Jorge Volpi, El jardín devastado, Alfaguara

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ante el egoismo no se puede hacer nada

La actual crisis financiera pasará a la historia como la comprobación del fracaso del sistema neoliberal, que instauró el descrédito de la solidaridad y de la hermandad, una lógica que ha descompuesto nuestras propias relaciones íntimas, pues “ante el egoísmo no se puede hacer nada.”

“No hay nada que hacer, hoy el egoísmo parece no ser capaz de transformarse en esa identificación con el otro”, menciona el escritor Jorge Volpi en entrevista a propósito de la publicación de su más reciente novela, El jardín devastado (Alfaguara, $189).

“Sin embargo, yo estoy en absoluto desacuerdo cuando los escritores dicen que las novelas no sirven para nada. Yo creo que si la especie humana inventó la novela tiene que ver con una función social. No sirven sólo para entretener o para tener un goce estético privado.”

"Por eso creo que
la literatura de ficción, la que intenta realmente ser profunda ,es una de las
pocas herramientas que en nuestros días pueden alimentar la empatía",
como respuesta al egoísmo exacerbado.

Pero para alcanzar esa empatía es preciso inspeccionar en lo que nos hermana, los sentimientos oscuros y escondidos, lo que escritores como Bolaño llaman el abismo, ese aspecto insondable de la vida humana, nuestras pasiones y deseos más primarios, nuestras pesadillas y demonios.

“Hay que mirar el abismo a los ojos, aunque esto es muy difícil y por lo mismo no siempre se puede.”

“No basta tocar un tema terrible para hacer una exploración profunda. La literatura debe servir como una especie de excavadora con la que realmente indagues en cualquier situación.”

“Quise explorar esa parte oscura de nuestra época y también de mi mismo. El resultado ha sido una descripción de los aspectos humanos desde su visión más negativa.”

“Y creo que es saludablemente tener esa visión” porque te das cuenta que siempre "está latente la posibilidad de la destrucción".

“Además, quería hacer una exploración narrativa del dolor propio y de la indiferencia ante el dolor ajeno, mediante una mezcla de memoria, ficción y aforismos. Después mis anteriores novelas, intenté arriesgarme a algo que no había hecho nunca: por un lado, esa exploración de suma precisión del lenguaje y, por el otro, mezclar géneros distintos.”

El jardín devastado cuenta tanto la historia de un intelectual que llega a México después de una temporada en Estados Unidos y una historia paralela sobre una de las tantas víctimas de la guerra de Irak.

“El título es metafórico en varios niveles. La primera metáfora es la más obvia porque se supone que el Jardín de Edén estaba en Mesopotamia, hoy Irak, jardín que termina devastado. Pero también es una metáfora de los jardines interiores, el jardín es la naturaleza domesticada, es la intención de civilizar a la naturaleza y esa naturaleza civilizada de repente es arrasada por el propio que quiere civilizarla.”

Entonces, como propones en tu libro, el humanismo termina siendo un terrorismo.
“Eso es algo muy negramente irónico, que resultó de jugar con la formulación de Sartre ‘el existencialismo es un humanismo’. Es llevar esta fórmula al absurdo. El terrorista no diferencia entre las víctimas. Todos somos iguales ante esa muerte provocada por el terrorista. O sea, el humanismo es un antihumanismo en realidad”, porque atenta contra la propia vida humana. Recordemos que el hombre es la única criatura capaz de asesinar maquinalmente a otro de su propia especie.

“Con respecto a Irak, es evidentemente que hay experiencias que nos resultan familiares y si en México empezamos a llegar a cosas como las de Morelia, de pronto se parecen más.”

“Yo, como el narrador de la novela,
llegué a México después de 10 años para encontrar un país brutalmente dividido,
enfrentado, lleno de rencor, después de un momento muy brillante en el 2000
cuando parecía que todo mejoraría.
Seis años después habíamos dilapidado por completo las esperanzas del 2000. Que es como si los estadounidenses dilapidaran en cuatro años por completo lo que ha pasado hoy. La sensación de la gente cuando ganó Fox es similar a la sensación que hay ahora con el triunfo de Obama. Esperamos que con él no se dé el desperdicio como el que ocurrió en México con los seis años de Fox.”

En el país que heredó Fox, horrorizado y amenazado, parecería que cada quien tuviera un pizarrón para ir anotando cuántos muertos ha habido del narcotráfico, como si se tratara de establecer récords.”

El fenómeno del narco hay que entenderlo globalmente. Este puritanismo de lucha feroz contra las drogas a los únicos que beneficia es a los productores y distribuidores. Uno puede combatir la producción pero eso no acabará con el consumo, lo único que hará será limitarlo y si acaso encarecer el producto. Esa es la comprobación máxima de la poca utilidad que tiene el combate frontal contra el narcotráfico. Mientras la lógica global, dirigida todavía por EU, no quiera encontrar una salida distinta, seguiremos en esta situación entrampada que sólo genera más violencia.”
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