La literatura es un exorcismo
“La literatura es un verdadero exorcismo, sobre todo la novela que al ser un proceso indagatorio siempre parte de un conflicto y por el solo hecho de plantearlo, tal conflicto deja de pertenecerle al escritor”, su escritura lo libera, afirma el escritor Gonzalo Celorio con motivo de la publicación de su más reciente libro de ensayos, Cánones subversivos (Tusquets, $150).
El libro se compone de 9 ensayos sobre autores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Xavier Villaurrutia, Edmundo O’Gorman, entre otros, en los que aborda de forma íntima su relación literaria con ellos, los cuales en su momento fueron rupturistas pero hoy son considerados clásicos.
Tres de estos escritores componen una especie de núcleos temáticos o estaciones subversivas que dieron una vuelta de tuerca a las letras latinoamericanas del siglo XX: Alejo Carpentier y su categoría de lo real maravilloso americano; Gabriel García Márquez y el realismo mágico, y Julio Cortázar, la subversión por excelencia.
De este último, Cortázar, de quien Celorio es gran admirador y experto, comenta: “su literatura es manifiestamente una literatura de ruptura: rompe con la literatura realista que no sabía reír, que no tenía sentido del humor, que no exploraba sentimientos como la ternura, y también rompe las fronteras entre lo real y lo fantástico”.
De modo que, de la subversión a la ruptura hay un paso: atrapar un milagro que sea del gusto de millones. En medio de este camino se encuentran el olvido, la oquedad, la caducidad y la marginación. Al frente de la fama los mercados editoriales. Y al final, es decir, en la trascendencia de los siglos, lo inefable y lo abisal, es decir, lo esencialmente humano.
Es decir, aquello que es la literatura, la cual, además de ser para Celorio un exorcismo, es también “un método cognoscitivo que tiene la capacidad de hacer calas más profundas en el ser humano que cualquier otra disciplina de carácter objetivo o científico.”
Sin embargo, reconoce que en términos pragmáticos, “la literatura no sirve absolutamente para nada. Por eso la literatura es un lujo, es un excedente de la vida. No tiene una función utilitaria”, afirmó el novelista.
Latinoamérica después del Boom
“El fenómeno del boom no sólo fue un fenómeno literario, sino también editorial que encendió un gran reflector sobre la literatura que se hacía en América Latina. Ni siquiera los escritores iluminados por ese reflector tuvieron la misma calidad.”
“Incluso hay algunos no iluminados por ese reflector que no han sido tan reconocidos: Juan José Saedo, Ricardo Piglia, Poli Délano, Ana Lilia Vega, Arturo Naranjo, Francisco López Acha.”
“Ha dicho Carlos Fuentes que la literatura del boomerang que implica ir de regreso de ese boom, romper con él, pero después de haberlo asimilado.”
“Ya se rompió totalmente con la literatura del realismo mágico, quienes lo siguen haciendo es en buena medida por criterios estrictamente comerciales, como si fuera una fórmula predeterminada”, afirma Celorio.
Sobre las nuevas generaciones, menciona que se caracterizan por una actitud de recuperar la tradición del boom, porque “la búsqueda de un futuro termina con la reconquista de un pasado, como ha dicho Octavio Paz. Pero hay una recuperación. Gracias a estos escritores, nuestra literatura es más flexible, ya no tiene la necesidad de experimentación.”
Celorio tipifica a la literatura que se está haciendo ahora “sobre todo por lo que no es: no es una literatura que tenga la preocupación de ser comprometida, que ya no se esfuerza por la búsqueda de la identidad nacional y por ello puede tener otros ámbitos de acción, ya no es una literatura del realismo mágico. Es una literatura mucho más libre, más diversa y de gran rigor en toda América Latina”, concluyó.
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