Thomas Heise (Berlin del Este, 1955) es un cineasta de espíritu romántico, en el sentido alemán de la formación de la personalidad y en el sentido de la libertad creadora. También porque cuenta con una sensibilidad radical que usa para reconstruir el mundo con imágenes, en su caso con películas y obras de teatro.
"Uno de mis intereses primordiales es la gente", dice Heise una mañana de sol en la ciudad de México, donde se encuentra actualmente porque, en el marco de la 10ª Semana de Cine Alemán, organizada por la Cineteca Nacional en conjunto con el Goethe-Institut Mexiko, se presenta la Retrospectiva Thomas Heise, conformada por 14 largometrajes del realizador nacido en la ex Alemania Democrática, que se presentarán del viernes 19 al domingo 28 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler, de la Cineteca Nacional.
"Es decir -continúa el cineasta-, lo central en mis preocupaciones es pensar cómo podemos lograr relacionarnos con las demás personas de un modo en el cual no nos destruyamos unos a otros: eso es lo básico, lo decisivio. Podemos observar que la manera en cómo nuestra economía ha organizado el mundo tiene un desenlace evidente: nuestro tiempo como especie en este planeta es limitado y lo estamos cortando todavía más. Creo que tenemos que tenemos que hacernos responsables", opina el documentalista alemán.
Ruptura y continuidad
Thomas Heise, cronista de las rupturas y las continuidades que marcaron la Alemania dividida, y discípulo del destacado dramaturgo y poeta alemán Heiner Müller, pertenece a la generación que creció después del levantamiento de junio de 1953, generación que sobrevivió a los tanques soviéticos, a la construcción del Muro en 1961 y al paso de las tropas hacia Checoslovaquia para dar fin a la Primavera de Praga en 1968. En 1975 inició su carrera de asistente de director en la DEFA (Estudio Cinematográfico de Largometrajes de Potsdam Babelsberg), y de 1978 a 1983 estudió Cine y Televisión, habiendo realizado en 1983 su primer película, ¿Para qué una película sobre estas personas?, con materiales que encontró en el mercado negro. A partir de entonces ha trabajado como escritor y director de teatro, radio y cine documental.
"Yo que viví en la antigua República Democrática de Alemania y ahora vivo en la República Federal de Alemania puedo decir que han sido dos cosas totalmente distintas, y en las dos he hecho películas. Por eso la idea de mantener cierta continuidad. Esta ruptura que fue la unificación de Alemania es algo que cambió bastante mi vida", comenta en entrevista.
Heise ha hecho sobre todo teatro y documentales por su interés particular en explorar la historia. No evade que hay algo de ficción en el documental pues muestra un solo punto de vista. Para Heise lo decisivo es lo que surge entre el público y lo que sucede en el escenario o la pantalla: "la historia es el diálogo que se desarrolla entre estos dos espacios", comenta.
Encontrar a personas reales es lo que más le emociona: "A veces cuando hago una película, me encuentro con frases que dicen las personas y suenan como si las hubiera expresado un artista en escena. Son cosas increíbles. En la película Patria (que se exhibe en la programación de la Retrospectiva) una muchacha de un pueblo dice: 'estoy contenta de estar aquí' y eso suena como a Chéjov. En muchos casos me encuentro gente muy sensible y sencilla que es capaz de decir verdades poéticas muy significativas a la hora de hacer documentales", precisa el creador, quien es conocido por su osadía para colocar su cámara en lugares incómodos para el régimen comunista, lo que lo hizo en su momento víctima de la censura oficial: sus primeras obras no pudieron ser vistas hasta hace muy pocos años. La mayoría de ellas forma parte de la programación en la Cineteca.
Lo crítico y lo puntilloso no se le quita. Por eso apunta: "El problema de Alemania es que siendo uno de los países en los cuales la educación depende mucho del status económico de los padres y no existen muchas posibilidades de salir de ese estatus. En este aspecto Alemania no es muy moderna: con toda la calidad que existe tendría que aprovechar de mejor manera sus condiciones y a mediano plazo esto nos va a traer muchos problemas", opina.
Como cuenta el historiador y filósofo Rudiger Safranski en el importante libro Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán, recordando al filósofo y poeta Heider a finales del siglo XVIII (cuando todos los poetas eran filósofos), comenta que dicho escritor es un pilar del romanticismo, en su actitud: lanzarse a los mares en búsuqeda de aquello que es lo folclórico, el espíritu del pueblo, el descubrimiento de los hombres. No del Hombre.
Esa misma búsqueda es la que llevó a Heise el año pasado a Argentina para rodar su más reciente documental, Sistema solar, que trata sobre una etnia olvidada en la periferia de Buenos Aires.
"Este proyecto fue muy lento, y simplemente surgió del deseo de hacerlo. Una condición previa para hacer un documental es tener mucha curiosidad, que tengas muchas ganas de conocer algo. Si empiezo la película en realidad no sé cuál va a ser el resultado. Más bien, salgo, intento ver lo que hay, trato de entablar contacto con las personas y comprender las situaciones.
"En este caso, quise hacer una película sobre la pequeña etnia de los coshas en el marco del Bicentenario de las independencias americanas. Y me interesó hacer un descubrimiento como lo había hecho hace 500 años Cirstóbal Colón, obviamente con otros motivos, pues nosotros intentamos entender algo de lo que no sabíamos nada. En ese sentido esta experiencia fue un poco fue el intento de educarnos al acercanos a ellos. En el fondo, queríamos transmitir el mensaje de que ellos existen aunque son una comunidad muy pequeña, alrededor de 1,500 personas, pero que a nadie le interesa que existan. Por eso es importante que se sepa de ellos porque realmente es gente genial, y eso hay que saberlo", comenta Heise.
0 comments
Publicar un comentario