After Dark, de Haruki Murakami

jueves, 11 de diciembre de 2008

Para acostarse con ella


El tiempo real ahora se ha trasladado a la literatura, de tal forma que al acostarnos con la última novela de Haruki Murakami, la lectura nos permitirá convertirnos en una delgada chica oriental de cabello negro lacio y largo que se desnuda frente a la cama de otra mujer aún más hermosa, la cual duerme un sueño muy profundo desde hace meses: su hermana, Eri.

Después de bajar en cámara rápida hacia los barrios bajos de Tokio, el lugar de la disección vital de Murakami, quien con aguda descripción detalla lo fundamental y con una facilidad impresionante narra secuencias tan cercanas a lo cotidiano, nos presenta en su novela, After Dark (Tusquets, $199), el viaje iniciático, a la vez cinematográfico, nocturno y musical, contado en tiempo real y con tintes paranormales, de Mari, una joven de 20 años, que busca encontrar “algo” y decide emprender su búsqueda una noche; tal vez aquello lo encontrará al amanecer, después de la noche.

A las 11:56 p.m., Mari, sudadera gris con capucha, pantalones de mezclilla, tenis viejos de color amarillo, piel blanca, lee en el interior de un merendero llamado Denny’s. Ahí conoce a un guitarrista de jazz, quien parece reconocerla y se le acerca; el es un antiguo conocido de su hermana Eri.

Mari es tímida por eso no accede fácilmente a platicar con él, además no parece temerosa. Ella ha crecido a la sombra de su hermana Eri, modelo de pasarela, lo que probablemente la ha llevado a no mostrar interés por nadie, mucho menos por mostrar el más espontáneo y más sincero de sus gestos: una simple sonrisa.

En su viaje, Mari nos llevará a pensar en las causas de su extravío, de la extraña experiencia que impide despertar a su hermana y del momento en que el lazo entre ellas llegó a tal grado de tensión que actualmente pende de un hilo.

Iremos del interior de Denny’s hasta un lov-ho, motel de horas, de nombre Alphaville como la película de Godard, en donde Mari fungirá como intérprete de una prostituta china que no habla japonés y que se encuentra en estado de shock, pues un cliente la ha dejado golpeada y desnuda en una de las habitaciones del motel.

La música del bajo mundo, literal y figurativamente, los deseos e intereses más primarios del ser humano, así como los omnipresentes 7 eleven’s del mundo occidental plantados en la capital japonesa, acompañarán las casi siete horas de lectura que el glorioso tiempo real de nuestra época ha podido contabilizar.

Por eso, aquella experiencia que podía extenderse por días, semanas y meses, incluso años, debido a la aceleración del tiempo lineal se transforma en reflexión a dos manos, lector-autor, autor lector, reflexión en la que concluimos que la vida en su expresión más espontánea, más fiel a lo real, se encuentra y se produce donde menos te lo esperas.

Así, después de la noche y tras haber viajado con Mari en la madrugada, llegaremos con ella a la cama de Eri y seremos testigos de cómo se quitará la ropa para nadar en las sábanas de su hermana asiéndose a su cuerpo tibio y hermoso, mientras intenta diluirse con ella en un abrazo, el que se le había olvidado en un ascensor cuando eran niñas, el que dejaron en un recuerdo difuso, un abrazo que tal vez pueda hacerla por fin despertar de ese largo sueño, despertar para siempre, al compás del jazz de Curtis Fuller, "Five Spot After Dark".
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