Vestigios, poemas de Sandra Lorenzano

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Lorenzano, una poeta mayor

La poesía siempre es un remedio aunque su materia sea el dolor. Sandra Lorenzano, escritora poliédrica, lectora voraz, crítica aguda, excelente anfitriona y madre amorosa de tiempo completo, ante el padecimiento de una de las pérdidas más fuertes que puede experimentar un ser humano: la muerte de su madre, se metió en los abismos del alma y escribió poesía.
Pero como lo han hecho los poetas más vitales, ella usa la muerte y el dolor como motivos para subir a un mundo superior que es también oscuro y que es el instante poético, pero regresa después de volver la mirada a ese abismo y salir renovada. El resultado poético es un libro profundo y bello de nombre Vestigios (Pre-textos, 2010), que reúne varios poemas en torno de la ausencia y el amor.

"Un poco antes de que se publicara Saudades (su primera novela, en 2007) murió mi madre. Fue en un mes de agosto", nos confiesa la autora, luego de que le preguntáramos el por qué de un verso que se repite en los poemas: "agosto el mes más cruel".

"En aquel momento, yo no le quise dar el manuscrito de Saudades a mi madre porque le quería presumir el libro ya terminado. Pero ella no alcanzó a ver Saudades publicado", nos platica la escritora de mirada profunda y envolvente.
"Y luego de su muerte, cuando me senté a escribir me di cuenta que mi madre se había llevado con ella las palabras: la lengua materna. Lo único que fui capaz de escribir en ese momento fue poesía, así surgió Vestigios. Por eso la ausencia y el amor tienen tanto peso. Sólo a través de la poesía podía hablar sobre lo que sentía", comenta Lorenzano.

Los poemas de Vestigios gravitan en torno de tres núcleos o esferas: 1) las ausencias y la muerte, 2) el amor y el erotismo, y 3) el lenguaje, aspectos que en realidad son inefables e inabarcables. Por ello, profundos. Poemas en los que refulge el talento, el rigor y la audacia de la autora, quien ofrece, en pocos trazos y en pocas páginas, una obra completa en su incompletud, perfecta en su insustancialidad y muy proteica como alimento del alma humana. Las palabras son emociones e imágenes que a su vez son diálogo y encuentro. La palabra como un amuleto gozoso.

"Hay un flujo poético en este libro (que es un eco del sonido primigenio y ancestral). Tiene que ver con las huellas de la memoria. Vestigios alude a aquello que estuvo pero que ya no está y lo que nos queda es una pequeña marca que nos va a permitir tener un diálogo con lo que hubo.

"Es gracioso: terminamos siendo las ausencias de otros, las ausencias de lo que nosotros mismos fuimos: tú vas dejando de ser quien eres", precisa la autora.

Escritura pulida

El segundo aliento a la escritura fue la revisión: un proceso muy crítico, exigente, riguroso y "entonces quedó reducido a su mínima expresión: quedó casi como el vestigio de lo que era.", dice Lorenzano.

"La idea del instante, lo que surge del instante lo vínculo con dos momentos: la escritura y la lectura. El instante es casi un momento epifánico. Por un lado, a través del lenguaje poético te asomas a una suerte de abismo que tiene que ver justamente con tu conciencia de la muerte, del tiempo, de la finitud. Y, a partir de que te puedes asomar a ese abismo, en el mismo instante puedes vislumbrar la posibilidad del absoluto, y eso es un instante: el de la revelación poética.

"El instante de la lectura me parece igualmente epifánico, cuando mi propia interioridad puesta en palabras puede sintonizar con la del lector, lo que he construido encuentra a través de una reverberación un eco en el lector, se genera esta comunión entre el origen de la palabra poética y la reflexión de la palabra poética, el momento epifánico de la lectura. Son dos momentos apenas perceptibles de la iluminación poética".

El país se nos desangra y ¿para qué poetas?

Hay una frase de Hölderlin, "para qué poetas en tiempos de penurias". Entonces en este momento se puede pensar para qué un libro de poesía en este contexto terrible con los titulares del periodico hablándonos de los 30,000 muetos que van en el sexenio, un país que parece se nos desangra entre las manos, con la gente simida en el dolor, los padres perdiendo a sus hijos, los hijos que están perdiendo a sus padres, la desintegración, y ¿la poesía pa' qué, no?

"Entonces esta exigencia de asomarse al abismo y salir de ahí con un lenguaje renovado y pareciera que en este momento sólo a través de cainos que hemos explorado poco como el arte y la cultura podremos salir, generar otros espacios que no sean solo la violencia cotidiana, en ese sentido siempre un gesto poético auténtico es un gesto también ético y político.

"Este libro corre con suerte, enprincipio por lagenerosidad de Manuel Borrás, un hombre admirable como todos aquellos que se dedican a editar poesía, por suerte hay algunos locos en el mundo que seguimos creyendo que el cambio se va a dar por este lado. Y lo otro es cómo se inserta esto en mi trabajo dentro de otras áreas vinculadas a la literatura.

"Que gracioso: terminamos siendo las ausencias de otros, las ausencias de lo que uno fue: tu vas dejando de ser quien eres. Y tienen un peso (y en este momento Lorezano se espanta porque pierde, o cree más bien haber perdido, un arete) tan fuerte como la gente que está y te acompaña, estás tan acompañado tanto por los ausentes como por los presentes. Y en el momento de la escritura poética de pronto haces conciencia y, esa es una de las cosas que vez en ese abismo al que te asomas, la cantidad de ausentes que te están constituyendo.

Locutora de radio

"A través del programa de radio ha sido una sorpresa descubir la cantidad de historias que valen la pena y el talento de la gente. El proyecto surge de una anécdota de Paul Auster, un proyecto que tuvo en la radio pública de los EU. Le ofrecieron que hiciera un programa de radio. Llegó a su casa y le dijo a su esposa, '¿qué hago?, la verdad es que no tengo tiempo'. Ella le contestó: 'y ¿por qué no invitas a la gente a que te envíe sus cuentos? No escribas tú, que escriba la gente' Entonces el programa consistía en leer los cuentos que la gente le enviaba. El formato del programa de Lorenzano es similar sólo que ella en la primera parte los invita a leer, "porque leer es maravilloso. En el fondo lo que queremos es compartir el amor por la palabra literaria".

"No hay nada más importante que mi hija. No podría no ser mamá de Mariana", reconoce.

Vestigios fue presentado en la librería del FCE Rosario Castellanos, Centro Cultural Bella Época (Tamaulipas 22, Condesa), con los comentarios de Rocío Cerón, Pepe Gordon y Nicolás Alvarado, y, además, la violonchelista Jimena Giménez Cacho interpretó una serie de composiciones que creó a partir de la lectura de los poemas de Lorenzano.
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