Don Giovanni, Teatro de la Ciudad

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un Don Juan de sangre caliente

Cuando los románticos se preguntaron cómo era posible comenzar a comprender la realidad más allá de un proceso racional, lógico y objetivo, la respuesta que encontraron, al menos algunos de ellos, fue que el único modo de lograrlo era mediante mitos y símbolos, la esfera desdeñada por los hombres de ciencia y pensamiento racional.


La ciencia y la filosofía se habían empeñado en destruir los mitos, por eso se hizo necesario que los creáramos, se dijeron los románticos. Como resultado, surgió un proceso consciente de formación de mitos, a principios del siglo XIX.


La música es la que mejor expresa esta dimensión de experiencia. Durante el XVIII, y en particular en Francia, la música era considerada, prácticamente, como un arte menor. Gluck reformó la música al colocarla por encima de las palabras. Schopenhauer consideraba que la música era la expresión de la pura voluntad, de aquella energía interna que ponía en movimiento al mundo. La música es, entonces, concebida como una forma de expresión directa y no imitativa y que está lo más alejada posible de cualquier tipo de descripción objetiva de algo, no racional ni lógica, sino inmediata y más próxima a la esencia que los románticos veían en las cosas en sí.


Es así como Hamlet, por ejemplo, se convertiría en un mito, o Don Quijote, o Fausto, o la ópera magna de Wolfgang Amadeus Mozart, Don Giovanni.


El mito del Don Juan fascinó a Europa durante muchos siglos, apareciendo en un sin fin de obras de teatro, cuentos, poemas épicos, óperas, ballets y tratados filosóficos bajo varios alias, entre ellos, Don Juan, Don John, y Don Giovanni. El tema ha inspirado artistas tales como Moliere, Goldini, Corneille, E.T.A. Hoffman, Pushkin, George Bernard Shaw, Mozart, Gluck, y Richard Strauss.


La ópera Don Giovanni, es producto de la inspiración del Don Juan del dramaturgo español Tirso de Molina, El Burlador de Sevilla (1630).


El Don Juan de Tirso de Molina era un héroe barroco rebelde y desmesurado, impulsivo y audaz. Conforme la historia de Don Juan se difundía a otros países, iba adquiriendo nuevas características, llegó a Italia con Moliere y su brillante y subversiva versión, Don Juan, ou le festin de pierre (1665), a Inglaterra con un Don John violento, y extremadamente racional, lógico, en suma, radicalmente moderno.

La ópera de Mozart es una de las mejores versiones de Don Juan, porque expone el mito en toda su extensión sentimental y en todos sus matices de significado, así como al personaje de Don Giovanni en toda su complejidad.


Por eso el director de escena de la nueva puesta en escena de la ópera Don Giovanni, que se presentará este mes de marzo en el marco del Festival de la Ciudad de México, en el Teatro de la Ciudad, Mauricio García Lozano, dijo que se trata de una provocación para el alto contraste.


Al interior del personaje hay una gran cantidad de paradojas y contradicciones como dentro de la construcción de la ópera misma. Se trata de un discurso en el que todo está sujeto a convertirse en su contrario en cualquier momento.”


Es una ópera con un ritmo trepidante y que finaliza en un tremendo clímax, en donde las fuerzas infernales se devoran unas a otras.


Con respecto a sus precursores, Don Giovanni rompió el molde, y repentinamente comenzó a expandir sus alas, al presentar un mosaico de grandes imágenes que dominan a la humanidad, las fuerzas ocultas, el inconsciente, la importancia de lo inexpresable y la necesidad de anticiparlo y de tenerlo en cuenta. Fuerzas ocultas que se encuentran dentro del propio humano, fuerzas que se manifiestan como el lado oscuro y atrayente del seductor, del Don Juan, el torbellino que lo devora al final de la ópera.


Con razón, el inglés Phillip Pickett, director musical, dijo que se trata de la ópera más importante que escribió Mozart:


La belleza se da en los contrastes entre lo bello y lo feo, es diálogo, ese drama hace de lo bello algo más bello. No es un pastel con betún blanco sino con sangre caliente”, apuntó.


Esta será una ocasión muy especial para presenciar una de las magnas creaciones cumbre elaborada por uno de los genios más trascendentes del mundo y de la música occidental, moderna.


Una oportunidad inmensurable para aproximarse de la mano de los más destacados músicos y cantantes del mundo al abismo del alma humana, al reflejo de nuestras más escondidas pasiones, de nuestros más recónditos deseos.


Teatro de la Ciudad

Jueves 12; domingo15; jueves 19, y domingo 22 de marzo.

Luneta $800; Primer piso $600; Anfiteatro $400; Galería $200.

Los boletos se pueden conseguir en el sistema Ticketmaster por Internet.

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