Esplendor en el rostro y sonrisas desbordantes. Los 7 miembros de la banda de rock canadiense, Arcade Fire, más la violinista Marika Anthony, abandonaron en punto de las 23 hrs el Palacio de los Deportes, sorprendidos, "rebasados", pletóricos, como muchas de las bandas que ofrecen conciertos en nuestro país.
El motivo es la euforia que desbordan los mexicanos, la cual ya es considerada una de sus características más representativas. Euforia que de allá (el público) y viene para acá (la banda) y se va de regreso, y que es un coctel jugoso de melomanía adictiva.
Llegué con Gancy ya tarde, como a las 20 horas, y nos sorprendimos del laucnh en que convirtieron el acceso a pista. Gancy quería ver las playeras (le encanta llevarse su playerita después de cada concierto) y resulta que estaban carísimas: 250 pesos. Un chingo.
Nos metimos. Había alrededor de 1000 personas (pocas considerando que faltaba como una hora para que empezara el concierto). Afortunadamente había espacio porque cuando vi a Gancy en el metro Centro Médico, correspondencia línea café, tenía una cara de "me vas a arruinar ell pindhce día, cabrón". Entonces, al ver que eran pocos me sentí contento. Pedí una chela (70 varos. Cara pero bueno, una chela es una chela). Y esperamos de pie.
Arcade Fire reunió en el Domo de Cobre a más de 13,000 mexicanos, la mayoría de las cuale s coreó los grandes exitos y las nuevas canciones de la joven y versatil agrupación, impresicndible para entender el rock que es también arte y que prefieren las nuevas generaciones.
"Muchas gracias, gracias por la espera", dijo en su primera apelación al público mexicano, Win Butler, líder y vocalista de la banda, luego de que los Fire ya habían echado a correr la algarabía en el recinto cuando intepretaron la primera canción de la noche, cuyo título no podía ser menos adecuado: "Ready to Start", una de las canciones que más espereaba la multitud y que es de las consentidas de su último disco The Suburbs, uno de los mejores tres discos de rock alternativo en lo que va del año. Digo yo. Los otros son Plastic Beach de Gorillaz y el otro estoy en espera de lo que hizo el Trent Reznor y lo escuchar el de Interpol, y si no pues iría por el de Massive Attack. Pero bueno, esa es otra reflexión.
La espera del público mexicano había sido larga,. A Gancy le encanta desde ya haceun teimpo. Y la fan era ella. La que se volvió loca cuando se enteró. La que casi se quiere volver chango cuando no podía acceder a la preventa Banamez, desde las computadoras de la Biblioteca Central. En fin. El encuentro con su público mexicano no pudo haber sido mejor. Con el set-list que preparó la banda, en el que incluyeron las canciones clásicas y una buena cantidad de las más recientes, nadie quedó fuera. Yo me sentí incluido.
Pero los fans, los de hueso colorado, fueron los encargados de prolongar más allá del tiempo limitado del show el coro de la última canción de la noche, casi un himno para la fanaticada, que cuando ya todo mundo abandonaba el lugar seguían coreando una línea vocal melódica de la canción "Wake up". Mientras ya, un poco sudados y un poco adoloridos de las piernas (un poco en realidad comparando esta con otras experiencias conciertiles), abandonábamos el lugar, (que, de hecho siempre abandonan antes los que están cómodamente sentados) vimos como la banda fresa se reunía para seguir cantando. O sea sí estuvo chido pero ya eso es muy wanna be. Ahora que viene valiendo un puritito calzón. Cristóbal me mandó un mensaje, que decía "se dejó caer la banda fresa, no?" Y sí, así fue.
Además de Cristóbal (que, bueno, a él no lo vi) me topé al Dionisio Zavaleta, que lo conocí en el Escruadrón. Nos encoantramos a Paquito Cerón, a quien le he dado clase en la Fac y es amigo de Gancy; a otro guey que le doy clase pero que ya desertó (espero no por mi, y sí si pos ni hablar), y de lejitos a la profe de Gancy, Mónica Quijano, que según yo aún se ve bastante joven pero ella ya la ubica más bien en ese bardo doloroso que se ubica entre la juventud y la señorez.
Fue un concierto pintado de juventud, que juntó a los prepos, los skates, los de la Ibero, los universitarios de la UNAM, varios más que ya trabajan pero que saben que la música es el único y verdadero elixir de la juventud perpetua. Y por eso seguimos yendo y metiéndonos hasta adelante, hasta que la cabeza no se nos marre. Ojalá llegue a los 40 y lo pueda seguir haciendo.
En el escenario, la potencia, el talento y la ternura despuntaba en los rostros y en las manos de los músicos para hacer surgir piezas de lo más auténtico que se puede escuchar hoy en día. En sintonía con esto, la persona que abrió el concierto, "un metalero de verdad", como alguien dijo en la pista, fue una grata sorpresa, pues el solo interpreto canciones personales compuestas a partir de la peculiar manera en que interpreta sus instrumentos metales (saxofon, trombón).
El de ayer ha sido uno de los conciertos masivos más pulcros y más puros de este 2010, pulcros en el ambiente y puros en la libertad con la que circulaba el sonido: la música hizo de las suyas e hipnotizó a los asistentes. Todo en su lugar como en una orgía llena de erotismo y amor.
Al termino de ejecutar una de las canciones favoritas de la audiencia, "Haiti", Win anunció que parte de lo recaudado en la taquilla del concierto sería donado a la organización KANPE, de la que Régine Chassagne (su esposa y también cantante de la banda) es fundadora. Los fondos serán donados para la reconstrucción de Haiti, país del que es originaria la artista.
Al final del concierto, los mibros de la banda lanzaron al público un pandero y la hoja del set list como forma de agradecimiento. El set list completo, que se apañó un carnal que estaba atrás de nosotors, fue el siguiente: Ready to Start, Keep the Car. No Cars Go, Haiti, Sprawl II, Modern Man, Rococo, The Suburbs, In the Backseat, Intervention, Crown of Love, Tunnels, We Used to Wait, Power Out, Rebellion. (Encore). Month of May, Still Ill, y Wake Up.
Arcade Fire se presentará hoy en el Festival Cervantino y el próximo domingo en Guadalajara.
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