Diferencias, Goran Petrović

jueves, 12 de marzo de 2009

La diferencia en los detalles


A la manera de las narraciones de costumbres o las crónicas periodísticas de grandes escritores de la literatura mexicana de mediados del siglo XIX, como Manuel Payno, Guillero Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Vicente Riva Palacio o Manuel Gutiérrez Nájera, pilares del modernismo y liberalismo intelectual mexicano, el escritor serbio Goran Petrović se detiene en los detalles a la hora de hacer literatura, como también lo hicieron los grandes realistas europeos, aunque entre ellos, los mexicanos y la escritura de Petrović hay notables y profundas diferencias.


Así es como se llama su más reciente libro Diferencias (Sexto piso, $250), una serie de cuentos que son una oda a los detalles, y en estos es donde se encuentran las diferencias, es donde el ser humano puede reconocerse y a la vez reconocer al otro. Así, las diferencias se vuelven fundamentales y también se vuelve esencial la aprehensión del instante, es decir, la reflexión que obliga a poner la atención en los detalles. Pero Petrović, advierte en su cuento: “cuando el encontrar y el marcar diferencias se extiende a la vida entera, a uno lo declaran loco”.


Y esto se ve reflejado en el primer cuento del libro que funciona tanto como tablero de instrucciones cuanto como el relato que contiene el significado total de la obra. Dentro de otras historias, en este cuento se narra la de una señora que andaba por toda la ciudad con un lápiz labial marcando las diferencias en los periódicos o anuncios en la calle, como si fueran revistas de entretenimiento. Esta costumbre, sin embargo, la lleva al extremo, primero, de marcar círculos sobre el cuerpo de su esposo y, después, sobre los rostros de las demás personas. La señora termina en un manicomio.


Entonces, así como Petrović llama a poner atención en los detalles también elabora una reflexión en torno a las diferencias y en el fondo, al cambio y las transformaciones inherentes al ser humano.


Un libro que ante la velocidad de las cosas, ante la ola de narrativas más bien “vacías” de detalles, que prefiere dar cuenta de impresiones, aforismos o acciones, Petrović parecería pesado porque se detiene en aquello que a la mayoría nos pasa inadvertido, sea una palabra, un gesto, un color, una lágrima, una idea.


Según las palabras que el escritor dijo en la FIL de Guadalajara 2008, la sociedad esta perdiendo el amor a las letras, el valor que se les da, y asegura que muchas personas en el mundo se han encargado de echar a perder las palabras.


México calza perfecto con lo dicho por Petrović, sobre todo en la esfera política en donde se proclaman las más bárbaras afirmaciones, por ejemplo cuando el secretario de Gobernación, interrogado sobre las declaraciones hechas en Francia por el secretario de Economía en torno de que podría haber un presidente narco, afirmó que es “una preocupación universal”. ¿Hay que llamar a los marcianos?


La diferencia está en los detalles. La diferencia está en los contenidos del alma humana y no en sólo en las apariencias. La diferencia entre aquellos que busquen percatarse de su realidad para entenderla y aquellos que simplemente se tragan la “verdad” que se supone “es”, está en las preguntas, en la reflexión capaz de detenerse en los detalles, de la cual la literatura es una, entre otras, de sus más fieles facilitadoras.


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