. Pero el tiempo y la respiración le darán esa credibilidad que no suele acompañar al escándalo. Partes pudendas expuestas con nitidez, la cola de una rata que sale de la boca de un actor, un lenguaje explosivo, golpes sobre la carne, una perforación anal con taladro. No es para menos la fascinación. La palabra suite se asocia con: sexo, dulzura y ritmo. Ternura suite horadó nuestras emociones. Nos hizo preguntas. Nos incomodó. Nos interfirió.

6. Rock & Roll / Tom Stoppard / Alonso Ruizpalacios

La nostalgia por el pasado suele criticarse como un cliché, un pretexto para crear historias. Pocas veces el autor que hace un recuento de su vida con intenciones más generales tiene la mentalidad necesaria para ubicar en un fragmento los colores de una época y ofrecer un concepto. Rock & Roll es ese concepto en el texto de Stoppard, porque involucra rebelión, libertad, juventud, promesas, ímpetu, honestidad, delirio: valores de una época que desapareció pero que nuestro canto protege como amuleto: Jim Morrison, Lou Reed, los Rolling Stones. El montaje coqueteaba con el cine, el musical y el concierto de rock pero sin perder el teatro: la actuación, la invocación de otros espacios, otros tiempos y otros hombres.

7. Los asesinos / David Olguín

David Olguín sabe hablar y sabe escribir pero, principalmente, sabe pensar con conceptos tanto como sabe hacerlo con símbolos. La última parte de una trilogía cuyo propósito fue repensar nuestra historia, lleva un nombre sintético, demoledor y certero: Los asesinos. La violencia gratuita, el exterminio genealógico, la virulencia desafecta, se imbrican en un mosaico polvoriento, cenizo, ruin, devastado, que se atreve, con oportunidad, vigor y convicción, a criticar nuestro presente fantasmal como casi nadie más lo hace en los escenarios mexicanos. Por sus niveles de indignación y claridad esta puesta, en el año que termina, fue una de las más necesarias y de las más valientes.

8. Hitler en el corazón / Noé Morales

Presentada en el marco del FMX - Festival de México, Hitler en el corazón fue un proyecto muy interesante porque explora los problemas más apremiantes de la tele-composición humana. El imperio de la moda, la lógica de las corporaciones informativas, la intromisión de las pantallas hasta las zonas más íntimas de la existencia, la tele-ficción superrealista o una nueva religión cuyo codex sublima los íconos (las estrellas de cine, los rockstars, los ídolos de multitudes) como portadores de un nuevo credo, apóstoles de la tecnocracia, hasta su impacto en nuestra realidad concreta: qué pasa cuando la muerte se interpone. Fanáticos de los simuladores, esta obra trae a primer plano nuestros aires de grandeza, nuestra necesidad de atención, nuestra insoportable soledad.

9. La piedra de la paciencia / Atiq Rahimi / Daniel Giménez Cacho

El teatro como reconciliación. Una mujer musulmana que padece la injuria, la soledad y el peligro, en un contexto bélico terrible. Su esposo está en coma y ese silencio le abre a ella la posibilidad de ser, pues al recuperar las palabras recupera también las preguntas, la duda, la libertad. La adaptación de la novela homónima de Atiq Rahimi, hecha por Daniel Giménez Cacho, y que contó con el protagónico de la actriz Daniela Schmidt, representó para el público mexicano una de las experiencias más cercanas y, al mismo tiempo, extremas al tema de la otredad, al mundo de lo ajeno. El relato y la confesión se trenzaban en un tono sagrado que nos remitía a la fascinación primigenia del teatro: la catarsis.

10. Cock / Mike Bartlett / Antonio Serrano

Ser Diego Luna no ha de ser fácil, implica algunas exigencias: ser joven y dar opiniones de crítico avezado, ser guapo y sobresalir por la actuación, proponer en México un teatro que comunique con el espectador nacional poco interesado por el arte dramático. Cock, sin lugar a dudas, fue uno de los acontecimientos teatrales del año (de alcance masivo) no solo por el excelente montaje, sino también porque se trató de un experimento social. Diego Luna defendía que el público mexicano estaba a la altura para presentarle una obra polémica que explora la complejidad de las relaciones interpersonales en la ultramodernidad (¡claro!, no lo dijo así) La verdad es que el peso moral de la cultura machista carcomía las gargantas de los espectadores que se quedaban impávidos con los besotes de Yazpik y Luna. Se agradece el compromiso actoral del reparto y la sutileza de los creativos.

11. La inauguración, Václav Havel / David Psalmon

Václav Havel (político y dramaturgo checo fallecido hace unos días) fue honrado de manera oportuna por la Dirección de Teatro de la UNAM con la puesta en escena de su aclamada obra La inauguración, en la cual Havel registró las perversiones de una sociedad fascinada por los medios, unificada en sus modelos y atiborrada en sus conceptos: el pastiche como estilo y forma de ser, el sexo como único rescoldo espiritual, la televisión como motor afectivo y el consumo como signo de identidad. Psalmón convirtió al pequeño Foro Sor Juana en una galería del horror que hablaba mucho de nuestra delirante fascinación por los objetos y de nuestra adoración por la opulencia.

12. Casi, un pueblo / John Cariani / José Manuel López Velarde

José Manuel López Velarde, creador de los musicales Mentiras y Si nos dejan, tenía un reto mayor: dirigir a actores que comunicaran con el espectador no a través de canciones sino con los gestos. El resultado fue una de las comedias más interesantes, divertidas, bien dirigidas y espectacularmente actuadas de las que se montaron el año pasado, junto con La casa limpia, de Sarah Ruhl o Un dios salvaje, estrenada en 2010. Casi, un pueblo, más allá de la cursilería ofreció una armónica y profunda alegoría del amor: el territorio por excelencia de lo inminente, es decir, del arte, de la revelación. La peculiaridad del autor es poder ir hasta el fondo y hacerlo de un modo fácil y divertido. Un gran tino de la productora Ocesa.

Mención honorífica:

13. Escurrimiento y Anticoagulantes / David Gaitán

LAS DECEPCIONES

1. Rojo

LA SORPRESA

1. Lluvia implacable


CUADRO DE HONOR


DIRECTOR

1. Daniel Giménez Cacho (La piedra de la paciencia, El dragón dorado)

2. Hugo Arrevillaga (Incendios, Bosques, Litoral)

3. Alberto Villarreal (Desierto bajo escenografía lunar, Ensayo para débiles)

DRAMATURGIA ORIGINAL

1. Edgar Chías (Ternura Suite)

2. Martín López Brie (Pedazos de Apocalipsis)

ACTRIZ

1. Karina Gidi (Incendios, Rock & Roll y La pequeña habitación…)

ACTOR

1. Antonio Vega (El dragón dorado)

ESCENOGRAFÍA

1. Jorge Ballina (Cock, La pequeña habitación, Rojo)

2. Gabriel Pascal (La piedra de la paciencia, Los asesinos)

3. Atenea Chávez (Rock & Roll)

ILUMINACIÓN

1. Eduardo Vizuete (Ternura Suite)

2. Auda Caraza (Bosques)

3. Auda Caraza y Atenea Chávez (El dragón dorado)

MUSICA
1. Raúl Zambrano (La pequeña habitación al final de la escalera)

ACTRIZ DE REPARTO

1. Verónica Langer (La casa limpia, La pequeña habitación…)

ACTOR DE REPARTO

1. Farnesio Bernal (El jardín de los cerezos)

ACTRIZ JOVEN

1. Esmirna Barrios (Desierto bajo escenografía lunar, Rock & Roll)

ACTOR JOVEN

1. Jonathan Ramos (De cómo Dara y Jissa huyeron hasta el mar)

Murió Václav Havel

martes, 20 de diciembre de 2011

Václav Havel, un hombre que representa una dialéctica por demás interesante: dramaturgo, líder estudiantil en 1968, fanático de los Rolling Stones, Presidente de Checoslovaquia y, después, primer presidente de la República Checa, falleció el pasado domingo en Praga a los 75 años de edad mientras dormía. Como dicen los clásicos: durante el sueño de los justos.

Para sus compatriotas y amigos fue un hombre de una autoridad moral a prueba de balas, un singular personaje que pasará a la historia como uno de los protagonistas de la segunda mitad del siglo XX. Estudiante de Economía, no pudo abandonar la que era su vocación: el teatro, y estudió Arte Dramático por correspondencia.

Desde joven conoció las mieles del éxito, cuando su segunda obra de teatro, El memorando, lo convirtió en una revelación y, a los pocos años, cuando corría 1968 y se representaba en Nueva York, su nombre adquirió una repercusión mundial . Así, mientras su obra teatral gozaba de recocimiento en el extranjero, comenzó a sufrir la peor condena a la que se somete a un individuo (sobre todo si es un hombre de ideas): la censura y el silencio eal interior de la Checoslovaquia comunista de Tito. De esta manera, en paralelo a su labor intelectual, aumentó su compromiso político. Un escritor disidente que pasó largas temporadas en prisión. Cultivó no solo la dramaturgia sino también el ensayo. En él, la prosa dio paso a la reflexión y esta a la acción política desde el poder. Un caso verdaderamente anormal.

No por nada, otro escritor disidente que prefirió el exilio y no la trinchera, Milan Kundera, hace algunos años afirmó de Havel lo siguiente: "Su vida se parece realmente a una obra de arte".

Elegido presidente de Checoslovaquia un 29 de diciembre de 1989, apenas dos meses después de la caída del Muro de Berlín, dirigió a su país durante largos trece años en los que también se dio la oportunidad de cultivar amistades no solo diplomáticas o con jefes de estado. Entre su lista de amigos figuran el dramaturgo Tom Stoppard o los rockeros Lou Reed, Frank Zappa o los Rolling Stones. Todos compañeros de una época que en los anales de la historia ya se escribe como una de las más bellas de la humanidad: cuando el ímpetu, la revolución, la imaginación y la esperanza marcaban en la realidad los caminos de los hombres.

A propósito de su muerte, el periodista español Miguel Ángel Villena recordaba el domingo pasado en el diario El País, una entrevista que le hizo hace un par de años. El reportero consignó tres asuntos vectores en la vida del hombre: su balance del pasado (¿se arrepiente de elegir ser Presidente?), el papel del intelectual y la valoración de los jóvenes. El escritor contestó:

"Tuve que renunciar a muchas cosas al dar el paso a la política... pero también significó un regalo del destino".
"Creo que un intelectual tiene más responsabilidad frente a la sociedad que otras personas. Desde luego, la voz de un intelectual es importante y los políticos deberían escuchar más a los intelectuales, porque una reflexión radical resulta muy necesaria para aspirar a un mundo mejor".

"Deseo que los jóvenes sean los destinatarios principales de mi libro (Memorias) porque me parece muy importante conservar la memoria histórica. Sin la memoria no existe la continuidad histórica ni se mantiene la identidad", respondía el escritor.

Para refrescarnos un poquito la memoria, este año, la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Coordinación de Difusión Cultural y la Dirección de Teatro, en manos de Enrique Singer, coordinó el primer semestre de 2011 una serie de charlas sobre Havel, en un contexto artístico inmejorable: el montaje de dos obras que obligan a repensar el pasado, los errores y la barbarie de los sistemas políticos: Rock & Roll, de Tom Stoppard y La inauguración, de Havel. En su obra de teatro, Stoppard rinde un homenaje a Vaclav Havel con el personaje Ferdinand, un escritor disidente.

Dijo Stoppard en una entrevista publicada hace un año en el mismo diario citado arriba: "Siempre me he sentido muy cercano a Václav Havel. Tenemos casi la misma edad, ambos escribimos teatro, ambos hemos estado en organizaciones de denuncia por la falta de derechos. Pero él tuvo algo que yo creo que no tengo, la valentía". Un hombre culto convertido en Presidente a quien hoy en día se le atribuyen los adjetivos: integrador, europeísta (en el sentido de colectividad) que abrió a la República Checa al mundo democrático. Qué falta nos haría en México un político así.

Entrevista Lolita Bosch

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Nuestra aparente rendición

El Señor K tiene una hija enferma pero no puede pagar su tratamiento. Va al ayuntamiento a pedir trabajo, y les dice a las autoridades que por favor le den trabajo porque si no, no le va a quedar más remedio que ir con el narco. "Vete con el narco", le responden los oficiales. Entonces ofrece sus servicios como halcón (mirón) porque no quiere matar. Lo reciben. Seis meses después, le dicen: "métete dos gramos de coca, ve a la tienda de la esquina y tráete las cabezas de los seis que estan ahí metidos o, si no, matamos a tu niña". Le dieron un machete y llorando se metió las líneas, se envalentonó y entró a la tiendita a machetear a las personas. Nunca antes había matado.

Este y otros testimonios son historias de todos los días en nuestro país y un grupo de escritores, periodistas y activistas se han dado a la tarea de consignarlos como una manera de no rendirse. La promotora de este trabajo es la escritora catalana (mexicana por convicción) Lolita Bosch quien ha publicado recientemente el libro Nuestra aparente rendición que toma su nombre del sitio en Internet donde los escritores han aportado voluntariamente su trabajo.

"De estas historias está lleno el país, de levantamientos forzosos, gente secuestrada que tiene que trabajar para el narco. Esto no es cosa de Estados Unidos. Nosotros no podemos tener la mentalidad de Bush y pensar que ésta es una guerra entre buenos y malos. No es una guerra entre buenos y malos, es una guerra entre mexicanos", dice la escritora.

Estas historias pueden mirarse como una cartografía del infierno, en estas condiciones: ¿cómo podemos imaginar todavía la posibilidad de un futuro?

"Yo creo que tendremos que vivir mucha tristeza desgraciadamente. Nosotros, por ejemplo, hemos ido mucho a hablar fuera de este proyecto, con las madres de la Plaza de Mayo en Argentina, en Uruguay, en Chile, incluso en Alemania, en Francia. Ahorita me impresionó una chavita de 18 años que vive en Nueva York me dijo: 'tengo mucho miedo porque las nuevas generaciones no van a recordar el México que nosotros recordamos, nosotros sí recordamos el México que sacabas el carro en la madrugada y te ibas a divertir. Pero hay una nueva generación que ya no va a recordar eso. Ya no tienen como un sitio imaginario al que regresar'. Y eso me parece terrorífico".

"El futuro yo creo que pasa por trabajar, por escuchar y por perdonar. Os ea tenemos que escuchar a los asesinos. Este país está jodido y yo creo que tenemos que dejar de hacernos weyes. Entiendo el miedo, entiendo la apatía, yo entiendo todas las reacciones pero necesitamos ser decentes. Vivimos por ahora muy protegidos en el DF, dentro de lo que cabe, porque por ejemplo hay muchos levantamientos de niños, sabemos que hay que salir de la UNAM de noche en grupo, que hay que dejar a las chavas en el camión, sabemos estas cosas pero tenemos que organizarnos y escuchar a nuestra gente", opina Lolita.

"No hemos sabido ni podido evitar cosas como las de Boca del Río, Veracruz, o los 26 muertos que sembraron en Guadalajara, los 16 de Sinaloa, las fosas de Tamaulipas y Durango. No hemos podido evitar eso. Pero no quiere decir que no podamos hacer nada. Hay que arreglar este país, que es nuestro, no es de Peña Nieto, no es de Carlos Salinas, aunque a nosotros que somos hijos del PRI nos cuesta mucho entenderlo, porque nos han educado como papá PRI y alguien vendrá a decirnos que tenemos que hacer y a protegernos. El futuro pasa por trabajar mucho, donar horas a México y a los 50 millones de mexicanos que no tienen acceso a lo más básico que es salud, alimentación y educación. Nos debemos a esa gente que es la que se está muriendo".

Hasta aquí la entrevista impresa en El Economista, lo que sigue fue parte de la conversación extendida con Lolita Bosch.

O sea, han empezado a matar a los pobres y cuando matan a alguien que es de la elite cultural o económica reacciona más gente pero eso también es muy ojete porque en realidad están muriendo los pobres y los hemos tratado mal durante muchos años y la gente le paga una miseria a sus muchachas, hemos sido muy injustos con una gran parte de la población, por un lado, por otro lado estamos siendo muy injustos con los norteños osea la gente en el DF decimos: no pero eso pasa en Monterrey, si pero tú eres Monterrey y Monterrey es México y todo lo que México nos ha dado, todas oportunidades que nos ha dado, la oportunidad de estudiar en la UNAM por dos pesos, la SEP, todo esto, eso hay que devolverlo, y a parte tenemos obligación moral de devolverlo, es una obligación social que tenemos.

Hay otra generación que es como la de nuestros abuelos (sus bisabuelos), ya como que sienten que no pueden participar en ese proceso de paz; en esa charla había una chava que me dijo: es que mis papás están en Aldama, Chihuahua, ¿cómo mejorar su situación? Entonces yo le decía: es que tenemos que asumir que hay una parte que hemos perdido, hay vidas de gente que no vamos a poder solucionar, hay situaciones catastróficas que no vamos a poder arreglar, y vamos a tener que convivir con gente que tiene miedo o que ha sido violentada durante muchos años, osea todo no lo vamos a poder arreglar. Y hay que pensar con la cabeza fría, que es muy difícil, nosotros somos 18 y nos llegan testimonios diarios de barbaries que la gente no se atreve a publicar en la prensa y nos cuentan unas barbaries horribles contra bebes, mujeres embarazadas, de verdad es absolutamente inabarcable. Entonces hay una parte que vamos a tener que asumir que es así, que

Porque los chavos que plantaron aquí, dos trabajaban en un Oxxo, dime tú si la mamá tiene alguna posibilidad de que la prensa la escuche, no tiene ninguna. Entonces se resigna y dice: somos los pobres de México, así nos han tratado toda la vida, así nos van a seguir tratando. Yo creo que estos están más desesperados con su raíz que a lo mejor los niños de Juárez. Precisamente en Juárez hay mucha organización civil, hay mucha gente jugándose la vida por ayudar a los demás y hay mucha gente que ha muerto por ayudar a los demás. Morirá mucha gente que ahora podemos trabajar con él.

Y si hay algo que nos une, por suerte, es que somos super nacionalistas, yo creo que es un momento de ser más nacionalistas que nunca, y eso lo pienso que todos somos guadalupanos, todos somos hermanos y cosas en común y hay que recurrir a eso, y hay que escuchar a la gente que está matando, hay que buscarles programas de salud y hay que buscarles juicios justos, porque la constitución lo dice todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, entonces un wey que se ha muerto sin juicio es inocente porque hay que saber porque lo hizo. Entonces hay que escuchar a esta gente y habrá que perdonarlos.

Ya hicimos otro libro que se llama El mapa latinoamericano que estamos buscando editor, que está colgado en el portal. Invitamos a 52 escritores de toda América Latina a que nos contaran de que modo los periodos de violencia extrema, que todos han vivido, excepto Costa Rica pero los llegó la mala salvadoreña, han influidos en su intimidad, su entorno y su sociedad. Entonces está desde Evelio Rosero hasta Rodrigo Belrosa, hay un chingo de gente, pero además lo interesante es que muchas de estas personas han sido victimas como Ginet Bedolla que es un escritora colombiana que fue secuestrada por las FARC, Jessica que estuvo en las FARC y ahora, pagó condena, es embajadora de paz en España, entonces es como un mapa de lo que nos viene porque ellos ya han pasado ese periodo, bueno algunos siguen pero ya tiene más tiempo, entonces qué hay después de esta violencia porque aunque nos cueste creerlo se va a acabar, sí, yo estoy segura de que sí, pero pasarán muchos años, se va a acabar si todos nos ponemos a trabajar, porque si esperamos a que las autoridades o los gringos a que lo arregle esto no va a arreglar. Osea, o nos ponemos todos a chambear o esto no hay quien lo pare. Entonces ese libro ya lo hicimos y ahorita estamos haciendo otro, todos los libros son… abrimos un proyecto de becas en Ciudad Juárez, llamamos a Maricela Ortiz cuando se tuvo que ir al exilio y le dijimos que qué necesitaba y de hecho el libro que hemos sacado el dinero es para as becas, se llaman Becas por la paz y becamos para dos cosas, una para lo que los niños tengan lo que hubieran tenido si no hubieran asesinado a sus mamas, que es lo mínimo, dinero para transporte, lounch y útiles, para que puedan seguir yendo a la escuela, y luego unos talleres que es en Ciudad Juárez del proyecto Una esperanza que lo que hacen es trabajar con los niños para educarlos por la orfandad y la perdida, hay 10 mil huérfanos sólo en Ciudad Juárez, ya nos escribieron de Tamaulipas, de Torreón que también necesitan ayuda, entonces nuestra intención es como abrir una colección para las becas, entonces el nuevo libro, estamos empezando a pedir autores de la republica, escritores de literatura para que nos digan la palabra violencia en su estado o municipio de nacimiento o de residencia, entonces queremos hacer un mapa de la republica a partir de eso, que sería la intervención literaria.

Yo espero, porque tenemos mucho trabajo pero tenemos muchas personas voluntarias que nos están ayudando a editar, pero ya tenemos bastantes sitios de la republica, incluso de la frontera y los Ángeles, donde haya mexicanos porque ahí también llegan muchos sicarios a esconderse, y quisiéramos hacer toda la republica por lo menos algo en cada estado, hay gente de todas partes, incluso hay gente que no escribe de Baja California Sur y dice aquí no llegó, bueno pues escriban de cómo se están preparando para cuando llegue porque va a llegar.

Yo veo un futuro de mucha tristeza, cada vez le cae el veinte a más gente de lo que estamos viviendo, hay mucha gente que se siente protegida pero no lo está, nos pueden matar a cualquiera, en cualquier momento, osea es así, llevamos en el portal un conteo de victimas, gracias a la ayuda de voluntarios, durante una semana cuentan todos los muertos, les pone sus nombres o alguna seña identificatoria, porque hay mucha gente que sale de su casa y deja los papeles para que no extorsionen a sus familiares y hacen una marca. Nosotros hemos contado desde el 12 de septiembre de 2010 hasta hoy 18 703 muertos, la mayoría con nombres y apellidos, y el cecit salió a decir que habían muerto 701, ahí hay algo terrible de desinformación que está pasando.

Libros para aliviar tu Pena, Nieto

domingo, 11 de diciembre de 2011

Si cualquier aspirante presidencial me preguntara, me rogara que le dijera, qué libros debo leer, le recomendaría de todo corazón los siguientes títulos. Como eso no va a pasar me basta con elistarlos para recomendación general patria (sea lo que seaque eso siga significando), o, mínimo para sacarle punta a la coyuntura.

La sombra del caudillo
Martín Luis Guzmán
Novela

En este libro se retrata con precisión y detalla el final de la agitada década de los 20, de cuyos años surgió nuestro actual sistema político. Esta novela ayuda a comprender el inicio de nuestro tejido institucional (con sus respectivas corruptelas), cuyos hilos se encuentran en las manos de quien reencarna a los dioses (el sistema) y cuyo intermediario (tlatoani) es el presidente de la República. Esa es la sombra del caudillo. Claramente no lo recomendamos para que nuestro próximo presidente afine sus estrategias de engaño sino para que identifique a sus verdaderos enemigos y recuerde que la historia no perdona.

El laberinto de la soledad
Octavio Paz
Ensayo

El ensayo fundamental para entender la conciencia social del mexicano. Un ensayo epigonal, imaginativo, total, que dio muestra de la sagacidad de un escritor que con el tiempo influyó el pensamiento y la crítica en torno de la modernidad de todo el mundo. Un Presidente que no ha leído a Octavio Paz sería tan insulso como un presidente que, quizá, ha leído sin saberlo a Carlos Fuentes. Un libro triste pues a más de 50 años de su escritura (más triste aún si se lee el texto "Posdata", que es una coda al texto original y que el autor escribe tras la matanza de 68) parecería que nuestros rezagos son destino, que no hemos sido capaces de reconocernos ni, mucho menos, de generar un pensamiento autónomo con su respectivo y, hoy más necesario que nunca, cambio cultural.

El hombre sin cabeza
Sergio González Rodríguez
Crónica- reportaje

Sergio González Rodríguez no ganará el Nobel pero es quizá el intelectual mexicano más preclaro en su conocimiento de la realidad social, simbólica y metapolítica de nuestro país en los últimos diez años. En este libro consigna de un modo estremecedor una visión panóptica del caos, con la imagen final de un tiradero de cuerpos en Acapulco que nos remite al abismo y a la visión de Dante sobre el infierno. Escrito con mucha creatividad, literatura y valentía, este libro debería ser de cabecera para un presidente mínimamente curioso que intente comprender tanto el dolor del desmembramiento como el tipo de experiencia vital que es más cercana al mexicano endriago (sujeto violento), ese individuo que ocupará un porcentaje importante de sus gobernados, porque, téngalo por seguro, tanta televisión nos ha educado bastante sobre violencia y crimen.

El despojo
Roberto Madrazo
Ensayo

Robamaratones de Berlín, corrupto, político seductor, priista, bajo todos esos apelativos se ha llamado al político Roberto Madrazo, quien se despidió de la vida pública con un libro que de haber conservado su título original: México muere, el sistema vive, además de haber sido un tino mercadotécnico, habría repercutido de una manera importante para al análisis sobre el futuro del país. En este libro (que peca en proteger algunas franjas del PRI) se propone una tesis seria: la actual crisis por la que atraviesa México (crisis política, económica, social, institucional, moral) es resultado de una serie de oportunidades perdidas y de un sistema político que ha preferido la simulación, la mentira y el despilfarro desde hace casi 100 años. Un presidente debe leer este libro para reconocer que seis años más de improvisación son un suicidio.

Entrevista a Amparo Dávila

jueves, 8 de diciembre de 2011

Recibió homenaje en Bellas Artes

Junto a Josefina Vicens e Inés Arredondo, Amparo Dávila es una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX. Nacida el mismo año que el Ché Guevara (1928), en Pinos, Zacatecas, Dávila recibió este domingo un homenaje organizado por Conaculta, en el marco del ciclo Protagonistas de la Literatura Mexicana. Unos días antes, desde la comodidad de su hogar, la escritora nos atendió vía telefónica y nos dijo estar muy agradecida y emocionada por el reconocimiento que se le haría el día 11 de diciembre y, al contrario de muchos escritores que viven ansiando un reconocimiento, doña Amparo nos dijo: "Me produce mucha emoción que me hagan algo que yo no tengo contemplado. Es inesperado", como nuestra llamada al teléfono que la agarró de sorpresa.

Del otro lado de la línea, doña Amparo parece un poco confundida, casi no alcanza a escuchar y, continuamente deja que pasen algunos segundos antes de responder una pregunta. Han pasado los años pero no se han acabo los sueños: "A mí me gusta mucho vivir, la vida me gusta mucho, entonces siempre espero que el mañana sea mejor que el día de hoy, por ejemplo, que haya mejor temperatura porque ha hecho muchísimo frío", se queja la escritora.

Doña Amparo nos cuenta que todos los días lee el periódico pero sobre todo lee literatura -¿qué otra cosa?- Luego, detrás de la línea telefónica, el silencio. Parece ser que Amparo Dávila observa una mesita donde reposan los libros que lee ahora, siempre varias cosas a la vez -dice-: El último juglar, memorias de Juan José Arreola, una biografía de Enriqueta Ochoa y un libro de cuentos de León Guillermo Gutiérrez, son sus lecturas del momento.

En un país con tantos problemas como el nuestro, ¿qué importancia tienen hoy en día la poesía y la literatura?
"No en este momento. La poesía, la literatura es necesaria, necesarísima, para todo ser humano, siempre, siempre, porque es una forma de enriquecerse y de brindar también a los demás algo de uno mismo. Sería un retraso tremendo que México dejara de poner atención a las letras, sería retraso cultural tremendo, muy lamentable. Aquellos que no leen están muy mal informados porque leer abre las puertas del conocimiento. Además la persona que lee, aparte de ilustrarse, nunca está solo, tener un libro es tener un amigo", comenta con voz pausada la escritora mexicana.

Sin embargo su juicio sobre nuestro país es optimista: "Yo de política no entiendo mucho pero sin embargo pienso que México en este momento está brindando oportunidades que antes no había. Oportunidades de estudio y de conocimientos".

Pese a que uno podría pensar lo contrario, los días de la escritora siempre son diferentes, siempre hace algo distinto, no le gusta seguir rutinas. Se ocupa en las cosas de su casa en lo que puede, y cuando no, se ocupa de leer; de escribir no, por el momento, y quién sabe cuándo sí. No lee nada de escritores jóvenes: "prefiero re leer algo de lo que me ha llamado mucho la atención". Sin embargo sí les da un consejo, uno solo: "que lean constantemente".

Recientemente se ha publicado la Poesía reunida de la escritora, un par de años después de que se publicaran también sus Cuentos reunidos. Por lo tanto, ahora su obra ya no solo puede ser localizada en las bibliotecas de la UNAM o en librerías de viejo, sino en las novedades editoriales de las librerías. El primer libro publicado por la autora data de 1950, un poemario de título fértil: Salmos bajo la luna, luego, en 1954, se publicaron Meditación a la orilla del sueño y Perfil de soledades. Su obra narrativa incluye Tiempo destrozado de 1959, Música concreta de 1964, y Árboles petrificados de 1977, obra con la que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia ese mismo año. De 1966 a 1967 fue becaria del Centro Mexicano de Escritores. La autora recuerda con gozo aquellos años y las amistades que durante ese tiempo forjó:

"Son recuerdos de la literatura, donde todo para mi tiene un gran sentido. Recuerdo mucho a los amigos que estuvieron cerca de mi y que con sus consejos me ayudaron mucho. Fui becaria del Centro Mexicano de Escritores y entre mis compañeros estuvo Salvador Elizondo, Julieta Campos, los dos ya están muertos. Otro gran amigo es José Agustín, a quien le mando un abrazo por haber ganado el Premio Nacional de Ciencias y Artes". Doña Amparo se disculpa por hacerle repetir a este reportero una y otra vez las preguntas. Ella se despide amablemente y cuelga. Las palabras las prefiere escribir.

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