Aunque en América Latina la introducción de los nuevos dispositivos de lectura digital aún parece lejana, para Pedro Huerta, director editorial de Random House Mondadori (RHM), si bien “no es inminente, tampoco pasará en 50 años, será en cinco u ocho años. En México, por ejemplo, los celulares antes se contrataban por uno o dos años, hoy con el prepago se volvió una locura.
“El Kindle te cuesta hoy en día 269 dólares. México es un país que se adecua a la tecnología por su cercanía con EU y por su apego a la tecnología. De hecho por esto mismo llegará a México y se harán de uso común antes que en los demás países de Latinoamérica y en España”, acotó.
El libro electrónico es una realidad que nos obliga a pensar el futuro de la industria si bien en México, por sus condiciones concretas, no ha causado gran impacto la introducción en el mercado de los nuevos dispositivos electrónicos de lectura es pertinente ver cómo se están preparando los involucrados, es decir los interesados en la lectura en el futuro (más allá del soporte).
Napster y Metallica, referente obligado
En 2001, la banda de rock Metallica interpuso una demanda al servidor Napster que permitía el intercambio y descarga libre de canciones a través de cargar un software que cada persona baja del portal de Internet de la compañía e instalaba en su computadora, generando un sistema de acuerdos de los primeros del tipo P2P. Metallica ganó la demanda y Napster tuvo que cerrar. Miles de usuarios se vieron frustrados al no poder tener un a forma que les facilitara apropiarse de la música que deseaban.
Aquello hizo a pensar mucho a los editores de RHM, dice Pedro Huerta, quien trabajaba en el departamento de la editorial en EU, “y pensábamos cómo eso iba a impactar en los libros; el detonante llegó en septiembre de 2008 con la llegada de kindle. Nuestra ventas en PDF antes eran poco arriba del 0.1% y hoy lo son de 5%”, dice Huerta, director editorial de RHM en México.
Canibalización del libro
RHM es una de las pocas editoriales que han puesto manos a la obra en la materia, incluso con proyecciones precisas que se pueden aplicar a todas las editoriales. Comenta Huerta:
“La primer área es la de libros técnicos y académicos, a diferencia de los libros que son novelas, por ejemplo. En el libro técnico la canibalización del libro electrónico sobre el papel va a ser más rápida y muy violenta, en 2015, el 85% de los ingresos de una editorial de libro académico va a ser por ventas digitales, mientras que en el mundo de la novela, de la cultura o libros para entretenerse va a ser justo al revés en el 2015 va a ser 15% digital y aquí va a ser mucho más lenta la canibalización”, afirmó el editor.
“Lo segundo, el gran cuello de botella, van a ser los dispositivos, el Kindle, el Ipad, pero creemos que pronto va a haber más de 40. La carrera va a ser entre Amazon, Sony y Apple”, afirma.
Aunado a esto, Eduardo Rabasa, director de Sexto Piso, llama la atención (sobre todo a las editoriales independientes para quienes la digitalización de los catálogos es un arma de dos filos) no sobre los soportes materiales sino sobre las plataformas electrónicas como Google que, esas sí, pueden ser una amenaza para las editoriales, ya que, por ejemplo, el magno servidor de búsqueda referido “quiere digitalizar muchísimos libros y los contratarían las universidades, con lo que podrían adquirir un poder monopólico”, advierte.
Digitalización, Promoción y Globalización
Por ello, el tema se vuelve más complejo ya que no sólo se trata de quiénes tendrán los soportes, cómo serán, sino cuál será la diversidad de propietarios de derechos cuando la tendencia de la herramienta primordial para la difusión de los libros electrónicos, Internet, es la liberación radical y la atenuación en la importancia del autor.
Como apunta, Martí Soler, director del Fondo de Cultura Económica (FCE): “el libro electrónico ya está en el medio pero todavía tenemos los demás aspectos, como el de derechos de autor: hay muchos autores que no aceptan que sus libro se ponga en versión electrónica, hay otros que les gustan las dos y hay otros por ejemplo científicos que quieren que se ponga en la red y que los consulte quien quiera”, afirma.
A los escritores ya convertidos en marca no les interesaría la plataforma digital más que para promoción de sus libros. Los autores nuevos serán los que podrán beneficiarse de la plataforma digital para hacer llegar a más personas sus obras a costa de no tener una importante retribución económica.
Por ello, Pedro Huerta dice:
“En el mundo digital la editorial se tiene que reinventar de cara al autor,si el autor ya es una marca no haría falta ninguna editorial de por medio. Tenemos que asegurarles todo un marketing online porque lo que les puede interesar es la promoción, eso es lo que tenemos que saber hacer. Además de reinventarnos estaremos compartiendo una cantidad de regalía mayor con el autor, tanto para electrónico como para el impreso”, dice.
En sintonía con sus palabras, Martí Soler precisa: “los interesados en el tema nos hemos abocado a agregar en los contratos con autores y agencias literarias, una cláusula que establece que podemos hacer el libro electrónico con esos derechos, ahí viene la primera problemática, vienen cuestiones sobre si es suficiente la regalía o se tiene que considerar de otra manera, no hay un costo de impresión entonces cuál es el costo que se le va a poner y nos llevará muy pronto a explorar los medios para llegar a eso”, apunta.
“En España, editoriales como Planeta y compañía han iniciado actividades en este sentido. Nosotros también estamos viendo cómo llegar al gran público a través de la pantalla. Las grandes librerías de EU ya lo están haciendo. Nosotros tenemos ya muchos títulos digitalizados que en un futuro se podrían poner a disposición del público”, dice Soler, quien no pierde de vista lo fundamental:
“La digitalización de los libros y su venta por Internet no es un tema nacional evidentemente, es un tema mundial, porque cualquiera en cualquier lugar del mundo podrá bajar esos libros, además hay que advertir que la lengua española es la tercera lengua que se habla en el mundo: cualquier libro tiene en potencia miles de lectores”, agrega.
Diseño, seducción y revolución tecnológica
Asimismo, Martí Soler no pierde de vista que el “libro electrónico hoy ya tiene un determinado tipo de público, el público joven, que es justamente quien a va a decidir si el libro impreso va a persistir o no, no nosotros que ya estamos casi casi de salida”.
Huerta coincide: “para los jóvenes que nacieron después de 1991, una cámara digital y un celular es lo único que conocen, para qué tener un rollo si puedes tener una memoria para cargar 5000 fotos, se preguntan. Mientras que en las editoriales seguimos imprimiendo papel habrá una desconexión.
Si nos quedamos con el consumidor viejo, mayor de 28 años, vamos a caducar”,alerta el editor de Mondadori.
La aparición de nuevos soportes electrónicos de lectura digital, cuyos diseños y ergonomía harán de estos objetos poderosos aparatos de seducción para las nuevas generaciones cambiando su experiencia de la lectura, aparatos como el Kindle o el Ipad significan una revolución en materia de intercambio y distribución de contenidos culturales y en la relación entre el sujeto lector y el objeto libro.
El aspecto más importante de esta coyuntura es la transición de generaciones y con ella la irrupción de nuevas pautas de convivencia y de nuevos aparatos que potencian la experiencia del individuo: la música en tiempo real o en sincronía con el propio deseo del consumidor cuando programa su I pod, la accesibilidad a la información por medio de la navegación por Internet, la emergencia del factor erótico en las relaciones afectivas por medio de la instantaneidad de los flujos de la comunicación en redes (desde Facebook hasta los teléfonos celulares).
Así, la diferencia generacional más allá de que el chico que hoy va en primaria y se relaciona con un montón de artefactos tecnológicos con una naturalidad y facilidad envidiable para los más grandes, más allá de que ese muchacho se “meta” a Internet a bajar todo tipo de contenidos, desde libros, videojuegos, discos, hasta softwares, tendrá que ver con el factor seducción y con la facilidad de intermediación de las tecnologías. La sofisticación del diseño no es una novedad pero su incorporación a los objetos de difusión cultural es un hecho ineludible.
Por ello, el escritor mexicano Ignacio Padilla dijo en entrevista: “Somos fetichistas, necesitamos portar algo, como los discos, la música no puede quedarse sola en el ciberespacio, mínimo tenemos que tener algo tan ergonómico como un Ipod, que está hecho para nuestra mano. El Kindle ya es ergonómica y repite la ergonomía del libro objeto. Mientras sigamos coleccionando los aretes de la abuelita necesitaremos que la obra que leemos nos pese en las manos”, dice Padilla.
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