Fabio Morábito: la vida no se mide por el tiempo

domingo, 7 de junio de 2009

Emilio, los chistes y la muerte, su primera novela

 

“Basta una sola vuelta de la sangre para decir, yo he vivido.
Una sola vuelta de la sangre, una sola respiración, una sola mirada a la luz es suficiente para que los muertos platiquen entre ellos sobre la vida con la misma competencia”, afirma poéticamente el escritor mexicano Fabio Morábito, quien recientemente ha presentado su primera novela, Emilio, los chistes y la muerte (Anagrama, $180), una obra en la que confluyen una agridulce tensión dramática, una prosa dúctil bruñida de imágenes y una imaginación dotada de gran honestidad.


Emilio es un niño que ante el sentimiento de soledad y vacío que provoca en él la separación de sus padres, toma la costumbre de asistir diariamente a un cementerio contiguo a su casa, en cuyo viaje sus primeros acompañantes serán una máquina que atrapa chistes perdidos en el aire, y los muertos del panteón, cuyos nombres aprende de memoria de acuerdo con su localización espacial.


Ahí conoce a Eurídice, una mujer de cuarenta años, quien cada miércoles lleva flores puntualmente a la tumba de su hijo recién fallecido. Eurídice no tendrá reparos en mostrarse ante él y verá en Emilio una réplica imperfecta de su propio hijo: ulteriormente no podrá recordar nítidamente la imagen de su hijo pues se ha fundido con la de Emilio.


La relación entre Emilio y Eurídice se complicará al grado de convertirse en una hecatombe de afectos en los que poco importara la edad y los estereotipos sociales, una hecatombe o una oleada gigantesca que los arrastrara en las mieles del deseo, el sinsentido, el redescubrimiento, la tranquilidad y el amor.  


“Para Eurídice, el gran problema es sentir que su hijo no vivió todo lo que pudo haber vivido. Pero Eurídice llega a aprender por Emilio que su hijo estuvo tan vivo como cualquier otro ser que estuvo en la tierra. Cuando ella aprende eso descansa muchísimo. Siente que su hijo vivió de verdad y que no murió en balde. Creo que ese es uno de los puntos fuertes de la historia”, afirma Morábito.


Basta una vuelta de la sangre para haber vivido y, por ello mismo, Morábito sabe que la vida es ese transcurrir o ese discurrir incontrolable de la vida, ese devenir del que nuestra mirada es un testigo que solo puede ser conciente a posteriori.


“Siempre quisiéramos vivir más intensamente o con la atención puesta en el objeto de nuestro deseo. Un joven tiene mucho más remordimientos que un viejo porque siente que todo lo que dejó de vivir o de pensar o de decir en algún momento se quemó para siempre, se perdió, es un tache, una derrota. Tal vez después va entendiendo que en realidad no había otra forma de vivirlo.”


Por ello,

“saber mirar es un aprendizaje eterno en la vida.”


Lo que nos salva de ser unos monstruos es la distracción. Claro, sentimos que no vivimos nunca intensamente el presente, que nos distraemos, que si pudiéramos echar atrás el casete diríamos: no, debí haberle dicho tal cosa, debí haber amado más intensamente. Pero sí lo pensamos bien, vivir así es horrible, es decir, focalizar algo al microscopio es una forma de aniquilarlo. Lo que le da su sabor a la vida es precisamente que estamos distraídos y es lo que permite que podemos evocar las cosas”, concluye el novelista.


Verloso, Felipe Soto Viterbo

Los medios creamos la mentira


Quienes trabajamos en los medios somos los primeros mentirosos: "Estamos reeditando la realidad de forma irresponsable yéndonos por la superficie frívola de las cosas, y esos somos los guionistas, además de los que hay en la PGR", menciona el escritor Felipe Soto Viterbo al hablar sobre su más reciente novela Verloso (Mondadori, $249).


Verloso es un personaje que, de pronto, se siente como un personaje más dentro de una ficción monumental. Trabaja como guionista para una empresa secreta, casi clandestina, pero ignora qué se hace con sus guiones. Un buen día se da cuenta de que lo que ocurre a su alrededor él ya lo había vivido en su cabeza: lo había creado en sus guiones, los cuales un poder secreto se ha encargado de transformar en ‘realidad’ mediante simulaciones.


“Esta sensación de que las cosas están orquestadas es una sensación permanente en México porque no le creemos al poder. Es un síntoma de cómo está manejada la información en el país y asumimos que el poder nos quiere perjudicar, lo cual habla de una perversión de base, histórica. Tú vas a otros países donde el Gobierno se ha ganado la confianza y la credibilidad, aunque existe la sospecha que es la misma que acontece entre seres humanos, pero donde se les concede cierto beneficio de la duda.”


Por eso el director general de la revista Chilango considera que “la mentira es una institución fáctica en nuestro país, como bien lo expone Sara Sefchovich en su libro, País de mentiras.”


“No va a ver forma de que ese sistema de la mentira consensuada cambie ni siquiera con una revolución. Desde dentro no existe el menor incentivo.”


“Ante este escenario, sólo nos queda reconocerlo y lo que dice esta novela es ‘tampoco te creas lo contrario’ porque hay mucha retórica que embauca a las masas en el sentido opuesto. Hay una escena en la que Verloso va por el Zócalo y están los maestros de Oaxaca pero se trata de la trama de una historia secundaria que él escribió y que las razones por las que ellos están protestando ni siquiera existen. El lo inventó de la nada.”


Viterbo dice que la mentira la traemos en los genes y que es parte de nuestra cultura por lo que se convierte en una pauta de conducta irremediable.


El poder, como lo entendemos en México, se sustenta en la mentira. No hay legítimo en México. Esa es una mentira flagrante. No hay liderazgos reales en México. No hay liderazgos a los que alguien naturalmente quiera emular. Existen personajes mesiánicos, sistemas pulidos y bien lubricados que permiten que ese poder se mantenga. Pero no hay un liderazgo real.”


“No sé si es que estemos ciegos, más bien es que no hay nada que mirar. Porque además cuando ya se vuelve obsceno qué más hay que decir. Es como la pornografía. Qué más tienes que ver. Pero al estudiar la pornografía tienes que estudiar al espectador. No lo que se está viendo. Aquí quizás sería lo mismo. El poder es cínico, es obsceno, hace lo que quiere. Habría que estudiarnos a nosotros. Qué mentiras nos permitimos a nivel cancha, a nivel ciudadanos, y creo que este libro hace bastante por eso. Te pone a ver tu pequeño círculo. Que tan verídico es.”


El autor confiesa en lo personal haber vivido una mentira ante cuya desmoronación se quedó sin nada. Y este libro colateralmente invita a la reflexión sobre nuestras propias mentiras, principalmente sobre aquellas que creemos verdades.


La corrupción azul, Daniel Lizárraga

El despilfarro azul

 

"Pareciera una costumbre que en cuanto hay recursos públicos de lo que se trata es de gastárselo, por la enorme corrupción y el derroche de dinero público que se hace desde Los Pinos", afirma el periodista Daniel Lizárraga al conversar sobre su libro La corrupción azul (Debate, $249), ganador del Premio Debate de Libro Reportaje 2008 que trata sobre la manera sucia en el que se ha manejado el dinero en las transiciones presidenciales de Fox y de Calderón.


Por eso, cree que si hubiera una caricatura perfecta para los dos últimos presidentes de nuestro país, serían las siguientes: “Fox con una Caja fuerte que la levantas y tiene un hoyo abajo. Y la de Calderón cualquier cosa que tenga que ver con una fiesta o con el derroche: se me ocurre que con la Presidencia se adquiera un paquete all inclusive en el que, entre otras cosas, se encuentre la banda presidencial”.


En 2000, la transición era algo inédito. Las cifras que se manejaron nunca fueron claras. El dinero destinado a la transición de Fox se depositó en una cuenta particular del futuro presidente como un fideicomiso del cual él nunca quiso rendir cuentas.


Para 2006, tampoco se legisló y Fox propuso al Congreso entregar a su sucesor 150 millones de pesos, y los diputados lo aceptaron. Una cifra estridente si tomamos en cuenta que se trata del triple de lo que el presidente Obama tuvo para su propia transición.


“México es un caso único. No hay un periodo de transición en el mundo de más de cuatro meses. Cuando hice esta investigación, me apoyé en los corresponsales de Proceso y el corresponsal de Londres me decía, ‘no entiendo de qué me hablas,  ¿qué es eso de gastos de transición?’. Y no lo entienden porque eso en países como Inglaterra y Alemania, no existe. El paso se da en unas cuantas horas.”


“Se tiene que reglamentar desde la Cámara de Diputados el uso del dinero. El monto lo tiene que decidir el Congreso, con cálculos muy precisos y con reglas muy claras de en que en sí y en qué no se puede gastar, que las revisiones recaigan en la Auditoría Superior de la Federación, y se debe acortar el proceso de transición.”


“En Estados Unidos, la Cámara tiene un reglamento de operación para el uso del dinero de la transición. Por ejemplo, no se puede utilizar más de un millón de dólares en gastos de oficina y sueldos. Aquí puedes gastar hasta en restaurantes, imagen, ¡vaya!, hasta en comprar chicles. En otros países es inconcebible. En México, sin embargo no se ha legislado y se trata de un tema que está ahí flotando.”


Lizárraga explica que en este libro intenta “reflejar las pautas de comportamiento de la clase política mexicana". 


Apunta que

“como ciudadanos no podemos permitir que esto siga pasando.
No hemos cobrado suficiente conciencia de que este país funciona con nuestro dinero. Este asunto es un derecho de los ciudadanos. Nos tenemos que poner las pilas los ciudadanos y los medios de comunicación.”


“En Suecia la Ley de Transparencia data de 1890. Una solicitud de acceso a la información en Suecia te la resuelven en menos de 24 horas.

"Por ello, el tema pasa por un profundo cambio cultural que a su vez pasa por ejercer un nuevo derecho”, concluye el galardonado periodista. 


La del PAN, una transición fallida

jueves, 4 de junio de 2009

Germán Martínez, como loco; su partido va a perder: Madrazo


“Germán Martínez anda como loco porque sabe que la ciudadanía le va a pasar factura al PAN en las próximas elecciones, debido a que su partido en lugar de hacer la transición que debía hizo una transición en la que convirtió al Estado en un cartel más: el narcotráfico ha colonizado al Estado”, afirma Roberto Madrazo al hablar de su libro El despojo.


“En ese abismo estamos hoy en día, con un Estado paralizado en una lucha sin estrategia, en una guerra perdida porque el Gobierno tiene el problema por dentro. Lo único que ha dejado la guerra de Calderón han sido más de 10,000 ejecutados, una cifra escalofriante.”


“Mientras tanto, el presidente Calderón anda inventando con la farándula un programa para revivir a México. ¡Por supuesto que hay que revivir a México!, pero concertando, invirtiendo en Ciencia y Tecnología, generando empleos; no simulando”, aclara el priista.


“El PRI cometió errores por los que pagó en el 2000. El PAN sacó al PRI de Los Pinos con la promesa de acabar con el sistema, acabar con la corrupción, acabar con las crisis, acabar con los negocios en el poder, y resulta que hoy México está peor que nunca, con un sistema reinventado.”


Un sistema del que usted formó parte.


Si yo hubiera formado parte del sistema hoy sería el Presidente de la República porque el sistema no hubiera operado en mi contra como lo hizo en 2006. Yo he formado parte de la clase política; no del sistema”, revira Madrazo, quien describe a ese sistema como “un club de elite para hacer grandes negocios, que integra a ciertas cúpulas empresariales, de los gobernadores, de los medios y de los sindicatos”.


Destacó que con su libro El despojo pretendió hacer “una reflexión de fondo sobre la transición fallida en México, una transición que lo tiene a la deriva, amenazado por los estragos de cuatro grandes crisis: de seguridad, económica, sanitaria y política”, concluyó.


Lo contrario de la muerte, Roberto Saviano

miércoles, 3 de junio de 2009

La escritura peligrosa


Con Gomorra y ahora con Lo contrario de la muerte (Debate, $99), la voz de Roberto Saviano encuentra en su sensatez y sensibilidad una fórmula que entrelaza la crónica con la literatura para elaborar una critica de nuestro tiempo.


La escritura es para Saviano una vocación peligrosa con la que intenta desvelar las trabas y engaños de la realidad a través de la investigación de la vida y el mundo en su absoluta y cruenta desnudez.


Indagar en lo más hondo de la mafia italiana, la Camorra, lo ha orillado a un retiro forzoso ante las continuas amenazas de muerte. No obstante, la voz de Saviano sigue intentando revelar los secretos, develar los engaños e iluminar los hechos reales de una realidad que debe contarse.


En un mundo que camina hacia lo pánico, un mundo confuso y sin referencias, resultado de una descomposición y un desgarramiento brutal al interior del tejido social y humano, escritores como Saviano asumen su escritura con una exigencia radical, como un acto de honor en medio de un mar de indiferencia.


Esta exigencia radical consigo mismos, este rigor, tiene como fin proponer la defensa de la vida, la felicidad, la moralidad y la ética como condimentos insoslayables de una sociedad civilizada.


Y por ello el título, Lo contrario de la muerte, porque al ser una defensa, un acto y una postura, lo contrario de la muerte es el amor, la resistencia a la brutalidad y al dolor de la pérdida de un ser querido a manos de una guerra injustificable o de una persecución absurda, como ocurre en las historias narradas en el nuevo libro de Saviano.


Un libro que entraña en el título todo un concepto, porque lo contrario de la muerte es el amor cuando aquello que entendemos por muerte va más allá de la acepción inmediata, es decir el proceso natural al que conduce la vida, y más bien la muerte adquiere crueldad maquiavélica, cuando viene acompañada de indolencia, atrocidad y violencia extrema. Y cuando la vida ha dejado de ser un derecho para convertirse en una posibilidad.


La muerte convertida en un fenómeno sintomático de una barbarie desbocada encuentra su contrario en el amor: lo único que puede oponerse ante el acoso del olvido, lo único perdurable ante la ausencia del ser amado.


El hombre sin cabeza, Sergio González Rodríguez

viernes, 29 de mayo de 2009


México, decapitado

México llegó en 2008 a una situación de vuelta a la barbarie: más de 5,200 ejecutados, 17 secuestros diarios, y al menos 170 decapitados con cuyas cabezas podría construirse una torre del tamaño de El Ángel de la Independencia.


En estas condiciones “

México no tiene ninguna viabilidad para el futuro.
No debemos de engañarnos. No podemos persistir con estos índices de corrupción, de impunidad en los delitos, de violencia generalizada, de inoperancia de sistemas estratégicos”, dice el periodista y escritor Sergio González Rodríguez con motivo de la publicación de su más reciente libro El hombre sin cabeza (Anagrama, $180).


“Con este libro quise poner en evidencia las limitaciones del país frente a situaciones de crisis. Lo mismo acontece en el ámbito de la seguridad que en el de la salud. No tenemos una respuesta consistente, eficaz y confiable por parte de las autoridades.”


Esto permite extender la interpretación del libro “al país que ha perdido la cabeza, el lineamiento, el orden, la eficacia de sus sistemas estratégicos. Y por el contrario tenemos ineficacia, inoperancia y falta de consistencia gubernamental y de los órganos del Estado”, afirma el también novelista.


“En el caso de la violencia del crimen organizado, desde luego ocurren muchas acciones pero no existen avances. Tenemos un nivel de inseguridad del 99%. No podemos presumir una democracia ni un Estado de derecho configurado como tal bajo esta impunidad absoluta de los delitos.”


“México ha pasado de ser un país de tránsito a un país consumidor de drogas duras. Por lo tanto, estamos hablando de una generalización de la toxicomanía y de los usos de la violencia hacia las comunidades del interior del país por parte del narcotráfico, lo que además trae consigo industrias delincuenciales como la extorsión, el robo, el secuestro, la trata de personas:

es una degradación integral del país.”


“Si a esto le agregamos que el narcotráfico es fundamentalmente la industria integral de índole subterránea, en México se lavan de 10,000 a 25,000 millones de dólares al año procedentes de actividades ilícitas, estamos ante una situación muy grave. Esto implica la corrupción total del sistema político, financiero, bancario, del país.”


El hombre sin cabeza es un texto periodístico y narrativo cuyo núcleo temático y crítico son las prácticas en torno de la violencia y la decapitación de personas. Aglutina el relato real, no ficticio, con un registro de crónica reportaje; un análisis de la historia de la cultura de la violencia extrema, de los usos rituales de la decapitación, junto con una voz personal que dialoga con el lector y que da al libro gran potencia estética y profundidad crítica a temas cuyo “tratamiento mediático suele limitarse al sensacionalismo, a la nota roja, al impacto emotivo que provoca la atención inmediata del público pero también al olvido”.


“Este momento tan grave requiere una reflexión de fondo, una reflexión fuerte, una reflexión que saque del marasmo a la ciudadanía en general. No podemos seguir enfrentando la mentira en la que el propio sistema político busca configurar una situación de estabilidad que en realidad no lo es. 

A grandes problemas tenemos que tener también grandes reflexiones y, desde luego, grandes soluciones.”


Por ello, si bien menciona la inviabilidad de futuro para México, advierte que quienes “sí tenemos futuro somos los mexicanos. Y somos quienes tenemos que cambiar esta situación en la que vivimos.”

“La única manera de mejorar es vernos en el espejo, de nuestras situaciones extremas, de nuestra condición de una especie de enorme crueldad que se depreda una y otra vez, pero para tratar de mejorar.”


“La actual situación tiene que ser contrarrestada con una tarea positiva de mejoría frente a lo que somos. Obviamente esto no puede darse sin una postura crítica ni un reconocimiento claro de la situación a la que hemos llegado”, concluye el escritor que alcanzó reconocimiento internacional con su libro Huesos en el desierto, que trata sobre los asesinatos sistemáticos contra mujeres en Ciudad Juárez, libro que nutrió buena parte de la novela 2666, de Roberto Bolaño.


Cánones subversivos, Gonzalo Celorio

La literatura es un exorcismo


La literatura es un verdadero exorcismo, sobre todo la novela que al ser un proceso indagatorio siempre parte de un conflicto y por el solo hecho de plantearlo, tal conflicto deja de pertenecerle al escritor”, su escritura lo libera, afirma el escritor Gonzalo Celorio con motivo de la publicación de su más reciente libro de ensayos, Cánones subversivos (Tusquets, $150).


El libro se compone de 9 ensayos sobre autores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Xavier Villaurrutia, Edmundo O’Gorman, entre otros, en los que aborda de forma íntima su relación literaria con ellos, los cuales en su momento fueron rupturistas pero hoy son considerados clásicos.


Tres de estos escritores componen una especie de núcleos temáticos o estaciones subversivas que dieron una vuelta de tuerca a las letras latinoamericanas del siglo XX: Alejo Carpentier y su categoría de lo real maravilloso americano; Gabriel García Márquez y el realismo mágico, y Julio Cortázar, la subversión por excelencia.


De este último, Cortázar, de quien Celorio es gran admirador y experto, comenta: “su literatura es manifiestamente una literatura de ruptura: rompe con la literatura realista que no sabía reír, que no tenía sentido del humor, que no exploraba sentimientos como la ternura, y también rompe las fronteras entre lo real y lo fantástico”.


De modo que,

de la subversión a la ruptura hay un paso: atrapar un milagro que sea del gusto de millones. En medio de este camino se encuentran el olvido, la oquedad, la caducidad y la marginación. Al frente de la fama los mercados editoriales. Y al final, es decir, en la trascendencia de los siglos, lo inefable y lo abisal, es decir, lo esencialmente humano. 

Es decir, aquello que es la literatura, la cual, además de ser para Celorio un exorcismo, es también “un método cognoscitivo que tiene la capacidad de hacer calas más profundas en el ser humano que cualquier otra disciplina de carácter objetivo o científico.”

Sin embargo, reconoce que en términos pragmáticos, “la literatura no sirve absolutamente para nada. Por eso la literatura es un lujo, es un excedente de la vida. No tiene una función utilitaria”, afirmó el novelista.


Latinoamérica después del Boom


“El fenómeno del boom no sólo fue un fenómeno literario, sino también editorial que encendió un gran reflector sobre la literatura que se hacía en América Latina. Ni siquiera los escritores iluminados por ese reflector tuvieron la misma calidad.”


“Incluso hay algunos no iluminados por ese reflector que no han sido tan reconocidos: Juan José Saedo, Ricardo Piglia, Poli Délano, Ana Lilia Vega, Arturo Naranjo, Francisco López Acha.”


“Ha dicho Carlos Fuentes que la literatura del boomerang que implica ir de regreso de ese boom, romper con él, pero después de haberlo asimilado.”


“Ya se rompió totalmente con la literatura del realismo mágico, quienes lo siguen haciendo es en buena medida por criterios estrictamente comerciales, como si fuera una fórmula predeterminada”, afirma Celorio.


Sobre las nuevas generaciones, menciona que se caracterizan por una actitud de recuperar la tradición del boom, porque “la búsqueda de un futuro termina con la reconquista de un pasado, como ha dicho Octavio Paz. Pero hay una recuperación. Gracias a estos escritores, nuestra literatura es más flexible, ya no tiene la necesidad de experimentación.”


Celorio tipifica a la literatura que se está haciendo ahora “sobre todo por lo que no es: no es una literatura que tenga la preocupación de ser comprometida, que ya no se esfuerza por la búsqueda de la identidad nacional y por ello puede tener otros ámbitos de acción, ya no es una literatura del realismo mágico. Es una literatura mucho más libre, más diversa y de gran rigor en toda América Latina”, concluyó.


El complot de los románticos, Carmen Boullosa

jueves, 28 de mayo de 2009

Una aventura literaria


Contada desde una voz antagónica autorreferencial y compulsiva, es decir, la voz que se da cuenta de que es protagonista y narradora a la vez, Carmen Boullosa teje en su novela El complot de los románticos (Siruela, $250), galardonada con el Premio café Guijón 2008,  una ficción que podría suscribirse dentro de la literatura que se nutre de la literatura, literatura que es literatura y solo literatura.


No se trata de la novela como un reflejo directo y fidedigno de la experiencia del escritor. No se trata de una novela que retome aspectos de la realidad para hacer una indagación en los vericuetos del mundo de su tiempo. Se trata de una novela entretenida, sobre todo en las primeras 100 páginas de la obra y en algunos fragmentos más próximos al final, con el acierto y jocosidad que le da la oralidad, lo cual le permite abarcar un amplio espectro de registros léxicos que la hacen al tiempo una novela carnaval, una novela polifónica, una novela para pasar el rato, una novela ligera, simpática, y con gran sentido del humor.


Como su nombre lo indica, El complot de los románticos, es una novela contada a partir del romanticismo, sin proponérselo como una suerte de preceptiva; contada a partir del romanticismo impulsivo y antirracional, de tal suerte que la narración es inconexa y ubicua en grandes lapsos de la trama. Es una ficción libre a la que muy poco le interesa meterse con la realidad “real”, y si lo hace es con ayuda de un tercer (otro narrador) y de manera lateral (inmediata) y no crítica.


En la novela, Dante Alighieri, una joven poeta estadounidense y una autora mexicana viajan desde Nueva York hasta Ciudad de México, para terminar en Madrid organizando la reunión anual del Parnaso literario. Los difuntos autores que habitan el Parnaso y que siguen escribiendo se reúnen una vez al año para premiarse entre ellos. En el encuentro en Madrid, los románticos, como si pudiera ser de otra manera, se rebelan contra el galardonado. En los episodios, Dante Alighieri viste a la moda; el subterráneo funciona como una especie de órfalo de analogías, un sistema de correspondencias, y unas ratas enormes hablan y sirven de transporte. 


La obra gana en tanto literatura por la manera divertida en que se tejen los encuentros; por las palabras que nos hacen pensar en una narradora buena onda, palabras con las que nos hace creer que las mentiras son verdades; por la capacidad que tiene la autora para confesarse como una simple escritora y en esa suerte de atisbos y reflexiones personales dota de sensibilidad y afectos literarios a esta novela.


El complot de los románticos es una aventura literaria contra la marea del olvido a la que Boullosa opone sus palabras.

 

Fiorenza, Thomas Mann

Entre la belleza y la virtud


La editorial Sexto piso sigue apostando por las grandes puestas en escena... al menos en la imaginación del lector. Ahora se arriesga con Fiorenza ($200) de Thomas Mann.


Un sacerdote que habla en lo alto del púlpito apelando a la fascinación y fervor religioso y un rey anacrónico que se sostiene en el poder gracias a su carisma, son los tipos de personajes que Thomas Mann representa en el Prior de San Marcos, Girolamo Savonarola y Lorenzo de Médici, el Magnífico, en su obra de teatro Fiorenza, situada en la Florencia renacentista del siglo XV.


Fiorenza (Sexto piso, $200) es una interesante puesta en escena sobre el tema del poder y sus repercusiones en la personalidad del poderoso, incapaz de conocer su sociedad, alejado a tal punto de la realidad que sus ambiciones, sus prejuicios y traumas, conforman verdades a partir de las cuales busca conducir a su pueblo, sea a través de la belleza (Lorenzo) o de la virtud (Savonarola), categorías que Mann propondrá ineludiblemente interrelacionadas.


Fiore, esposa de Lorenzo que en su juventud despreció a Savonarola conduciéndolo a una aguda frustración que muy probablemente lo lleva a tomar los hábitos, es la mujer que encarna al mismo tiempo la belleza y la impiedad, el esplendor y de la decadencia de la ciudad, y será, precisamente por esta ambivalencia, quien detonará la disputa por el poder entre Lorenzo y Savonarola. Como siempre, una mujer desencadena los infortunios y las empresas humanas.


Fiorenza se nutre de oralidad y no de la introspección característica en la literatura de inicios del siglo XX ni de la narrativa ágil de peripecia tras peripecia, más bien está compuesta por la creación de bellos y concienzudos parlamentos, y además cuenta con una precisa y detalla descripción de los escenarios, por lo que la pluma de Mann refulge con toda su intensidad.


Se trata de una obra excepcional que hará converger en el lector la fascinación poética, la reflexión filosófica y la entretención emotiva llevándolo de las carcajadas a la aversión, un don que, sin importar el género en que se desarrolle, manifiesta la esencia de todo aquel que es verdaderamente un escritor.   


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