Cambia de preocupaciones temáticas el dramaturgo Alejandro Román
No encuentra pares entre otros jóvenes o maduros dramaturgos, siempre que escribe lo hace sobre una "mesa de carnicero" y con dos whiskys en el espíritu; la crítica que se hace de sus obras le interesa poco menos que nada. Pero tiene muy claro que la palabra hay que buscarla, hay que ir tras ella e intentar atraparla, y que la realidad hoy aparece en capas que se combinan de forma extraña comop las vantanas de un ordenador.
Esta suma de cualidades, que muchos pueden poner en tela de juicio, le han granjeado al joven dramaturgo Alejandro Román una gran batería de premios, entre los que destaca el Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón banda 2010. No obstante, el escritor arguye que estos tampoco le importan tanto como, hace algunos años, la búsqueda de una voz personal y, hoy en día, el desarrollo de un estilo único que borde la línea de los géneros:
"Yo ando buscando, tal vez, mi propio género: la hiper narrativa: esta la entiendo más a la hora de acercarme a los medios tecnológicos de la actualidad, los medios informativos o redes, y que de repente puedes detener un fragmento de espacio y de tiempo en un solo cuadro", apunta el dramaturgo, quien el pasado martes asistió al estreno del montaje de una de sus más recientes obras, Fuera de Límites, con la que ganó el Premio Manuel Herrera 2010. La obra inauguró los trabajos de la 9a Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia, que desde el martes y hasta el sábado se realiza en la ciudad de Querétaro.
"Capturo poemas dramáticos"
"Yo voy detrás del poema dramático y no me interesa tanto registrar la realidad", dice el joven dramaturgo, cuya obra presenta a tres mujeres que desde un tiempo y espacio indeterminado narran de manera intercalada sus pesares y, finalmente, su propia muerte.
Pero la contundencia de sus intenciones en este drama se ubica en una escena de la realidad que conecta con su poética personal, la hiper narración: la historia de una mujer que acudiendo a un café Internet puede ver en tiempo real en una de las pantallas del local su propia muerte, pues lo que ella ve en la pantalla es un video que se transmite en una página de narcos (de las cuales dice Alejandro siempre tiene en su ordenardor alguna abierta) y que es filmado por los sicarios que la levantan.
El narco, la violencia de género y la narración de los espacios cotidianos, folklóricos coincidene en su propuesta. En entrevista, el dramaturgo platicó que su obra personal la puede dividir en tres etapas: una primera que es la etapa pop, muy ligada a su llegada a la Ciudad de México, donde encontró todo un nuevo mundo que devora y es cruel; una segunda etapa en la que abordó en 12 dramas el tema del narcotráfico y una tercera, la presente, en la que está embalado en la traducción artísitica del tema sobre la violencia de género.
Con esa pauta escritural, el dramaturgo afirma: "yo me asumo como un cronista: acudo como el reportero a las fichas, a los lugares. Eso hago en mis obras. Me interesa consignar la realidad que nos está avasallando".
"Por eso voy a donde está la palabra y las historias: el conflicto, el drama, la tragedia. En la tierra caliente la palabra es muy bonita, por ejemplo", dice el escritor, quien aclara que su estética la siente muy ligada a la pintura y a la gráfica. Y tiene razón: sus frases son muy poéticas y la poesía de estas ubica su acento en lo nítido de las imágenes que sugieren.
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