Uno pensaría que el día antes de la felicidad es lo menos importante, uno se la puede pasar sufriendo por un amor anticipadamente pensando en que no nos va a hacer caso o con la adrenalina hasta la garganta un día antes de jugar la final de un campeonato. Además pensamos que la felicidad es la catarsis y un logro.
Pero Erri de Luca, un extraordinario escritor italiano, no está muy de acuerdo con ello, y eso trasmina en la prosa hipnótica que destila la novela El día antes de la felicidad (Sexto Piso, 2010), una divertida, amena, apasionada y estupenda ficción en la que el tema reluce a través de la vida de dos personajes emparentados por la Guerra y la casualidad: un joven huérfano enamorado de una niña hermosa a quien recuerda de su infancia detrás de la ventana de un tercer piso, y Don Gaetano, portero de un edifico en Nápoles en las décadas de los 50 y 60, que vivió en su juventud en la Argentina y que , dice, lee los pensamientos de las personas.
“La felicidad es un regalo”, aclara Don Gaetano al joven narrador a quien el portero ha criado como su hijo pero sin las barreras casi naturales pero sobre todo sociales de la paternidad directa. Entre tazas de café, secretos contados con una finura exquisita que producen goce en el lector, la amistad del joven y el viejo se entiende como una continuidad de una vida que ha vencido al dolor. Como siempre ocurre.
Porque si no fuera así, no habría felicidad posible. Gracias al dolor hay felicidad y viceversa. Y así de importante, dirá Don Gaetano, es el día antes de la felicidad, porque de cómo lo vivas dependerá tu felicidad, y ese cómo entrevera la manera de que ese momento sea auténtico. Don Gaetano toma el ejemplo del honor en la Guerra: si el día antes de la victoria sobre los nazis hubiera él (que participó en la defensa de la ciudad) decidido esconderse, la felicidad no habría sabido a lo mismo. La lección que da Don Gaetano al joven es profunda porque uno nunca sabe cuándo la felicidad va a llegar. El joven tendrá que saber dirigir su propia vida, solo.
El día antes de la felicidad cuenta una historia, poderosa y envolvente, no alecciona pero sí enseña: muestra los resultados de la resistencia y de la humildad, el poder de los afectos contra la indiferencia y la embriaguez literaria de la palabra acompañada de una anécdota entrañable demostrando que la forma y el contenido de una obra pueden convivir y hacer literatura que cale hasta el tuétano.
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