Presenta El Milagro residencia de Alberto Villarreal
Es un artista aunque no le guste mucho el término. Dirige obras de teatro y ha escrito algunos textos cuyo fin es convertirse en acontecimientos escénicos, sin embargo no se considera un dramaturgo: "Soy alguien que hace obras de teatro, nada más", dice. Alberto Villarreal, un joven hombre de teatro, ha desarrollado en los últimos años una estética muy particular y actualmente Teatro El Milagro lo presenta en una residencia artística, la cual consiste en la representación de tres de sus obras de teatro, la presentación de un libro y el reestreno de la obra De bestias, criaturas y perras, original de Luis Enrique Gutiérrez Ortíz Monasterio (LEGOM) y que Villarreal ya dirigió en el pasado.
No es una ocurrencia que se haya organizado esta residencia. El nombre de Villarreal suena bastante en el medio teatral desde hace tiempo, pero él descree de la fama y vomita los egos superlativos que se dan de forma frecuente entre los teatreros, como apunta:
"He visto gente muy destruida por eso. Es tal la presión para los nuevos dramaturgos con talento, que luego los inmovilizan y si su siguiente obra no tiene esa espontaneidad de la primera, lo crucifican. 'Ah, qué lástima, en realidad no eres quién creíamos que eras', le dicen. Y uno no puedes escuchar eso. No puedes ser tan cruel contigo. Pero si en algún punto te crees esa imaginería del éxito, la fama, el reconocimiento, 'soy un artista y tengo algo que decir', 'soy importante', caíste en la ficción y realmente estás muerto", afirma Villarreal .
"Si tú te mueves con perspectivas, te arruinas porque creas un marco mental en el que defines lo que quieres conseguir y tu obra se convierte en una suerte de chantaje a la vida o al mundo para lograr tu objetivo. Pero si la obra no te lo da, crees que tu obra falló. Eso es muy infantil: si no eres capaz de deshacerte de toda expectativa y realmente entrar al teatro a ver qué sucede"... Villarreal deja en el aire la frase que completa la condicional. Nosotros agregaríamos: no podrás conmover a nadie, hacer arte.
Dos de cuatro
Actualmente se encuentran en cartelera en Teatro El Milagro dos de las obras de Villarreal: Más sutil que el espejo y Ensayo para débiles. El lunes pasado se presentó el volumen Siete años en ensayos en donde se recoge su obra. El próximo 27 de agosto se reestrena Desierto bajo escenografía lunar y una semana después la obra ya mencionada de LEGOM, De bestias criaturas y perras, que contará con las actuaciones de Beatriz Luna y Rodolfo Blanco.
Con oportunidad hemos reseñado en estas páginas la primera obra que inauguró esta residencia: Más sutil que el espejo, una pieza con textos que se componen de imágenes e imágenes que se manifiestan como poesía, sonido y ruido. La obra es un sutil alegato contra las convenciones sociales y tetarales, contra el malestar radical de la condición humana, y al enfocar en el mapa a los aún no nacidos, propone al asistente la asunción de la culpa, todo un reto a nivel emocional y moral.
Por otro lado, Ensayo sobre débiles, que se estrenó esta semana, es una de las experiencias teatrales más gozosas y gratificantes que podrán encontrarse en cartelera; es también una proposición abierta, un juego encendido que parte de las venas o de las raíces: desde la vida. Un hecho escénico con un final que es un ritual inédito, el cual desnuda sin obligación al visitante de ese espacio experimental que es la escena, y la cual se propone ya no cerrada sino abierta, relacional.
Una obra dura y bella que tiene imágenes letales: una actriz expulsada por el público como en un reality show; un actor azotado a jitomatazos por sus compañeros; un viejo tundido por otros más jóvenes que aborrecen sus arrugas; una par de esposos que se ofenden de la manera más sutil, con la verdad no dicha en el pasado. Imágenes profundas que adquieren mayor contundencia a la luz de las propias explicaciones de su autor.
"Uno no existes como su trabajo. Por eso, toda idea que se formen de ti es falsa. De hecho toda idea que te formas de ti es engañosa. Este negocio parece trabajar por personalidades y no por personas, porque lo que vende es la personalidad. Pero toda personalidad está equivocada porque solo es una pescie de instantánea de alguien. No pueden entender el trabajo artísitico de una persoa por su personalidad.
"Una defensa de la subjetividad"
Este par de piezas de Villarreal sintetizan de un modo contundente la estética del autor (categoría de la cual también desconfía Alberto), porque no se sujetan a una historia ni a una finalidad pero sí a unos principios: fincar una conexión a partir de emociones, apelar a la empatía desde una defensa de la subjetividad, como dice el teatrero.
"El teatro siempre es una especie de acto contra la idea de civilización y de evolución, la civilización pensada como un marco de seguridad que nos contiene a todos y que nos plantea una moral de lo correcto y lo incorrecto. Y porque mucha de la estética y el arte se pone al servicio de reafirmar las ideas imperantes, de verticalidad, de discurso racional, discurso claro, de necesidad de centro, de la idea de evolución, yo digo que el teatro tiene que ser un ejercicio constante de oposición para poder abrir un marco en donde podamos ver lo otro, mirar de un modo que no lo hemos hecho antes. Me interesa mucho más la vía negativa, de la depuración, del quitar; la vía de casi dejar un espacio vacío donde puedan aparecer otras cosas, más que la idea del discurso cerrado, del orden lógico, de la crónica, de narrar historias predecibles".
"El teatro es una gran defensa de la subjetividad y esta no necesita argumentarse. Tu puedes decir el mundo es así y eso es muy subjetivo y luego mostrármelo a través de una obra. Y amí lo que me parece apasionante es poder entrar un poco en una maquinaria de tu mundo que al mismo tiempo comparte fibras con el mío. Porque un teatro que sirve a un propósito inmediatamente queda enajenado por ese propósito.
"El teatro no tiene utilidad, y cuando la tiene inmediatamente se muere. Yo creo que realmente hay que cuidar que las obras no tengan utilidad, no tengan finalidad, no tengan un sentido, ni un espacio comunicativo. Eso es trabajar contra todo aquello que nos dice la estética sobre lo que debe ser el arte. Y por eso habría que trabajar contra la misma estética y arte para poder trascender todos esos candanos que se nos han impuesto. Pensado así, el teatro es una utopía de cuerda, como me gusta llamarla, un pequeño espacio con un grupo de gente que funciona durante unos minutos y se acaba y después no queda nada, afortunadamente, y si acaso queda algo, en el mejor de los casos es una buena conversación", dice Villarreal.
Residencia Alberto Villarreal
Teatro El Milagro (Milán 24, col. Juárez)
Más sutil que el espejo
Del 18 de agosto al 4 de septiembre.
J y V 20:30 hrs, S 19 hrs; D 18 hrs.
Ensayo sobre débiles
Del 15 al 31 de agosto
Lunes, martes y miércoles, 20:30 hrs.
Desierto bajo escenografía lunar
Del 27 de agosto al 4 de septeimbre
S y D 13 hrs.
De bestias, criaturas y perras
Únicas dos funciones: 3 y 4 de septiembre
S 19 hrs; D 18 hrs
Es un artista aunque no le guste mucho el término. Dirige obras de teatro y ha escrito algunos textos cuyo fin es convertirse en acontecimientos escénicos, sin embargo no se considera un dramaturgo: "Soy alguien que hace obras de teatro, nada más", dice. Alberto Villarreal, un joven hombre de teatro, ha desarrollado en los últimos años una estética muy particular y actualmente Teatro El Milagro lo presenta en una residencia artística, la cual consiste en la representación de tres de sus obras de teatro, la presentación de un libro y el reestreno de la obra De bestias, criaturas y perras, original de Luis Enrique Gutiérrez Ortíz Monasterio (LEGOM) y que Villarreal ya dirigió en el pasado.
No es una ocurrencia que se haya organizado esta residencia. El nombre de Villarreal suena bastante en el medio teatral desde hace tiempo, pero él descree de la fama y vomita los egos superlativos que se dan de forma frecuente entre los teatreros, como apunta:
"He visto gente muy destruida por eso. Es tal la presión para los nuevos dramaturgos con talento, que luego los inmovilizan y si su siguiente obra no tiene esa espontaneidad de la primera, lo crucifican. 'Ah, qué lástima, en realidad no eres quién creíamos que eras', le dicen. Y uno no puedes escuchar eso. No puedes ser tan cruel contigo. Pero si en algún punto te crees esa imaginería del éxito, la fama, el reconocimiento, 'soy un artista y tengo algo que decir', 'soy importante', caíste en la ficción y realmente estás muerto", afirma Villarreal .
"Si tú te mueves con perspectivas, te arruinas porque creas un marco mental en el que defines lo que quieres conseguir y tu obra se convierte en una suerte de chantaje a la vida o al mundo para lograr tu objetivo. Pero si la obra no te lo da, crees que tu obra falló. Eso es muy infantil: si no eres capaz de deshacerte de toda expectativa y realmente entrar al teatro a ver qué sucede"... Villarreal deja en el aire la frase que completa la condicional. Nosotros agregaríamos: no podrás conmover a nadie, hacer arte.
Dos de cuatro
Actualmente se encuentran en cartelera en Teatro El Milagro dos de las obras de Villarreal: Más sutil que el espejo y Ensayo para débiles. El lunes pasado se presentó el volumen Siete años en ensayos en donde se recoge su obra. El próximo 27 de agosto se reestrena Desierto bajo escenografía lunar y una semana después la obra ya mencionada de LEGOM, De bestias criaturas y perras, que contará con las actuaciones de Beatriz Luna y Rodolfo Blanco.
Con oportunidad hemos reseñado en estas páginas la primera obra que inauguró esta residencia: Más sutil que el espejo, una pieza con textos que se componen de imágenes e imágenes que se manifiestan como poesía, sonido y ruido. La obra es un sutil alegato contra las convenciones sociales y tetarales, contra el malestar radical de la condición humana, y al enfocar en el mapa a los aún no nacidos, propone al asistente la asunción de la culpa, todo un reto a nivel emocional y moral.
Por otro lado, Ensayo sobre débiles, que se estrenó esta semana, es una de las experiencias teatrales más gozosas y gratificantes que podrán encontrarse en cartelera; es también una proposición abierta, un juego encendido que parte de las venas o de las raíces: desde la vida. Un hecho escénico con un final que es un ritual inédito, el cual desnuda sin obligación al visitante de ese espacio experimental que es la escena, y la cual se propone ya no cerrada sino abierta, relacional.
Una obra dura y bella que tiene imágenes letales: una actriz expulsada por el público como en un reality show; un actor azotado a jitomatazos por sus compañeros; un viejo tundido por otros más jóvenes que aborrecen sus arrugas; una par de esposos que se ofenden de la manera más sutil, con la verdad no dicha en el pasado. Imágenes profundas que adquieren mayor contundencia a la luz de las propias explicaciones de su autor.
"Uno no existes como su trabajo. Por eso, toda idea que se formen de ti es falsa. De hecho toda idea que te formas de ti es engañosa. Este negocio parece trabajar por personalidades y no por personas, porque lo que vende es la personalidad. Pero toda personalidad está equivocada porque solo es una pescie de instantánea de alguien. No pueden entender el trabajo artísitico de una persoa por su personalidad.
"Una defensa de la subjetividad"
Este par de piezas de Villarreal sintetizan de un modo contundente la estética del autor (categoría de la cual también desconfía Alberto), porque no se sujetan a una historia ni a una finalidad pero sí a unos principios: fincar una conexión a partir de emociones, apelar a la empatía desde una defensa de la subjetividad, como dice el teatrero.
"El teatro siempre es una especie de acto contra la idea de civilización y de evolución, la civilización pensada como un marco de seguridad que nos contiene a todos y que nos plantea una moral de lo correcto y lo incorrecto. Y porque mucha de la estética y el arte se pone al servicio de reafirmar las ideas imperantes, de verticalidad, de discurso racional, discurso claro, de necesidad de centro, de la idea de evolución, yo digo que el teatro tiene que ser un ejercicio constante de oposición para poder abrir un marco en donde podamos ver lo otro, mirar de un modo que no lo hemos hecho antes. Me interesa mucho más la vía negativa, de la depuración, del quitar; la vía de casi dejar un espacio vacío donde puedan aparecer otras cosas, más que la idea del discurso cerrado, del orden lógico, de la crónica, de narrar historias predecibles".
"El teatro es una gran defensa de la subjetividad y esta no necesita argumentarse. Tu puedes decir el mundo es así y eso es muy subjetivo y luego mostrármelo a través de una obra. Y amí lo que me parece apasionante es poder entrar un poco en una maquinaria de tu mundo que al mismo tiempo comparte fibras con el mío. Porque un teatro que sirve a un propósito inmediatamente queda enajenado por ese propósito.
"El teatro no tiene utilidad, y cuando la tiene inmediatamente se muere. Yo creo que realmente hay que cuidar que las obras no tengan utilidad, no tengan finalidad, no tengan un sentido, ni un espacio comunicativo. Eso es trabajar contra todo aquello que nos dice la estética sobre lo que debe ser el arte. Y por eso habría que trabajar contra la misma estética y arte para poder trascender todos esos candanos que se nos han impuesto. Pensado así, el teatro es una utopía de cuerda, como me gusta llamarla, un pequeño espacio con un grupo de gente que funciona durante unos minutos y se acaba y después no queda nada, afortunadamente, y si acaso queda algo, en el mejor de los casos es una buena conversación", dice Villarreal.
Residencia Alberto Villarreal
Teatro El Milagro (Milán 24, col. Juárez)
Más sutil que el espejo
Del 18 de agosto al 4 de septiembre.
J y V 20:30 hrs, S 19 hrs; D 18 hrs.
Ensayo sobre débiles
Del 15 al 31 de agosto
Lunes, martes y miércoles, 20:30 hrs.
Desierto bajo escenografía lunar
Del 27 de agosto al 4 de septeimbre
S y D 13 hrs.
De bestias, criaturas y perras
Únicas dos funciones: 3 y 4 de septiembre
S 19 hrs; D 18 hrs
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