Disecciona el fenómeno Lady Gaga
Circula en México reportaje sobre el rápido ascenso de la diva
Ocho meses convirtieron una pregunta sobre los orígenes de Lady Gaga en un amplio reportaje que echa luces sobre el gran mito que se ha construido alrededor de la cantante más importante del espacio simbólico transitorio entre las dos primeras décadas del siglo XXI. Ochos meses que abarcan el inicio de la Monster Ball Tour, en la ciudad de Manchester, Inglaterra, en febrero de 2010 y su presentación en Japón a finales del mismo año.
De la potencia a la realidad. Ochos meses en los cuales pasó de ser una estrella con un primer logro: irrumpir con firmeza en la escena musical internacional respaldada por un fuerte apoyo de la compañía discografíca Interscope, y mucha intuición y cálculo en el uso de las redes sociales. Y se convirtió en una diva, como lo apunta la periodista y escritora Maureen Callahan (que fuera durante siete años redactora en jefe del New York Post, diario que la propuso en 2009 para optar por el prestigioso Premio Pulitzer).
El libro de Callahan no es una biografía sobre Steffani Joan Germanotta, quien desde antes de convertirse en la famosa Lady Gaga, ya había tenido algunas brevísimas apariciones en TV (principalmente en una escena en Los Soprano y como víctima en uno programa de bromas de MTV).
Este libro, de acuerdo con el sugerente título, Poker Face (Ediciones B, 2010), que alude directamente a uno de los primeros éxitos de la cantante, y que significa algo así como "el rostro tramposo" indaga en esa primeras preguntas que asaltan a todo fanático de la cantante: ¿de dónde vino?, ¿quién es?, ¿es auténtica o una copia maquillada?, ¿quién estuvo detrás de tan tremenda maquinaria de publicidad?
Con base en una larga lista de entrevistados, Callahan hilvana algunas líneas: la visión e influencia del padre de Steffani, un agudo empresario de origen italiano, es fundamental para la disciplina de esta cantante; la personalidad voraz de la joven neoyorkina que se traduce en esa actitud echada para adelante que, en el camino, a muchos desesperó y a otros tantos puso de cabeza, más su audacia e inteligencia, la hicieron amoldarse a todos las sugerencias, sobre todo la primera: dejar de ser una gordita de cabello negro y convertirse en una mujer sexy y rubia; la estrategia de grandes marcas en el diseño de un producto que fuera comercialmente atractivo: mantener un sonido pop tradicional, en contra de los deseos adolescentes de Steffani: ser una cantante genuina, más decantada por el jazz.
Además, la disciplina que la ha hecho dar conciertos casi todas las semanas en tan solo un par de años, empezando por pequeñas presentaciones en bares gays con un discurso dirigido a dicho grupo, pero también apareciendo en fiestas neoyorkinas a las que acuden los grandes productores, o como telonera de The New Kinds On The Block y hasta del grupo femenino, hoy plenamente olvidado, a quien llegó a componerles canciones, The Pussycat Dolss.
En su largo reportaje, Callahan apunta un hecho contundente: Gaga ha sabido entender el funcionamiento de los medios de comunicación y las redes sociales, de tal manera que le ha dado la vuelta al fenómeno violento de la propaganda: los paparazzis no la cazan, es al revés: ella es una caza paparazzis.
No es ingenua: prueba de ello es que jamás se la ve ebria o en un estado indispuesto. En ese sentido, jamás "da la nota" que los demás buscan sino que ella "da la nota" que quiere dar. Estrategias como, en un principio, aliarse con un bloguero exitoso, Pérez Hilton, o asumir una postura a favor de una minoría (gays), le redituarían en el futuro.
La imagen ante todo. Por eso se entiende que para ella sea preferible, por ejemplo, llegar tarde y exasperar a la prensa mexicana pero llegar finalmente vistiendo un atuendo que dejó a los medios boquiabiertos. Al día siguiente la nota era su atuendo y no que los hizo esperar casi dos horas. Ella dijo: "perdón chilangos pero quería estar presentable para ustedes".
La investigación de Maureen Callahan funciona como un micro relato expandido o como una micro historia de la aceleración. El pasado más lejano que ubicamos en este libro se remonta a 2006. En los ochos meses mencionados, los cuales se registran al principio y al final del libro, hay una suma cuántica a partir del relato terciado. Lady Gaga no es portavoz de su propia historia porque esa historia es ficticia o ha sufrido una hipertrofia. Los portavoces son los otros, y sobre todo, los que en el proceso de formación de ese Monstruo llamado Lady Gaga, han sido borrados o echados a la basura. Se cuenta que, fácilmente en unos meses, Germanotta siguiendo una máxima de perfección ha despedido directamente a más de 150 personas.
Tal vez Lady Gaga es como el personaje Edward Blom, de la entrañable película Big Fish, en la cual un viejo en la antesala de la muerte repasa su vida como un joven pueblerino que fue capaz de vencer todo tipo de adversidades para convertirse en quien quería ser. La historia es bellísima aunque da la impresión que todos los relatos del viejo son hiperbólicos. Y, sin embargo, al exagerar se potencia una de las grandes cualidades humanas: la imaginación. Esa idea se filtra al final de la película de Tim Burton.
Por eso, Callahan no hace ni una apología pero tampoco una denuncia de Lady Gaga. Su reportaje es amplio y se mantiene al nivel de una propuesta abierta (es importante apuntar que la traducción tiene fallas). Pero su libro es una manera de tratar de entender el fenómeno desde su forma más natural: la humana. Como hace muy poco lo hizo la cadena HBO con un especial supremo, justo en los días que Gaga visitó nuestro país: y nos muestra a una chica de 24 años, ¡por Dios! que por supuesto duda y es insegura, y que además ignora aspectos de la cultura, la política y de la sociedad que trascienden por mucho la importancia de una presentación en vivo, pero que, quizá, no trascienden la importancia de la música y del arte, ni de la sensibilidad.
El libro de Callahan es importante para recordar a esa niña gordita de nariz grande y cabello negro que se sentaba a su piano y tocaba sin importarle nada más que su música, y es importante también para recordar que hay "necesidades" (las grandes corporaciones, el trabajo, las utilidades, la cultura) en el mundo que dilapidan los sueños de la gran mayoría, corporaciones que al margen del beneficio económico, no tienen ningún otro interés. Y también es importante para recordar que, sin embargo, pese a estas necesidades, sin duda, es mejor seguir soñando, seguir imaginando. Sí, porque es un sueño: creer que podemos ser quienes queremos ser.
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