¿Sabes qué onda con los defensores de Derechos Humanos?: ¡Declárate!

miércoles, 6 de julio de 2011

¡Declárate!

El miércoles pasado acudí al lanzamiento de la campaña "Declárate", que promueve la defensa de los defensores de Derechos Humanos a partir de la difusión de un videito el cual le spego a continuación. Se trata de una iniciativa muy interesante que fue ingeniada por los magos publicitarios de la agencia Vago despierta.

Acá les pongo algunas impresiones de lo que vimos en la ceremonia de lanzamiento de esta campaña que tiene nobles intenciones en un contexto pleno de violencia como es el que vivimos en nuestro país. Si les late la idea: ¡declárense!



Dice Navi Pillay: "Voy a llevar por el mundo su mensaje"
Acude Alta Comisionada de Derechos Humanos a lanzamiento

"Voy a diseminar por todo el mundo lo que ustedes están haciendo con esta campaña", dijo sorprendida la Alta Comisionada de las Naciones Unidas de Derechos Humanos, Navi Pillay, al terminar su participación en el lanzamiento de "Declárate", campaña que busca hacer visible la labor de los defensores de Derechos Humanos, labor que es ignorada por la mayoría de las personas de nuestro país y del mundo entero.

A partir de que en el evento se proyectó el video que encadena esta campaña, la gente puede visitarlo en la página www.yomedeclaro.org en Internet. El objetivo es llegar a un millón de visitas en las próximas semanas y, sobre todo, sumar personas que se declaren defensores "de aquellos que nos defienden" como menciona el rockero Saúl Hernández al final del corto animado.

En el acto, además de Saúl Hernández y Navi Pillay participaron los periodistas Lidya Cacho y Javier Solórzano y la actriz Cecilia Suárez. Cada uno de los voceros de esta campaña emitió dos mensajes: primero uno general y, luego, cada quien con un target en específico: Cecilia Suárez a los famosos (políticos, líderes de opinión, figuras públicas, deportistas, cantantes, actores, aquellos que pueden usar un micrófono); Lidya Cacho a los defensores; Saúl Hernández a la juventud mexicana, "a la raza", y Javier Solórzano a los periodistas.

Los periodistas Solórzano y Cacho optaron por la improvisación y la fuerza de la espontaneidad y, en sus respectivas alocuciones: Lidya mencionó que "lo importante es que cuando nos enfrentamos a la violencia lo hacemos como ciudadanos, policías, estudiantes, amas de casa, activistas, empresarios... es importante que todos en este país nos protejamos mutuamente", y Solórzano acusó: "en los últimos meses ha crecido un ataque sistemático contra aquellos que nos defienden".

Por su parte, Hernández y Suárez prepararon dos profundos, inteligentes y emotivos discursos que, a pesar de su brevedad tuvieron eco en las ovaciones de los asistentes. El líder de Caifanes dijo que esta es una oportunidad para lograr como país "una recuperación de conciencia, que ayude a nuestro crecimiento como sociedad. Entre el Estado y la sociedad hay un abismo. El Estado no sabe quiénes somos. Solo conoce que hay cifras pero no conoce sus rostros".

En su turno, la actriz Cecilia Suárez mencionó. "¡vaya paradoja! (la defensa de los defensores)... pero esta oscura circunstancia (por la que atraviesa el país) es la que nos obliga a a ctuar colectivamente. Se trata de una descomposición emocional indescriptible. Sentimiemtos como la rabia, el dolor, la ansiedad, la impotencia, la inseguridad solo alimentan la locura que reina en el país".

Vago despierta, unos manes con ideas bien frescas

domingo, 3 de julio de 2011

"La publicidad tradicional está agotada"
Vago despierta diseña campañas de acción social

Hace unos días me di una vuelta por las oficinas de Vago despierta, ni más ni menos que en la amada colonia Condesa. Y platiqué alrededor de una hora, chance y un poquito más, con los meros meros de esta agencia de publicidad, que es una agencia sui generis porque ellos están interesados en que el consumidor crezca junto con la marca, en ese sentido, lo que hacen es promover valores que se constituyan en el individuo a partir de la repetición consciente, de acciones que repercutan en un cambio social a pequeña, mediana o gran escala.

Actualmente son los genios detrás de una campaña de la ONU, sobre la defensa de los defensores de Derechos Humanos. Y también son las cabezas detrás de la reciente campaña de Vicky Form en torno de la siguiente propuesta: que las mujeres voten por los 10 Mandamientos de la mujer. Una campaña en la que no aparece ningún corset ni braga y que es muy potente.

Aquí les presento algunos ejemplos:

Trabajar en una agencia reconocida mundialmente como Ogilvy haciendo publicidad para grandes marcas podría ser el sueño de muchos. Sin embargo, para los jóvenes publicistas Álvaro Manzano y Analá Farías el verdadero sueño se encontraba oculto. Fue en 2008 cuando este joven colombiano y su amiga mexicana decidieron que era tiempo de dar un giro en sus vidas y se lanzaron a la aventura: decidieron despertar al "vago" que ellos llevaban dentro y crearon una agencia de publicidad sui generis, Vago despierta, que ubica en el concepto "vago" a aquellas personas que son capaces de salir de la normalidad para alcanzar sus sueños.

Vago despierta propone campañas de "acción social", con lo que, de acuerdo con la visión de estos dos jóvenes emprendedores, llegan más lejos que las agencias tradicionales.

"Cuando abrimos la empresa el mayor reto que tuvimos fue cómo ir más lejos de aquello que se conoce como responsabilidad social, que en un gran porcentaje cae en un tema de asistencialismo.
La mayoría de las marcas dicen: "ok, si me compras, dono", pero así en realidad es el dinero de la gente el que se dona y la marca no es capaz de sacar de su utilidad. Por otro lado, hay publicidad que trabaja a nivel de conscientización pero que se queda ahí: ok, somos conscientes, sabemos que hay violencia, que hay guerra, que hay falta de educación, sobrepeso. Y en realidad hacemos muy poco", dice Álvaro Manzano.
"No buscamos gente consciente, sino gente que actúe. Cuando tú actúas una o dos veces lo conviertes en un hábito. Nuestra publicidad busca cambios positivos a nivel social", puntualizan los publicistas.

En esta agencia son claros: ellos no trabajan sobre responsabilidad social porque ésta no se tendría que vender como valor agregado, justamente porque es una responsabilidad: "Si yo soy una compañía de refrescos que saco agua de todos los manantiales diariamente en toda Latinoamérica, lo mínimo que tengo que hacer es reforestar los bosques para que siga habiendo agua. No es algo que se tiene que aplaudir", afirma Manzano.

Una campaña que no anuncia prendas sino valores

Cómodamente sentados en una fresca oficina de tonos metálicos que impacta por su atención al detalle, Álvaro opera su ordenador portátil sobre una mesa blanca y negra con forma de una gran media naranja. En la pantalla de su laptop, uno de los carteles relativos a una de las campañas que hicieron para la empresa de lencería femenina Vicky Form. Analá emocionada se asoma. Están contentos: en tan solo unos días la campaña "Los 10 mandamientos de la mujer" ha sumado más de 10,000 votos.

"Cuando nos dimos cuenta de que existen estos dos modelos, asistencialismo y conscientización, decidimos crear otro modelo y así llegamos llegamos a trabajar publicidad de acción social. Nosotros trabajamos con las marcas pero ellas son quienes proponen ciertas plataformas de comunicación. Y, finalmente, quien hace grande la publicidad, quien ejecuta la comunicación, es el consumidor", indica Manzano.

Este modelo se aplica totalmente en la campaña de Vicky Form, porque son las mujeres, con sus votos, quienes hacen trascendente esta campaña. Las mujeres (y también los hombres, aclara Analá) votan para elegir, de una lista de 30 finalistas, los 10 mandamientos que corresponden de manera más general con los intereses de la mujer. Estas 30 propuestas finales se extrajeron de un total de 25,000 alternativas, las cuales fueron recabadas durante un lapso de dos meses mediante encuestas, call centers y redes sociales. Para seleccionar a estas 30 finalistas contaron con la asesoría de una agencia de investigación que les ayudó a leer con agudeza y detalle los datos recopilados.

Todos los mandamientos finalistas fueron redactados como acciones. Algunas de las propuestas son: "Como mamá, no educo machos ni sumisas"; "Nunca arriesgaré mi salud por alcanzar un estereotipo de belleza"; "Las mujeres quedadas no existen, yo decido si casarme o no"; "No me dará ni miedo ni vergüenza si me gustan las mujeres". Los alcances y fortalezas de la campaña están a la vista.

Las marcas carecen de credibilidad

Uno de los aspectos inmediatos que más llama la atención cuando nos acercamos a Vago es el cambio de mirada que proponen al publicista: ¿por qué logramos que las marcas puedan crecer y no hemos logrado que quien las consume crezca junto con ellas? El desajuste repercute en las marcas de una manera directa: la gente no cree en lo que estas les venden, en sus discursos.

"Hoy el día el bonding de las marcas, el amor que se tiene hacia ellas, está sufriendo una gran falta de credibilidad. Yo como consumidor no le creo a los gobiernos, no le creo a las marcas, no le creo a las organizaciones. No tengo ídolos. Hace 50 años había grandes personalidades. Por eso, en la agencia proponemos una comunicación directa y honesta, no tramposa. Y de ahí, todavía damos un segundo paso: el compromiso: ¿Solo hago que te refresques o, además, como marca te aporto un valor agregado al pensar, hablar y enfocarme en intereses comunes de mis consumidores, en sus problemáticas concretas?", formula Manzano, líder de la compañía.

La publicidad tradicional ha caído en un círculo vicioso en el cual por encima de todo priva la mentira, el engaño y la simulación. Por eso mismo, el trabajo de Vago es interesante ya que pone por encima la ética y la honestidad para proponer campañas.

Analá, Álvaro y su equipo de trabajo, el cual suma una flotilla de menos de 10 personas, están seguros de que hoy en día el consumidor es un consumidores inteligente e informado y hay que tratarlo como tal. Tratarlo como tonto sería ponerse la soga al cuello.

Y esta reflexión la han llevado a la Academia, pues han impartido talleres, cursos y conferencias en Universidades, donde han confirmado que la publicidad ya va por otro lado:

"Cuando vamos a las universidades, les decimos a los jóvenes de 18 años: el potencial que tú tienes en la cabeza lo puedes utilizar para vender refrescos o para hacer cosas como las que hacemos nosotros. Ahí nos damos cuenta de que el chavito no quiere vender cocas. Los chavitos tienen una conciencia mucho más clara y cuestionan el mercado", comenta Manzano quien a sus 31 años es el mayor de una flotilla de creativos y diseñadores que hacen publicidad diferente. Según sus líneas conceptuales: vagos despiertos.

¿Por qué Vago despierta?

Hay varias historias alrededor. Vago es una descripción de nosotros mismos. Estuvimos durante años detrás de una computadora, en un escritorio pensando estrategias y creatividad para grandes marcas, y en el fondo había un sueño y cierto grado de inconformidad. Y un vago es esa persona que le pone stop a esa inconformidad, se sale y lleva a cabo su sueño. Eso es vago despierta. En ese sentido, resemantizamos el concepto de vago. También hay otra lectura: los shadús de la India, vagabundos que lograron separarse de las cosas materiales y alimentarse de sabiduría. Los shadús están en la calle hablando con la gente y así reciben dinero o alimentos.

El consumidor inteligente:

"El consumidor hoy en día es inteligente, maneja mucha información. En ese nivel funciona el compromiso social que pueden vincular con las marcas. Tratar como tonto al consumidor es ponerse la soga al cuello": Vago Despierta.

Dos libros para Luis Cernuda

miércoles, 29 de junio de 2011

Luis Cernuda, desde la historia y la emoción
Circulan en México biografía del poeta y una novela en la que es personaje

Desconozco la obra de Cernuda, mea culpa. Pero para quienes no son ignorantes en esta materia, me parece que este par de textos les pueden ser de interés:

El gran poeta sevillano Luis Cernuda, llegó a París en febrero de 1938, dejando atrás un país que se desangraba en una cruenta y despiadada guerra civil, España. Meses después, en mayo del mismo año, es invitado a Inglaterra para impartir una serie de conferencias, coincidiendo con la llegada de 1800 niños españoles hijos de republicanos, la mayoría de ellos huérfanos, que son recibidos como refugiados políticos en aquel país.
¡Quién lo viera! Cernuda en bañador.

Desde un punto de vista histórico, aquel momento marca un antes y un después en la vida del poeta: la vida en el exilio, la vida lejos, fuera y la vida en constante reniego del terruño natal, época de su vida que desembocaría con su muerte en México en el año de 1963.

Pero también, desde un punto de vista emotivo, marca un antes y un después: el momento de la tristeza, de la amargura, de la decepción total, luego de saber que también los niños mueren en su natal España.

Estas dos visiones las retoman de un modo vital y muy distinto dos escritores (uno filólogo, el otro novelista) en dos libros interesantes y fundamentales para aproximarse a la trascendencia de este hombre que fue un poeta hasta la médula.

Antonio Rivero Taravillo con la segunda parte de la biografía de Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963), cuya primera entrega ganará la XX edición del Premio Comillas de ensayo, y Eloy Urroz con la novela La familia interrumpida, una novela muy personal, que ha recabado los elogios de la literatura más oficial: Jorge Volpi y Carlos Fuentes.

"Era un radical rebelde": Rivero Taravillo

El poeta y el mundo son dos ramas que provienen de la misma raíz: el mundo es poiesis, creación constante, y el poeta es creatividad incontinente. Pero en el caso de Luis Cernuda, en esta relación poeta-mundo, según el filólogo y traductor Antonio Rivero Taravillo, "vemos como dos piedras que chocan, aunque de muy diferente tamaño: yo y el mundo o el mundo y yo, de ese choque se producen chispas y de ahí muchos poemas. Cernuda es un caso extremo en este sentido", dice.

Rivero Taravillo comenzó a apasionarse por la obra de Cernuda desde hace ya 25 años, 7 de los cuales los destinó a la redacción de la primera biografía que se ha escrito del vate.

"Cernuda tenía un carácter difícil. En el fondo de él, había una pulsión a romper con todo y con todos. Cernuda fue un radical rebelde, alguien que no tenía encaje en el mundo. Su exilio fue perpetuo", dice el escritor.

Pero en México encontró: "una forma de entender el mundo más sensual, al margen del afán mercantilista de países por los que él pasó como Inglaterra, Escocia y Estados Unidos, donde lo importante es el éxito en lo económico, la producción. Y esto es absolutamente ajeno a quien era Cernuda".

"Era un escritor con formas bien distintas, y lo que se mantiene como constante fue esta rebeldía más un tono moral de meditación como no hubo en España antes de él. Después, sí. Porque entre los poetas españoles su influencia ha sido bastante importante, sobre todo tras la vuelta a la democracia. Y ha inspirado a varios poetas de generaciones sucesivas, lo cual no es frecuente porque una generación de poetas suele repudiar a quien fue maestro de la anterior", comenta Taravillo.

El cambio de tono: la mirada triste

Persona dura, difícil. Poeta radicalmente humano, albergó desde niño la idea de que no era bien acogido en su familia y luego se sintió diferente. Se dice de él que era un hombre huraño. Pero, por más que se diga lo que se quiera, al escritor mexicano avecindado en Estados Unidos, Eloy Urroz, quien toma a Cernuda como uno de sus personajes en la novela La familia interrumpida, le interesa más seguir el registro de los poemas de Luis Cernuda para indagar con más preguntas.

Para Urroz, Cernuda más que enojón era un hombre triste. Ha leído desde hace bastante tiempo al poeta sevillano y entre sus afectos destaca un libro que es su favorito: Las nubes.

"Dentro de este libro hay un poema que me causaba misterio, es un poema sobre la muerte, se llama 'Elegía a un niño vasco muerto en el destierro', y fue a partir de ese título y de esa prosa que yo quise saber qué había detrás. Esto me dio pie para investigar más sobre Cernuda y finalmente llegué a la idea de que quería escribir una novela a partir de esa idea", indica el narrador.

"En el contexto de la Guerra Civil española, 1800 niños vascos que son asilados en Inglaterra, muchos de esos niños son huérfanos. Se da la coincidencia que en febrero de 1938 Cernuda escapa a Inglaterra en 1938, frustrado, decepcionado de España, sin trabajo, y cae de casualidad en un trabajo ayudando a estos niños", afirma.

¿Qué cosa más triste que la muerte de un niño? se pregunta el escritor mexicano. Añade que ésa es la tristeza que se puede encontrar en La familia interrumpida. Aclaró además que esta no es una novela histórica sobre Cernuda, pero asegura que si algún lector no conoce al vate ni todo su legado, leer esta novela es "una forma de llegar a él".

Retomando el tema del carácter fuerte de Cernuda, Urroz añade: "lo que pasa en mayo de 1938 es importante porque es lo que da al traste con su personalidad: si ya estaba amargado se amarga para siempre; si era un escéptico del ser humano y tenía la peor opinión sobre lo que el ser humano es, concluyó en que: somos escoria, el hombre es un hijo de puta. Punto final. Somos una mierda, basura, sin importar nuestra filiación política. Y eso se traduce también en su poesía, porque lo que vino después de Las nubes es amargura, pesimismo en gran escala, antiespañolismo, anticatolicismo, anti-establishment. Por eso Cernuda es el gran poeta no convencional", puntualiza el narrador mexicano.

Interpol, una vez más

lunes, 27 de junio de 2011


Interpol, solitos y bajo el bronce

Quedé a deber la reseña. Pero bueno, aquí comparto un textito previo. Disculpen. No soy fan de Interpol. Mi nena, Nancy, sí. Puedo decir que ya les agarré el gusto después de verlos por tercera vez en vivo, ahora reconozco que es un rock bien sobrio, denso y lúcido. Me gusta.

Y hablando de revelaciones, esta noche también fue la tercera en la que he visto tocar a Rey Pila... Debo reconocer que también ya lo miro con otros ojos. Rey Pila tiene onda. Si lo traen como calzón sus promotores pero su música también es cuidada y prendida.

Ahora el turno de Paul Banks, que, lo recuerda muy bien Nancy, le dijo a los mexicanos: "ustedes son los mejores ganes (sic) del mundo". Yo estoy de acuerdo.

Han sido las figuras pero no han tenido su espacio. Interpol es una de las bandas consentidas por una buena parte de los jóvenes melómanos mexicanos y, finalmente, luego de sus más recientes presentaciones, las últimas dos como figuras centrales de magnos festivales de rock, se vuelve a presentar en la ciudad de México en el marco de la gira de promoción de su más reciente álbum Interpol (2010), el cuarto en su trayectoria.

Hace tres años en el Manifest y el año pasado en la primera edición del Corona Capital, Interpol dio constancia del por qué se les considera una de las bandas más importantes de su generación, al grado en que ha sido considerada por la crítica como una de las propuestas más sólidas de la primera década del siglo XX. En vivo, en esos grandes festivales, dieron la nota alta. Ahora, sus fans no esperan menos de ellos.

Desde su irrupción en la escena musical con el disco Turn on the Bright Lights (2002) brillaron curiosamente por su sonido: pasmoso y poderoso, y su pulcra ejecución instrumental que contrasta con el sonido estruendoso de las tradicionales bandas de rock. Interpol, desde su nombre, es una propuesta más sobria e inclusive sus letras lo reflejan. Es una banda que camina a pasos agigantados hacia su consolidación, y su más reciente placa se encamina en esa dirección.

Paul Banks (o Julian Plenti, vocalista que tiene a México entre sus estaciones consentidas, pues aquí vivió durante una temporada), Daniel Kessler (guitarrista), Sam Fogarino (batería) y el reciente incorporado bajista Brad Truax, a quien ya se pudo ver en acción en el Festival Coachella 2011, presentarán un concierto más personal, más dirigido y, se espera, más emotivo que sus presentaciones pasadas, en las cuales ya han hecho gritar locamente a sus fans mexicanos, quienes nuevamente podrán corear sus canciones favoritas de los discos Antics (2004), Our Love to Admire (2007) y ahora Interpol (2010), un disco cuyo sonido habla por si solo: "es realmente Interpol", han mencionado repetidamente los miembros de la banda.

Los intérpretes de temas como "Evil", "Obstacle 1" y "Show hands" también se presentarán el viernes primero de julio en el Auditorio Telmex de Guadalajara, y el sábado dos en el Auditorio Banamex de Monterrey.

A la caza de la mujer, de James Ellroy

Primitivo y cazador

(sin foto)

Hace ya algunos años el afamado, denostado y hasta autor de culto: el escritor estadounidense James Ellroy escribió una especie de autobiografía la cual se publicó con el título Mis rincones oscuros. En aquel momento coqueteó con ese género que solo pueden explorar los autores medianamente trascendentes que envejecen los suficientes años para darse cuenta de ello o aquellos que cuentan con la suficiente egomanía para creer que los relatos de su vida son de un interés mínimo para una cantidad económicamente viable de potenciales lectores.

Mis rincones oscuros, cuyo título además de todo es prodigioso, fue un éxito de ventas, y constató que el ego de Ellroy es lo suficientemente grande y su maniática visión del mundo se traduce en términos literarios de un modo totalmente formidable y novedoso. Aquel primer libro liberó una asignatura que suele quedar atrapada una vez que se aborda el género: explicar, significar y definir la identidad. Y, al contrario, nos dejó una imagen más borrosa, menos nítida, menos asible pero más profunda de El.

En Mis rincones oscuros se inventó, por encargo de su editorial, como un detective o un reportero de nota roja para indagar la muerte de su madre, Jean Hilliker, quien fuera brutalmente violada y asesinada a mediados de los años 50, cuando el pequeño James contaba con 10 años de edad. Hecho trágico que marcaría su vida y que repercutiría en los temas y obsesiones que suele explorar en su literatura, como ejemplo de ello se cuentan las novelas como L.A. Confidential y La Dalia Negra, por mencionar las más conocidas.

Nosotros, lectores comunes, ¿luego de Mis rincones oscuros que más podíamos pedir a ese nivel? La respuesta la ofrece A la caza de la mujer (Mondadori), el más reciente libro del escritor sexagenario. De la lectura de esta obra, surge una primera pregunta: ¿es novela o autobiografía? No es ni una ni la otra, sino más bien un poco de las dos y nos atreveríamos a decir que es sobre todo una novela: un relato ficticio hecho con método, técnica y destreza narrativa pero, sobre todo, con una de las más admirables y arriesgadas excavaciones humanas, en un nivel en que la fenomenología, la caza de los espíritus interiores conjurados del moho que se pega a las entrañas, hace una cala sin cribas y con toda la honestidad, todo el arrojo, todo el sentimiento, toda la habilidad verbal, todo el desparpajo y toda la potencia narrativa que es posible encontrar en un escritor que se precie de serlo: un creador de literatura y no un buen contador de historias.

La historia de Ellroy es la de un hombre viejo, desencantado que siendo joven vivió mal pero de viejo ha vivido tan bien como una celebridad de Hollywood; un hombre que no ha encontrado límites y que no los tiene a la hora de reconstruir la vida a través de la palabra; un hombre con miedos y fallas que no pide disculpas y que parecería no temerle a nada; una especie de espíritu que se encuentra más allá del bien y del mal: un iluminado lleno de mierda y cicatrices, un apóstol de la abyección, un mesías de la tradición blanca, un santo de la perplejidad. Un hombre sin tiempo: un adelantado que transmite desde lo remoto.

A la caza de la mujer es una exploración vitalísima trenzada de acuerdo con las mujeres que lo han acompañado en su vida, con la prístina coincidencia de que todas y cada una de ellas son bellas, de piel blanca y cabello rojizo: todas, parecidas a la primera, la fundamental, pero ninguna ni siquiera la primera (la madre), la única. En un nivel tangible esa no existe, acaso podrá registrarse en un instante imaginativo en la conciencia pueril del pequeño Ellroy: en el pasado existe Ella, pero Ellas (incluida Jane) son el consuelo a la búsqueda inmanente de un hombre hambriento que no esconde ni se apena de su voracidad.

Esas mujeres se borran y reaparecen, se filtran y se deshacen para refuncionalizar a esa mujer que es huella, vestigio y posibilidad: Ella: Todas. No, su Yocasta personal. Sino el ombligo: la cicatriz. La carencia perpetua y la incompletud irremediable. Su ilusión vital. Sin la muerte de su madre quizá para nosotros jamás hubiera existido un Ellroy. Y esa sería una tragedia igual de grande.

Ellroy es un escritor diferente y necesario. Y no porque sea un viejo borracho de 60 años, malencarado y sangrón, que ha hecho fama y que le importan un bledo los cánones cultos, un hombre que no ha tenido hijos y que se ha liado con cuanta mujer ha podido.

Sino porque Ellroy es un santo de la literatura post-apocalíptica: alguien que, con una mueca de hastío, entre el humor y la ironía, rebobina hacia el futuro una cinta velada en búsqueda de su principio. Ellroy es lo que queda, lo último que nos queda, de aquellas categorías que un día significaron todo un mundo conocido como Literatura: honestidad, auto escarnio, incredulidad, perplejidad y valentía. Categorías que funcionaban cuando los relatos tenían peso y en el mundo aún existían resquicios de heroísmo. Cuando había hombres y no fantasmas. Cuando el hombre se lanzaba a la caza de sus ilusiones, a la caza de su mujer.


Casi, un pueblo

jueves, 23 de junio de 2011

El casi casi del amor
Una obra singular, tierna e interesante
Ya le quedan poquitas funciones, ¡vayan!

Imagen tomada del blog Diario del Planeta

Nueve formas singulares de acercarse al amor. ¡Vas a amar esta obra! Son las frases con las que se promueve Casi, un pueblo, obra de teatro original de John Cariani y que Ocesa Teatro ha montado con un elenco serio, equilibrado y que cumple con muy buenas actuaciones: Gabriela de la Garza, Úrsula Pruneda, Moisés Arizméndi y Bernardo Gamboa, dirigidos por José Manuel López Velarde, creador del musical más exitoso que ha montado en los últimos años esta productora, Mentiras, y de otro sobre el cual se tienen grandes expectativas y que se estrenará próximamente: Si nos dejan.

Si atendemos a las leyendas con las que iniciamos esta nota, lo único que atinamos a pensar es: ¿así o más melcocha? Cursilería y cursilería: gancho emotivo. Pero más allá de eso, y con toda la melcocha que se pueda imaginar, esta obra es una singular, tierna e interesante puesta en escena que, sí, ok: si a usted las historias de amor le parecen cosas lejanas, inverosímiles, superfluas, le aburrirá enormemente. Pero si es usted un ser humano común y corriente que se ha enamorado alguna vez, sin duda encontrará alguna historia que le hable de cerca. O de lejos. Pero sin duda le hablará o al oído o como un susurro a distancia o como una corneta al amanecer.

Porque Cariani ubica con genialidad aquellos momentos en los cuales emerge la posibilidad del reconocimiento. Más sencillo: reconocimiento= acuerdo entre dos personas que se dan cuenta que se gustan. Créalo o no, el amor es una simple suma de casualidades, muy compleja y muy caprichosa pero para clarificar nuestro punto pensemos en esto: en la clásica imagen del elevador:

Dos personas se encuentran solos en un elevador y se atraen mínima o fuertemente, por los motivos que sean, y esos segundos en el que comparten la convergencia de ese espacio vertical que los funde en un tránsito de niveles es una oportunidad única. Basta esa casualidad para que sus vidas cambien o, mínimo, para que fantaseen con lo que pudo haber pasado y reanuden su tránsito horizontal como si ahí adentro se hubiera suspendido el tiempo.

Las posibilidades del amor son infinitas; sin embargo, muy pocas, por más que usted sea un dandy o una femme fatale, lograrán consumarse. Este es el punto de partida de esta obra en la cual se prefiere no contar una historia sino muchas y así ahondar en la complejidad de los encuentros: en cómo la vida puede tomar un rumbo distinto si en el momento preciso nos decidimos o no a seguir a la persona, a decir te amo o callar, a lanzar esa mirada como un arpón o titubear, a acariciar ténuemente o meter las manos en los bolsillos.

Ahí se ubica la materia de esta obra. Por lo mismo es casi imposible que usted no se haya sentido en Casi: un pueblo que se ubica en la inminencia: el casi casi. Un lugar mágico porque, justamente, se nutre de la imaginación y de las fantasías: solo ahí puede existir. Porque ese amor es un instante, y en ese sentido es mágico, porque el instante basta. Después, está la vida real y sus amarguras. Pero ser capaces de habitar ese instante es casi casi como advertir el milagro de una obra de arte: que a pesar de estar a la vista siempre es invisible, hasta ese casi casi en que está a punto de ocurrir: finalmente se revela: y luego desaparece.

La primera historia de estas nueves es la más compleja, la más sencilla y la más redonda: Un par de tímidos enamorados sentados en una banca confiesan su amor. No saben cómo actuar. Quieren estar cerca. El dice algo extraño: "mientras más cerca estamos en realidad más lejos nos encontramos". Para ponerle un ejemplo a Ella, toma un papel, lo hace bolita y le dice: "¡mira! mientras más juntos, en realidad más lejos estamos uno del otro". Coloca dos dedos que los emulan, sobre la bolita de papel, levanta uno de esos dedos y le da la vuelta a la pelota hasta llegar al dedo que dejó inmóvil. Entonces, Ella se aleja, y él dice: "¿ves?, ahora estás más cerca... más cerca... y más cerca". Ella sale por un costado del escenario.

Esta obra es bella en su ausencia de pretensiones y en la contundencia de esa imagen inicial que se completa como un círculo al final de la obra. Un círculo: el símbolo de la unión perfecta.

Casi, un pueblo
Teatro Virginia Fábregas (Velázquez de León 29, San Rafael, Metro San Cosme)
J 20:30 hrs; V 19 y 21:30 hrs; S 18 y 20:30 hrs y D 13:30 y 18 horas.
$350 por el Sistema Ticketmaster

Si nos vamos con el prejuicio probablemente dejemos de atender una obra que se compone de fragmentos, historias que como las buenas historias de amor jamás comienzan así como jamás sabemos cuándo terminan.



Flavio González Mello, sobre Edip, en Colofón

"Seguimos sin ver y sin saber nada": Flavio González Mello

Edip, en Colofón, una de las obras más interesantes de la CNT

Para Flavio González Mello no hay verdades absolutas. Los grandes universales hay que ponerlos en duda al mismo tiempo que no hay que olvidar las cosas importantes, las más sencillas, las más inmediatas: dónde estoy, qué día es hoy, quién es esa persona, qué dije. Propone jugar con los mitos clásicos, y divertirnos haciéndolo porque, además, nos encanta: "la vuelta de Ulises a Ítaca está en todas las road-movies".

Flavio tomó el mito de Edipo para divertirse. Y reconoce que la actualidad y vigencia de este mito se ubica en que a pesar de tanto conocimiento y sentido de planeación, para el hombre moderno el futuro jamás ha estado en sus manos.

"En realidad somos tan pequeños que no podemos controlar nuestro destino. No es cierto que tú eres arquitecto de tu propio destino. El ser humano cree que sabe muchas cosas pero en realidad siempre acaba equivocándose", dice el destacado dramaturgo mexicano, Flavio González Mello, quien, clavado en los temas de la multiplicidad de la identidad, se hacía preguntas y finalmente halló una respuesta en una de las obras de autor más interesantes y complejas que se han creado en México en los últimos años: Edip en Colofón, que actualmente se presenta en breve temporada en el Teatro Julio Castillo, en Chapultepec.

¿Somos lo que recordamos o bien somos un personaje que hemos construido caprichosa y arbitrariamente por vía de algunos recuerdos?, se preguntaba hace seis años cuando comenzó la redacción de esta obra. Y esa pregunta la llevó González Mello todavía más lejos: ¿si nos quitan eso (esa ficción o criba de la identidad) entonces qué somos?, ¿si te quitan ese pasado y la idea de que ya no vienes de un lugar sino de otro, qué queda de ti? No halló una respuesta sino muchos discursos vertidos en esta obra de teatro.

Edip en Colofón retoma el mito griego de Edipo (su destino es asaltar a sus raíces: mata a su padre y copula con su madre) y lo lleva al extremo (construyendo simultáneamente una crítica a los géneros teatrales) al condenar a Edipo a vivir en un presente continuo, pues no puede recordar el infortunio que ha padecido en el pasado.

La obra no es una continuación del mito sino una actualización de sus metáforas en un nivel simbólico y abstracto. Por eso Flavio González decide que la acción dramática ocurra en un manicomio: un lugar de repetición y sin tiempo. La ambigüedad, la duda y la ironía son las materias primordiales de las cuales se ayuda el dramaturgo para tejer una tragedia cómica que anula el tiempo y provoca el extrañamiento radical del espectador, pues la obra entra en sintonía con los tiempos que corren: se vive sin futuro, en un presente continuo donde todo es nuevo. Lo novedoso: el valor neurálgico y axial para la seducción que tiñe la totalidad de nuestra cultura.

Darle vueltas al presente

González Mello se fijó en los padecimientos mentales del lóbulo frontal y los desarrolló en el personaje Edip: "Edip elimina el tiempo. El está encerrado, porque si avanza lo que sigue es tremendo y si retrocede lo que encontrará es tremendo. Y entonces lo que hace es detenerse y darle vueltas al presente. Y esa es un poco la idea: ¿qué pasa si te evades del tiempo y vives siempre dándole vueltas al presente, si decidieras olvidar? Nunca queda claro si Edip está condenado por un problema de salud mental o si hay una dosis de voluntad en sus acciones", comenta el dramaturgo.

Esa ambigüedad es uno de los juegos más interesantes, juego que retoma de manera formidable el director de la puesta, Mario Espinosa. La ambigüedad es, asimismo, uno de los contenidos más profundos e irónicos de esta propuesta teatral que se encuentra, a su vez, anclada en otro mito: el eterno retorno.

"El mito de Edipo es la paradoja perfecta: es un callejón sin salida, es un absurdo. No se puede resolver pero es un círculo perfecto: a ti te dicen que tienes un destino: si vas hacia adelante lo cumples, si huyes a él llegas al mismo punto. Es casi una figura de geometría narrativa perfecta y muy rara. Y es una historia además que nos sigue tocando", añade Flavio, quien no se mete con academicismos ni propone lecturas cerradas.

El dramaturgo añadió que la obra intenta ofrecer al público una variedad de emociones. Es una tragedia cuyos enredos la llevan hacia la comicidad pero también se vuelve un melodramón como una telenovela que provoca un sentimiento mixto en el espectador: entre el espanto y el absurdo. Un drama fundamental para mirarnos desde la locura y la ceguera.

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