Año y medio después de haberse anunciado la existencia de un manuscrito inédito del enigmático y vital escritor chileno Roberto Bolaño, el resultado son 360 páginas de una novela vertiginosa y punzante: El Tercer Reich, obra que Bolaño comenzó a escribir en 1989.
Como el vértigo que genera la contemplación del abismo, que es lo mismo que decir la contemplación de la verdadera y profunda naturaleza humana, y como una herida supurante que da comezón, cansa pero también puede convertirse en literalmente todo, en toda nuestra realidad, en toda nuestra experiencia y en toda nuestra vida, El Tercer Reich atrapa al lector desde las primeras páginas con una prosa precisa, veloz y madura.
Estas características, que si bien podrían definir casi toda la obra de Bolaño, imbricadas en esta novela nos presentan a un Bolaño arriesgado tanto por la forma de su escritura como por el fondo de sus cavilaciones.
Por lo mismo, El Tercer Reich es la evidencia de un Bolaño poético más no poeta, es decir de un escritor simbólico, un escritor desencantado, o claridoso inspector de su tiempo, un escritor detective, que busca el origen del mal y el verdadero o más vital sentido de la existencia inasible, y sobre todo, un escritor comprometido con una máxima imbatible: la concatenación caótica de la aventura, el riesgo y la libertad, es decir, la máxima de un escritor con mayúscula como decía Bolaño: aquel para quien la escritura es poesía, la poesía es vida, y la vida es una batalla donde lo único que salva es el abandono, una batalla perdida de antemano.
Así, Bolaño delinea un personaje melancólico y frío, racional y perdido, oscuro y profundo, paranoico y obsesivo: Udo Berger, el personaje principal de El Tercer Reich.
Vacaciones perdidas
Udo es un joven de 25 años que narra sus vacaciones de verano en la Costa Brava de Cataluña, a donde llega acompañado de su bella novia Ingeborg. El joven oriundo de Stuttgart y campeón alemán de un «wargame» de mesa llamado «El Tercer Reich», se hospeda en el hotel Del Mar, del cual guarda varias recuerdos pero uno sobre todo: Frau Else, la despampanante y exquisita esposa del dueño del hotel.
Udo, además, pretende preparar un artículo especializado sobre juegos de mesa para su publicación en una revista alemana por lo que de forma inmediata a su arribo al hotel dispone el tablero del Tercer Reich y practicar estrategias que lo conviertan en campeón internacional de este juego.
Mientras, Ingeborg disfruta de la playa y conoce a otra joven pareja de alemanes, Charly y Hanna, personajes que complicarán los planes originales de Udo. Ingeborg lo convence de salir y divertirse con ellos y en principio compartirán sus vacaciones pero ese ligero encuentro tendrá consecuencias inesperadas, entre ellas la fatalidad y la muerte.
Charly es un aventurero violento sin prejuicios a la hora de hacer amistades, como sí los tiene Udo, y su desparpajo le facilita entrar en contacto con un par de vagos, Lobo y Cordero, personajes con los que Bolaño ejemplifica la degradación del entorno, una Cataluña poco eficiente en contraste con la efectividad en la manera de actuar y operar de los alemanes.
Pero no darán ninguno de ellos el giro de tuerca más interesante de la novela, sino otro personaje, un hombre musculoso de rostro desfigurado por las llamas que vive en la playa solo y sin posesiones más que una serie de patines que renta en el día y cuyo apodo es El Quemado, personaje emblemático de la oscuridad que reverbera en los libros del chileno.
Con este personaje, Bolaño nos demostrará que las más sofisticadas estratagemas, sea en la guerra o en los juegos de mesa o incluso en las batallas cotidianas, pueden urdirse incluso en la mente del ser que en apariencia no representa más que un salvaje.
Por otro lado, el emblema de la desaparición lo reificará nuestro escritor en Charly, quien pese a ser un experto nadador un buen día después de meterse al mar y desaparece con su tabla de windsfurf. Hanna cae en la desolación y la desesperanza mientras la policía busca el cuerpo de su amado y días después, abatida, decide regresar a Alemania.
Cuando esto ocurre, Ingebor y Udo despiertan de una siesta y al mirarse a los ojos no se reconocen, “algo empezó a romperse entre nosotros”, recuerda Udo y poco tiempo después Ingeborg vuelve a Alemania. Udo será el único que permanezca en el hotel, obsesionado con una partida del Tercer Reich que entabla con El Quemado, en apariencia el salvaje.
Este salvaje pondrá prácticamente a Udo en jaque tanto en el tablero del juego como en la vida real que se nos narra en esta novela.
Esta partida entre dos seres antagónicos que se desvelan recreando el escenario de la Segunda Guerra Mundial nos lleva a pensar que la historia no podrá revertirse en el tablero: Udo, quien en el juego tienen el bando de los alemanes, va perdiendo insospechadamente la partida contra los rusos en poder del hombre musculoso.
Novela sintomática
Ya en esta novela, Bolaño prefigura varias de sus obsesiones y preocupaciones más vitales: la búsqueda continua, la desaparición resultante, el juego como experiencia, la aproximación a todo aquello que suene a abisal y desconocido, las raíces del mal, el desencanto por un mundo perdido, y la valoración por excelencia del único objeto y posesión que puede estimarse como verdaderamente preciada: la propia vida.
El Tercer Reich no es una de sus mejores novelas pero leerla y disfrutarla conociendo la historia y evolución de este escritor, es como si viajáramos en el tiempo y presenciáramos como un acto revelado el surgimiento de un escritor que podría marcar época.
La época del fin del heroísmo, la época en donde nuestras máximas contiendas por el honor se disputan sobre una mesa de juegos donde la trampa determina la sofisticación de los jugadores, una partida de roles y de bandos que exteriormente son una comunidad pero en el fondo no hacen más que velar nuestra irrestricta soledad: “en una Europa amnésica, sin épica y sin heroísmo. (No me extraña que los adolescentes se dediquen a Dungeons & Dragons y otros juegos de rol).”, dice Udo en esta novela.
El destino nos ha otorgado una ventaja al saber que el Apocalipsis Bolaño resultó: el escritor chileno realmente trazó con su estilo el camino de otros escritores para quienes la literatura es una apuesta valiosa pero que se sabe perdida de antemano, y ante esa verdad es donde radica la valentía, por ello podemos decir que aquel Bolaño novel y el Bolaño histórico marcó a una época y a toda una gran generación.
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