El teatro en sus orígenes
Montan La máquina de Esquilo, en Chapultepec
El teatro es una de las pocas instituciones de la antigüedad que prevalece hasta nuestro tiempo. Esquilo (Siglo V antes de nuestra era) fue una máquina de escribir teatro, dejando un legado de más de 70 obras. Hoy en día, esa máquina esta activa y en el mundo entero, incluido nuestro país, el teatro vive de un gran momento de experimentación y de trabajo estético que hoy se practica de forma intermedial y transdisciplinaria.
Sin embargo, en México, este tipo de trabajos son poco visibles. No obstante, salvo algunas excepciones que poco a poco, sobre todo en la última década, han logrado acumular un cierto prestigio en la escena independiente, una gran parcela es desconocida. Por eso, desde este mismo rincón se han buscado nuevas propuestas que acerquen el teatro al gran espectador.
Luis Enrique Gutiérrez Ortíz Monasterio (LEGOM) es uno de los autores montados en esta exploración. Autor de una basta cantidad de obras dramáticas, entre las cuales algunas de las más conocidas son Perros hinchados a la orilla de la carretera y De bestias, criaturas y perras, también ha incursionado en el teatro para jóvenes, de donde han surgido obras en las cuales su característico tono irónico, su irreverencia y su desparpajo en el uso del lenguaje, se mantienen, muy en contra de las convenciones.
Esto ocurre en la obra La máquina de Esquilo, que este fin de semana y el siguiente (16, 17 y 23 y 24 de julio) se presentará al aire libre en la Plaza Ángel Salas del Centro Cultural del Bosque, con la dirección de Alberto Lomnitz y el talento de los jóvenes y audaces actores: Olivia Lagunas, Sonia Franco, Abril Mayett, Raúl Vallejo, José Cremayer, Guillermo Villegas y Ricardo Rodríguez.
La irreverencia y la originalidad de LEGOM se trasminan en el tono, el tema y la propuesta que Lomnitz lleva a cabo. Un tono paródico que se sirve del carnaval y el folklor léxico para lograr contundencia comunicativa; en ese sentido el texto no desdeña al público que va dirigido, los jóvenes, y por tanto se expande al mismo tiempo que es elocuente.
Un tema pertinente que se trata sin ninguna solemnidad: la poca cultura teatral de una mayoría significativa de ciudadanos se ve como una oportunidad para bajar del pedestal a Esquilo y ponerlo al nivel de las personas y así, dese ahí poder valorar su legado: dotar de teatralidad a la narratología de los primeros brujos y chamanes del mundo moderno.
Esquilo (Siglo VI AdC) fue un soldado griego que con el paso de los años se transformó en dramaturgo. Desde sus tragedias el teatro ha evolucionado. LEGOM encontró en esta manera de contar la historia de uno de los grandes pilares del teatro moderno, la manera de hacer de la teatralidad un acto en directo, cercano, hábil y divertido.
En este sentido, la propuesta estética se transforma en una propuesta ética: acercar al gran público a la experiencia del teatro. ¿Obstáculos? Ninguno más que las inclemencias del tiempo. Porque la estructura es sencilla: un principio que es un traslado al pasado (teatro desde fuera del teatro que se inserta en el alma de la anécdota, como en Jesucristo Superestrella) desde donde se comienza a contar la historia; una escenografía movible y muy precisa en la que se utilizan también instrumentos improvisados (botes de basura como tambores, mangueras de plástico como cornos); una experiencia horizontal que emula una de las grandes aportaciones griegas a las sociedades del futuro: el espacio del ágora, la asamblea; y un texto muy ingenioso que convierte a la tragedia en una gran comedia: ácida y fibrosa como las magnas comedias de la historia.
El montaje es una apuesta loable y una buena oportunidad para divertirse en familia, para ir a ver teatro muy bien realizado: un buen texto con un director preciso más una media docena de confiables y talentosos intérpretes. Si es maestro lleve a sus alumnos. Si es director de una escuela pida una cita con este ensamble y dele oportunidad al teatro que todos llevamos dentro.
La máquina de Esquilo
Plaza Ángel Salas (Centro Cultural del Bosque / detrás del Auditorio Nacional)
Sábados 16 y 23 y Domingos 17 y 24 de julio.
Entrada libre.
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