Como toda una afrenta a quienes creen que la Ópera es un arte incapaz de renovarse se estrenó el día de ayer la obra Únicamente la verdad. La auténtica historia de Camelia la Tejana, una ópera 100% mexicana que conjuga mucho humor, música clásica que coquetea con la música norteña, corridos y canciones de bandas, voces de calidad internacional y una escenografía discreta pero simbólicamente perfecta y lapidaria.
Para un momento complejo qué mejor que una obra compleja y atrevida, trazada a partir de fragmentos que van componiendo un paisaje desolador, el México violento del narcotráfico, el México simulado de los medios, el México fugaz de las vidas efímeras que bailan al son de las balas una melodía siniestra cuya síncopa la da la muerte y la huida.
Un puente es el símbolo y el único recurso escenográfico visible. Un puente entre la vida y la muerte, un puente entre las oportunidades laborales y el desempleo, un puente que separa dos naciones hermanadas por una frontera convulsa, un puente entre la mujer y el hombre que se aman, se odian, se vuelven cómplices para después dejarse o incluso matarse.
Esa es la historia de Camelia, aquella que inspirara una canción que hicieron famosa los Tigres del Norte, “Contrabando y traición”, que narra la huida de Emilio Varela y Camelia la Tejana, saliendo de San Isidro para llegar a Los Ángeles a entregar la “hierba mala”, donde finalmente Emilio la traicionaría.
A esto responde la última estrofa de dicho corrido: “Sonaron siete balazos”, porque, si bien, “si una hembra quiere un hombre por él puede dar la vida”, como Los Tigres advirtieron: “hay que tener cuidado si esa hembra se siente herida, la traición y el contrabando son cosas incompartidas”.
Y esta es la verdad de esta importante ópera, quizá la verdad más auténtica, justamente porque se nos evapora en las manos.
Camelia La Texana, ópera Únicamente la verdad
lunes, 15 de marzo de 2010
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