Daniela Schmidt, en La piedra de la paciencia

miércoles, 8 de junio de 2011

"Se aproxima un boom teatral en México": Daniela Schmidt
Culmina temporada La piedra de la paciencia
Una de las obras teatrales más profundas y envolventes de las que actualmente se encuentra en cartelera es la adaptación hecha por el actor y director Daniel Giménez Cacho, de la novela La piedra de la paciencia, con la cual el escritor Atiq Rajimi ganó el prestigioso Premio Goncourt en 2008. Esta obra teatral, protagonizada de forma contundente por la singular, talentosa e inteligente actriz Daniela Schmidt, es una de las más arriesgadas propuestas teatrales y el próximo 19 de junio finaliza una temporada que comenzó con el pasado fmx-Festival de México.

A pesar de su juventud, Schmidt es una actriz de trayectoria y con gran presencia en el escenario. Tiene experiencia en Europa y en Estados Unidos. Hace dos años se mudó a Nueva York, donde pudo ver de cerca el funcionamiento de esa gran maquinaria teatral que es Broadway. Lectora comprometida, estudiosa de su oficio e intérprete entregada, Schmidt, con quien pudimos conversar en un cafecito de la colonia Condesa, mientras recuerda sus actuaciones, mientras retrae en la memoria esos instantes que en el escenario se convierten en arte, sonríe y mira con entusiasmo el futuro:

"A partir de este año y, sobre todo, en el que viene va a arrancar un boom del teatro en México que va a estar muy interesante", afirma la actriz, quien confirma sus dichos en los recientes montajes de obras comerciales de gran calidad como Cock, Casi, un pueblo, El coleccionista, Juegos siniestros, algunas de ellas han convertido a sus autores en Premios Pulitzer.

Una diferencia ineludible: el público

El optimismo de Daniela se expande a las propuestas independientes, donde la actriz encuentra una gran calidad en todos los niveles: actores, técnicos, dramaturgos, directores. Y donde, para ella, teatro El Milagro tiene un lugar imprescindible y revitalizador. "El Milagro es un gran proyecto que le da cabida a montajes diferentes", expresa.

"Hay muchísimo talento en México que no hay que desaprovechar mucho menos siendo mexicanos. Después de haber vivido en Nueva York, creo que las propuestas de teatro de autor aquí en México son riquísimas. La diferencia en Nueva York es que allá se consume teatro a pesar de que las obras off-Broadway cuestan alrededor de $700. Es caro pero se mantiene. Lo que no sucede aquí porque, obvio, hablamos de realidades muy diferentes", dice la actriz.

Cuando ella habla, sin duda está pensando en la importancia de proyectos como La Capilla, El Milagro o de diversos colectivos independientes como Vaca Teatro, Teatro Legeste, Búho Grande Teatro, por mencionar solo a algunos, cuyos proyectos gozan de gran calidad pero tienen que remar contracorriente, en primer lugar porque es difícil conseguir público.

Daniela valora este tipo de iniciativas porque ella también tiene algunos proyectos personales en puerta: un espectáculo de cabaret y un espectáculo que honre a Chavela Vargas, "a quien adoro y admiro profudamente", dice.

Mucha paciencia

Picar piedra es la fórmula con la que se defiende el tiempo invertido en los proyectos, y en la formación y conformación del profesional. Cuando Daniela llevaba apenas un mes en Nueva York, recibió un mail de Daniel Giménez cacho, quien se presentó con ella y le mencionaba que quería enviarle la novela de Rajimi porque tenía pensado adaptarla en una obra de teatro en la que pensaba ofrecerle el protagónico. Daniela, encantada, recibió la novela, la leyó ("me enamoré de ella", afirma) y le dijo que sí. Esto fue en 2009. Giménez Cacho le comentó que el proyecto lo tenía pensado montar dentro de dos años, en el primer semestre de 2011.

Entonces, cada tres meses intercambiaban impresiones. Hasta que en diciembre de 2010, el director la contactó de nuevo para decirle que ya estaban listos y que comenzaban a ensayar el 23 de enero. Ella estaba en Los Ángeles trabajando en un proyecto de Univisión e hizo las gestiones necesarias para volver a México. Llegó aquí el domingo 22 de enero y, al día siguiente, a las 10 de la mañana ya estaba en su primera lectura. Durante ocho semanas trabajaron de lunes a domingo 8 horas diarias.

"Fue muy intenso pero muy nutrido", indica. "Fue un proyecto en el que, de repente, se juntaron todos los motivos por los que uno quiere hacer una obra de teatro", añade. Además, trabajando con Giménez Cacho se ha sentido con mayor libertad para buscar muchos motivos, o intercambiarlos. "Como actriz siento la libertad de poder buscar otras maneras de expresar esa misma cosa, entonces se vuelve una experiencia muy rica", dice.

Esta obra que trata sobre una mujer que por vez primera tiene la oportunidad de expresarse en un mundo que la ha condenado al silencio, afirma la actriz: "me ha hecho darme cuenta de lo ignorante que soy sobre la vida de personas que viven en otra cultura y de cómo hacemos juicios a priori de cosas que no conocemos. Y eso está muy mal y trae mucha desgracia a la vida".

"Al principio, en los ensayos leía el texto y apretaba los dientes, ¡cómo puede ser posible esto!, me decía. Y Daniel me contestaba: sí ok, pero no puedes juzgar. 'Pero está difícil', yo le seguía diciendo. Nos metimos a leer muchos documentales y ver muchas fotos y películas para tratar en entrar con muchísima empatía y con un cambio de pensamiento en el personaje", comenta Schmidt.

El proceso para levantar esta obra como actriz ha sido difícil. Los resultados están a la vista. El acierto del director en la obra y en la actriz es contundente. Es una pieza digna de ser vista. Quedan pocas funciones. No se la pierda.

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