Se trata de un cuento cuya historia es la de Lady Newell y su deseo por traducir la canción “A Wolf at the Door”, después de que con ésta más una dosis de Lexotanil, Ventonil y un poco de Whisky súbitamente comenzó a sentirse mejor. Siendo devota del “sincrodestino”, la coincidencia le hizo pensar que, si no totalmente, en algo le debía la vida a Radiohead y por eso decide traducir dicha canción.
“A Wolf at the door” tiene la particularidad de sonar como varios temas juntos, integrar diversos contrastes, la voz al borde del colapso, el llanto furioso que estremece la sangre, la esquizofrenia instrumental y el título propiamente. Una canción que cuando fue escuchada por primera vez por Michael Stipe, de REM, le provocó un shock tan fuerte que literalmente, dijo, le castañeaban los dientes.
En el texto podemos intuir a una Lady Newell amante de la literatura, fanática de Borges, cuya literatura, en su opinión, resiste todos los idiomas. Por lo mismo, no le parece estridente emprender la traducción de una canción de su grupo favorito. Y con esta encomienda por delante nos conduce por una meticulosa investigación para advertir los significados ocultos tras los versos de Yorke que entrañan todo un maremoto de símbolos, como los versos gongorinos.
Un cuento largo contado con gran humor y valentía y en el que la cultura popular aflora en toda su espontaneidad para dejarse llevar por el lenguaje como registro pero a la vez como recreación y como invención de nuevos enigmas, de nuevos laberintos y de nuevos pasadizos en los que la materia verdadera trasciende las formas porque gravita en la quintaesencia del ser y del arte en su cariz irrenunciablemente humano.