Enemigo Interno, Werner Herzog

domingo, 14 de febrero de 2010

Nicolas Cage sorprende por su actuación


¡Alto!, ¡contra la pared!, ¡será mejor que cooperen, coinciden perfecto con la descripción, ¿qué drogas traen?, profiere el teniente Terence McDonagh, uno de los mejores policías de Nueva Orleans, a una joven pareja de enamorados que salen del bar denominado Gator’s Retreat notoriamente alterados por alguna sustancia ilegal.


Esta es la escena clásica del detective arriesgado y que cumple su trabajo al renglón sin importar los desvelos o la parca alimentación, todo por cumplir con su deber, y también es la escena leitmotiv de Enemigo Interno (Bad Lieutenant) nueva cinta del célebre director alemán Werner Herzog, quien vio en Nicolas Cage al hombre perfecto para dar vida a este peculiar detective.


Terence McDonagh  era el policía perfecto, siendo detective es condecorado tras resultar herido al rescatar a un prisionero a punto de morir ahogado, al poco tiempo se convierte en uno de los mejores tenientes de su jurisdicción policial pero presenta dificultades para caminar por ello intenta calmar su dolor con vicodin.


Hasta aquí, el personaje parece encajar a la perfección con el clásico héroe estadounidense superdotado pero poco a poco el director nos empieza a revelar a uno más de sus conocidos antihéroes de un mundo regido por la ley del más fuerte. Lo dice McDonagh,

“un hombre sin pistola no es un hombre”.


Como una catarata, Herzog nos devuelve la mirada y nos sonríe, la carcajada no se escucha pero podemos intuirla, la pregunta es si seremos capaces de sentir empatía por este sujeto, el teniente MacDonagh, porque con el ágil rodar de la cinta comienza a revelar su cara más oscura:


De entrada nos enteramos de que frecuenta a una bellísima y deleitable prostituta, Frankie (Eva Mendes). Sufre una compulsiva obsesión por las apuestas en el futbol americano, a tal grado de contraer deudas por millones de dólares. Para resolver los casos llega al extremo de poner en riesgo la vida de una anciana con el tal de que la persona que está a cargo de la anciana hable sobre el paradero del único testigo del asesinato de cinco inmigrantes senegaleses, una familia. Lo anterior sin que perdamos de vista la alta violencia con la que se dirige.


Pero lo mejor de esta catarata de cualidades es que el teniente de impecable uniforme es un adicto y su profesión la convierte en un oasis. La mayoría de los casos que persigue McDonagh tienen que ver con asuntos de narcóticos. De esta forma, su profesión le permite subsanar todas sus adicciones. ¿Qué drogas tienes?, dijimos que él pregunta. Su verdadera intención es quedarse con las drogas que confisca.


La actuación de Cage es formidable. Nos presenta a un ser esquizofrénico, destructivo, violento, alterado, cansado, ligero pero leal e incluso capaz de amar. Un héroe que gana porque es astuto, un personaje al que habría que entender como sujeto de su tiempo, adicto y salvaje,  complejo y contradictorio.


Para cerrar el círculo que dibujé al comenzar este comentario, Herzog nos regala una de las escenas más sensuales y sintomáticas del cine de nuestro tiempo donde retrata la vida nocturna y animal de una buena parte de los individuos de este planeta: después de preguntarle a la joven pareja que ya mencionamos por la drogas que llevan consigo y tras un débil intento de estos por disuadirlo, la chica, que es un portento de chica, le entrega la droga.


McDonagh cree que es cocaína, y le pide a la muchacha que le dé, ¡justo ahí en el estacionamiento en donde los detuvo! Ella saca una pipa y le da un toque, él piensa que es coca fumada y no inhalada. La chica le convida del humo que ha extraído. En realidad es heroína fumada más no inyectada. Y el efecto es inmediato. En presencia del joven que es pareja de la mujer, ésta besa al teniente y lo masturba mientras los dos prueban de la droga.


McDonagh nunca suelta su arma. La cara del joven nos hace pensar, ¡híjole, pobre chavo!, no quisiéramos estar en su lugar. En breve, McDonagh ligeramente apoyado en un auto penetra a la chica. Los dos disfrutan. El joven decide correr. McDonagh dispara y dice, ¡quédate y ve!, ¡quédate y ve a tu perra gritar! 


Una excelente película que recupera las bases del cine noir y que por momentos nos recuerda lo más ácido de David Lynch, con quien Herzog trabaja actualmente en la cinta My son, my son, what have I done?


¿A poco no se te antoja?

  

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