El hombre sin cabeza, Sergio González Rodríguez

viernes, 29 de mayo de 2009


México, decapitado

México llegó en 2008 a una situación de vuelta a la barbarie: más de 5,200 ejecutados, 17 secuestros diarios, y al menos 170 decapitados con cuyas cabezas podría construirse una torre del tamaño de El Ángel de la Independencia.


En estas condiciones “

México no tiene ninguna viabilidad para el futuro.
No debemos de engañarnos. No podemos persistir con estos índices de corrupción, de impunidad en los delitos, de violencia generalizada, de inoperancia de sistemas estratégicos”, dice el periodista y escritor Sergio González Rodríguez con motivo de la publicación de su más reciente libro El hombre sin cabeza (Anagrama, $180).


“Con este libro quise poner en evidencia las limitaciones del país frente a situaciones de crisis. Lo mismo acontece en el ámbito de la seguridad que en el de la salud. No tenemos una respuesta consistente, eficaz y confiable por parte de las autoridades.”


Esto permite extender la interpretación del libro “al país que ha perdido la cabeza, el lineamiento, el orden, la eficacia de sus sistemas estratégicos. Y por el contrario tenemos ineficacia, inoperancia y falta de consistencia gubernamental y de los órganos del Estado”, afirma el también novelista.


“En el caso de la violencia del crimen organizado, desde luego ocurren muchas acciones pero no existen avances. Tenemos un nivel de inseguridad del 99%. No podemos presumir una democracia ni un Estado de derecho configurado como tal bajo esta impunidad absoluta de los delitos.”


“México ha pasado de ser un país de tránsito a un país consumidor de drogas duras. Por lo tanto, estamos hablando de una generalización de la toxicomanía y de los usos de la violencia hacia las comunidades del interior del país por parte del narcotráfico, lo que además trae consigo industrias delincuenciales como la extorsión, el robo, el secuestro, la trata de personas:

es una degradación integral del país.”


“Si a esto le agregamos que el narcotráfico es fundamentalmente la industria integral de índole subterránea, en México se lavan de 10,000 a 25,000 millones de dólares al año procedentes de actividades ilícitas, estamos ante una situación muy grave. Esto implica la corrupción total del sistema político, financiero, bancario, del país.”


El hombre sin cabeza es un texto periodístico y narrativo cuyo núcleo temático y crítico son las prácticas en torno de la violencia y la decapitación de personas. Aglutina el relato real, no ficticio, con un registro de crónica reportaje; un análisis de la historia de la cultura de la violencia extrema, de los usos rituales de la decapitación, junto con una voz personal que dialoga con el lector y que da al libro gran potencia estética y profundidad crítica a temas cuyo “tratamiento mediático suele limitarse al sensacionalismo, a la nota roja, al impacto emotivo que provoca la atención inmediata del público pero también al olvido”.


“Este momento tan grave requiere una reflexión de fondo, una reflexión fuerte, una reflexión que saque del marasmo a la ciudadanía en general. No podemos seguir enfrentando la mentira en la que el propio sistema político busca configurar una situación de estabilidad que en realidad no lo es. 

A grandes problemas tenemos que tener también grandes reflexiones y, desde luego, grandes soluciones.”


Por ello, si bien menciona la inviabilidad de futuro para México, advierte que quienes “sí tenemos futuro somos los mexicanos. Y somos quienes tenemos que cambiar esta situación en la que vivimos.”

“La única manera de mejorar es vernos en el espejo, de nuestras situaciones extremas, de nuestra condición de una especie de enorme crueldad que se depreda una y otra vez, pero para tratar de mejorar.”


“La actual situación tiene que ser contrarrestada con una tarea positiva de mejoría frente a lo que somos. Obviamente esto no puede darse sin una postura crítica ni un reconocimiento claro de la situación a la que hemos llegado”, concluye el escritor que alcanzó reconocimiento internacional con su libro Huesos en el desierto, que trata sobre los asesinatos sistemáticos contra mujeres en Ciudad Juárez, libro que nutrió buena parte de la novela 2666, de Roberto Bolaño.


Cánones subversivos, Gonzalo Celorio

La literatura es un exorcismo


La literatura es un verdadero exorcismo, sobre todo la novela que al ser un proceso indagatorio siempre parte de un conflicto y por el solo hecho de plantearlo, tal conflicto deja de pertenecerle al escritor”, su escritura lo libera, afirma el escritor Gonzalo Celorio con motivo de la publicación de su más reciente libro de ensayos, Cánones subversivos (Tusquets, $150).


El libro se compone de 9 ensayos sobre autores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Xavier Villaurrutia, Edmundo O’Gorman, entre otros, en los que aborda de forma íntima su relación literaria con ellos, los cuales en su momento fueron rupturistas pero hoy son considerados clásicos.


Tres de estos escritores componen una especie de núcleos temáticos o estaciones subversivas que dieron una vuelta de tuerca a las letras latinoamericanas del siglo XX: Alejo Carpentier y su categoría de lo real maravilloso americano; Gabriel García Márquez y el realismo mágico, y Julio Cortázar, la subversión por excelencia.


De este último, Cortázar, de quien Celorio es gran admirador y experto, comenta: “su literatura es manifiestamente una literatura de ruptura: rompe con la literatura realista que no sabía reír, que no tenía sentido del humor, que no exploraba sentimientos como la ternura, y también rompe las fronteras entre lo real y lo fantástico”.


De modo que,

de la subversión a la ruptura hay un paso: atrapar un milagro que sea del gusto de millones. En medio de este camino se encuentran el olvido, la oquedad, la caducidad y la marginación. Al frente de la fama los mercados editoriales. Y al final, es decir, en la trascendencia de los siglos, lo inefable y lo abisal, es decir, lo esencialmente humano. 

Es decir, aquello que es la literatura, la cual, además de ser para Celorio un exorcismo, es también “un método cognoscitivo que tiene la capacidad de hacer calas más profundas en el ser humano que cualquier otra disciplina de carácter objetivo o científico.”

Sin embargo, reconoce que en términos pragmáticos, “la literatura no sirve absolutamente para nada. Por eso la literatura es un lujo, es un excedente de la vida. No tiene una función utilitaria”, afirmó el novelista.


Latinoamérica después del Boom


“El fenómeno del boom no sólo fue un fenómeno literario, sino también editorial que encendió un gran reflector sobre la literatura que se hacía en América Latina. Ni siquiera los escritores iluminados por ese reflector tuvieron la misma calidad.”


“Incluso hay algunos no iluminados por ese reflector que no han sido tan reconocidos: Juan José Saedo, Ricardo Piglia, Poli Délano, Ana Lilia Vega, Arturo Naranjo, Francisco López Acha.”


“Ha dicho Carlos Fuentes que la literatura del boomerang que implica ir de regreso de ese boom, romper con él, pero después de haberlo asimilado.”


“Ya se rompió totalmente con la literatura del realismo mágico, quienes lo siguen haciendo es en buena medida por criterios estrictamente comerciales, como si fuera una fórmula predeterminada”, afirma Celorio.


Sobre las nuevas generaciones, menciona que se caracterizan por una actitud de recuperar la tradición del boom, porque “la búsqueda de un futuro termina con la reconquista de un pasado, como ha dicho Octavio Paz. Pero hay una recuperación. Gracias a estos escritores, nuestra literatura es más flexible, ya no tiene la necesidad de experimentación.”


Celorio tipifica a la literatura que se está haciendo ahora “sobre todo por lo que no es: no es una literatura que tenga la preocupación de ser comprometida, que ya no se esfuerza por la búsqueda de la identidad nacional y por ello puede tener otros ámbitos de acción, ya no es una literatura del realismo mágico. Es una literatura mucho más libre, más diversa y de gran rigor en toda América Latina”, concluyó.


El complot de los románticos, Carmen Boullosa

jueves, 28 de mayo de 2009

Una aventura literaria


Contada desde una voz antagónica autorreferencial y compulsiva, es decir, la voz que se da cuenta de que es protagonista y narradora a la vez, Carmen Boullosa teje en su novela El complot de los románticos (Siruela, $250), galardonada con el Premio café Guijón 2008,  una ficción que podría suscribirse dentro de la literatura que se nutre de la literatura, literatura que es literatura y solo literatura.


No se trata de la novela como un reflejo directo y fidedigno de la experiencia del escritor. No se trata de una novela que retome aspectos de la realidad para hacer una indagación en los vericuetos del mundo de su tiempo. Se trata de una novela entretenida, sobre todo en las primeras 100 páginas de la obra y en algunos fragmentos más próximos al final, con el acierto y jocosidad que le da la oralidad, lo cual le permite abarcar un amplio espectro de registros léxicos que la hacen al tiempo una novela carnaval, una novela polifónica, una novela para pasar el rato, una novela ligera, simpática, y con gran sentido del humor.


Como su nombre lo indica, El complot de los románticos, es una novela contada a partir del romanticismo, sin proponérselo como una suerte de preceptiva; contada a partir del romanticismo impulsivo y antirracional, de tal suerte que la narración es inconexa y ubicua en grandes lapsos de la trama. Es una ficción libre a la que muy poco le interesa meterse con la realidad “real”, y si lo hace es con ayuda de un tercer (otro narrador) y de manera lateral (inmediata) y no crítica.


En la novela, Dante Alighieri, una joven poeta estadounidense y una autora mexicana viajan desde Nueva York hasta Ciudad de México, para terminar en Madrid organizando la reunión anual del Parnaso literario. Los difuntos autores que habitan el Parnaso y que siguen escribiendo se reúnen una vez al año para premiarse entre ellos. En el encuentro en Madrid, los románticos, como si pudiera ser de otra manera, se rebelan contra el galardonado. En los episodios, Dante Alighieri viste a la moda; el subterráneo funciona como una especie de órfalo de analogías, un sistema de correspondencias, y unas ratas enormes hablan y sirven de transporte. 


La obra gana en tanto literatura por la manera divertida en que se tejen los encuentros; por las palabras que nos hacen pensar en una narradora buena onda, palabras con las que nos hace creer que las mentiras son verdades; por la capacidad que tiene la autora para confesarse como una simple escritora y en esa suerte de atisbos y reflexiones personales dota de sensibilidad y afectos literarios a esta novela.


El complot de los románticos es una aventura literaria contra la marea del olvido a la que Boullosa opone sus palabras.

 

Fiorenza, Thomas Mann

Entre la belleza y la virtud


La editorial Sexto piso sigue apostando por las grandes puestas en escena... al menos en la imaginación del lector. Ahora se arriesga con Fiorenza ($200) de Thomas Mann.


Un sacerdote que habla en lo alto del púlpito apelando a la fascinación y fervor religioso y un rey anacrónico que se sostiene en el poder gracias a su carisma, son los tipos de personajes que Thomas Mann representa en el Prior de San Marcos, Girolamo Savonarola y Lorenzo de Médici, el Magnífico, en su obra de teatro Fiorenza, situada en la Florencia renacentista del siglo XV.


Fiorenza (Sexto piso, $200) es una interesante puesta en escena sobre el tema del poder y sus repercusiones en la personalidad del poderoso, incapaz de conocer su sociedad, alejado a tal punto de la realidad que sus ambiciones, sus prejuicios y traumas, conforman verdades a partir de las cuales busca conducir a su pueblo, sea a través de la belleza (Lorenzo) o de la virtud (Savonarola), categorías que Mann propondrá ineludiblemente interrelacionadas.


Fiore, esposa de Lorenzo que en su juventud despreció a Savonarola conduciéndolo a una aguda frustración que muy probablemente lo lleva a tomar los hábitos, es la mujer que encarna al mismo tiempo la belleza y la impiedad, el esplendor y de la decadencia de la ciudad, y será, precisamente por esta ambivalencia, quien detonará la disputa por el poder entre Lorenzo y Savonarola. Como siempre, una mujer desencadena los infortunios y las empresas humanas.


Fiorenza se nutre de oralidad y no de la introspección característica en la literatura de inicios del siglo XX ni de la narrativa ágil de peripecia tras peripecia, más bien está compuesta por la creación de bellos y concienzudos parlamentos, y además cuenta con una precisa y detalla descripción de los escenarios, por lo que la pluma de Mann refulge con toda su intensidad.


Se trata de una obra excepcional que hará converger en el lector la fascinación poética, la reflexión filosófica y la entretención emotiva llevándolo de las carcajadas a la aversión, un don que, sin importar el género en que se desarrolle, manifiesta la esencia de todo aquel que es verdaderamente un escritor.   


Códice Itzpapálotl, de Bran Nissen

miércoles, 27 de mayo de 2009

"De mi cuerpo brotan imágenes"

 

Una de las piezas más significativas que integran la exposición Materia y sentido. El arte mexicano en la mirada de Octavio Paz, organizada por el Munal, es el Códice Itzpapálotl, de Brian Nissen.


Es acaso, del conjunto de esta exposición, la única pieza artística inspirada en Octavio Paz, en concreto de su poema “Mariposa de obsidiana”. Si bien en su totalidad la exposición es un deleite a manos llenas, las demás piezas no dejan de ser obras artísticas a las que se refirió e hizo crítica el intelectual mexicano.


El poema “Mariposa de obsidiana” es un lamento de Itzpapálotl (itztili, mariposa, papálotl, mariposa), diosa de la guerra y del parto, diosa del sacrificio y de las flores y los frutos. A esta diosa se le representaba como una mariposa con garras de jaguar: síntesis poderosa de vida y violencia. Ella canta su derrota ante la llegada de los españoles.


Hay dos mitos asociados con la obsidiana: por un lado, la usaban bien pulida como espejo y creían que era el alma cristalizada en roca que caía del cielo; por otro, la obsidiana labrada servía para puntas de flechas, hachas y cuchillos empleados en ritos sacrificiales.


Nissen, fascinado por los códices prehispánicos, a sugerencia de Paz, se basó en este poema para elaborar un códice moderno en el que yuxtapuso signos e imágenes antiguos y contemporáneos: obsidiana, tuercas, baterías de coche, discos de vinil, y con el que revivió el ideograma como rico portador de significados.


“Siempre había estado fascinado por los códices prehispánicos sobre todo porque no tenían elementos decorativos: en ellos el dibujo es texto”, dice Dore Ashton en el libro sobre el arte de Nissen, Expuesto.


“El Códice de Nissen encierra un proceso de interminable mitosis, semejante al que se da en las diferentes etapas del ciclo vital de la mariposa. Empieza por desplegar sus imágenes como un relato visual en que cada una está conectada con la siguiente en pliegues consecutivos como un acordeón”, continúa.


“Nissen es fiel al espíritu del poema”, diría Ashton; un poema entre cuyos versos se cuenta: “de mi cuerpo brotan imágenes”. Del cuerpo y del símbolo, de las palabras y del canto, brotan imágenes que Nissen transforma con maestría en toda una experiencia estética cuya fuente es la poesía: vida y movimiento.


Materia y sentido. El arte mexicano en la mirada Octavio Paz

La mirada poética de Paz


Octavio Paz es un heredero de la tradición de los poetas que escriben sobre arte, un poeta que veía el mundo y lo interpretaba con pasión crítica, ha dicho Héctor Tajonar, curador de la exposición Materia y sentido. El arte mexicano en la mirada de Octavio Paz, que puede visitar desde el día de hoy y hasta agosto del presente año en el Munal (Museo Nacional de Arte).


La exposición está basada en el séptimo tomo de las Obras Completas de Octavio Paz (FCE), titulado Privilegios de la vista. Y lo que se ha hecho para componerla ha sido basarse en algunos fragmentos escritor por Paz en su faceta como crítico de arte, fragmentos que son señuelos para entender la lectura pacina y para comprender el objeto estético que tendrá frente a sí el visitante.


Materia y sentido pone fin a los eventos conmemorativos del 10 aniversario luctuoso del intelectual mexicano.


Compuesta por 320 piezas en total provenientes de 14 colecciones públicas y 23 privadas, de las cuales 210 pertenecen al Museo Nacional de Arte MUNAL, la exposición es un recorrido de 3,000 años que reúne “las más importantes obras del quehacer plástico mexicano en las que Octavio Paz fijó su mirada", precisó Tajonar, quien además  mencionó que el público asistente podrá ver en esta "exposición fuera de serie".


Obras de artistas como Hermenegildo Bustos, José María Velasco, José Guadalupe Posada, Marie José Paz, Brian Nissen, entre otros, hacen de esta mirada a la plástica nacional una síntesis muy completa, lúdica y poderosa, como lo era Octavio Paz.


La exposición además de contar con una cantidad inmensurable de obras de gran calidad que pocas veces podrían verse reunidas, revela un lado más íntimo de Octavio Paz, su predilección por ciertas obras como las pinturas María Asúnsolo bajando la escalera (Siqueiros, 1935) o Las tentaciones de San Antonio (Rivera, 1947), cuyos autores no eran tan afines políticamente a Paz como sí lo fueron Tamayo, Clemente Orozco o Frida Kahlo.


Por otro lado, se presentaron algunas herramientas que harán de la visita una experiencia lúdica y alternativa, ya que por ejemplo los visitantes alimentarán un blog con sus opiniones sobre la exposición, y asimismo se les conminará a escribir poesía. Para los más pequeños se han preparado actividades con las cuales logren un mejor acercamiento y comprensión de las obras de arte.


Munal: Tacuba 8, en el Centro Histórico, frente al Palacio de Minería. Horarios: Martes a domingo de 10:30 a 17:30 horas. $30.00. Domingos: Entrada libre.

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