Dr. Frankenstein en vivo Metropolitan

domingo, 29 de marzo de 2009


Lo hizo vibrar



La potencia del rock hizo vibrar al Teatro Metropolitan la noche del sábado en la presentación en la ciudad de México de Dr. Frankenstein, una ópera rock basada en la obra decimonónica de Mary Shelley.


El teatro vibró no sólo por los sonidos de las guitarras eléctricas o la gran impostación vocal de los cantantes, sino también porque al final del espectáculo la gente que llenó el recinto devolvió de pie, con grandes ovaciones y aplausos, toda la energía emitida desde el escenario.


El espectáculo, que duró aproximadamente 2 hrs, cumplió las expectativas de quienes asistieron a ver lo que eran capaces de hacer estos rockeros comandados por José Fors, quien encarnó al ente.


Los cantantes


Ellos lograron proyectar las distintas emociones que se pretendía transmitir con las canciones.


Ugo Rodríguez e Iraida Noriega estuvieron a la altura, abarcando una gran amplitud de colores vocales. Ugo Rodríguez confirmó ser un excelente cantante. Iraida Noriega dotó a la obra de mayores matices y contrastes que los logrados en el disco por la espectacular voz de Ely Guerra.



No obstante, tanto Ugo como Iraida no alcanzaron el peso necesario en lo dramático, para “llenar” el majestuoso recinto, por lo demás una gran exigencia para quienes en lo estricto no son actores. Cosa que sí lograron tanto Salvador Moreno, a quien un gran sector del público le rindió reconocimiento, cuanto José Fors, quien al ser el creador de esta obra era capaz de transmitir todas las emociones, intenciones, trampas, juegos y silencios con gran honestidad y entrega. Fors prácticamente encarnó al monstruo y todo lo que este representa, y también dejó todo en el escenario, lo que ya de por sí es de reconocerse.

Música y Escena


La escenografía estuvo compuesta por elementos muy sencillos y dinámicos que permitían mantener un buen ritmo en escena, además de visuales que rendían homenaje al cine gore o al expresionismo alemán. Elementos suficientes para dar entrada a la imaginación de los asistentes y por lo mismo no los distraían de lo fundamental: la historia y las canciones.



La estructura musical, sobre todo durante la primera mitad de la ópera rock, mantuvo un muy buen equilibrio de contrastes, lo que hacía que el público transitara por diversas emociones, de tal forma que por momentos se identificaba con el Ente o con Víctor y en otros era capaz de poner distancia, a la manera brechtoniana, ante éste o aquél.

El segundo acto fue más rápido y menos afortunado en e manejo de los contrastes, de los altos y los bajos: parecería viable integrar una parte entre la muerte de Elizabeth y la muerte de Víctor, ya que las canciones en que ocurren dichos momentos de la historia están muy bien logradas, son las mejores canciones de la obra, pero al estar tan juntas no permiten que el espectador descanse.



A nuestro parecer, el clímax hubiera tenido mayor alcance si tras llegar a esa primera cima a la que conduce el encuentro entre el Ente y Elizabeth existiera una vereda engañosa que nos sacara de la tensión pero que al final llevara a la cúspide del encuentro entre Vícor y Frankenstein. Como hemos dicho, el punto en el que se funden las mejores interpretaciones vocales de José Fors y Ugo Rodríguez, así como el sustento musical de esta obra: el rock.



Sin duda, un rotundo éxito. Para quienes tengan la oportunidad de presenciar esta ópera rock coincidirán con que esta apuesta creativa es de lo más interesante que el rock, o lo que queda del rock en México, ha sido capaz de lograr en los últimos años.



Algunas de las personalidades que acudieron fueron Ofelia Medina, Lino Nava (La Lupita), Meme y Joselo (Café Tacaba), José Manuel Aguilera (La barranca) y Alfonso André (Jauguares), entre otros.

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